Ha llegado el momento de desglosar ampliamente todas estas cosas, a fin de que lo primero que uno necesita saber en la vida es de donde viene, para donde va y cual es el objeto de la existencia; para que existimos, por que existimos, etc. Incuestionablemente, si queremos nosotros saber algo sobre el destino que nos aguarda, sobre lo que es la vida en sí, es indispensable saber que es lo que somos.
El cuerpo físico en sí mismo no es todo. Un cuerpo está formado por órganos, cada órgano está compuesto por células, a su vez cada célula esta compuesta por moléculas y cada molécula por átomos. Si fraccionamos cualquier átomo, liberamos energía. Los átomos en sí mismos se componen de iones, que giran alrededor de los electrones, de protones, de neutrones, etc. El cuerpo físico se resume en distintos tipos y subtipos de energía, el mismo pensamiento humano es energía. Del neo-palial en el cerebro salen determinadas ondas que pueden ser sabiamente registradas.
La llamada materia no es más que energía condensada. Por eso dijo Einstein : E = m.c2 (energía es igual a masa multiplicada por la velocidad de la luz al cuadrado); también afirmó en forma enfática que la masa se transforma en energía y la energía se transforma en masa.
El cuerpo físico tiene un fondo vital orgánico, el Lingan-Sharira de los Teósofos, la condensación bio-termo-eletromagnética. Cada átomo del cuerpo vital penetra dentro de cada átomo del cuerpo físico y lo hace vibrar y centellear. El doble vital o cuerpo vital es realmente una especie de doble orgánico.
Si se le sacara definitivamente el cuerpo vital a una persona física y no se le volvese a traer, moriria la persona física . Sin embargo, tal cuerpo no es más que la sección superior del cuerpo físico, es la parte tetradimensional del cuerpo físico. Los Vedantinos consideran al cuerpo vital y al físico como un todo, como una unidad.
Un poco mas allá de este cuerpo físico, con su asíento vital orgánico, tenemos nosotros al Ego. El Ego es una suma de diversos elementos inhumanos que en nuestro interior cargamos. Es obvio que a tales elementos los denominamos ira, codicia, lujuria, envidia, orgullo, pereza, gula, etc.
Así pues que el Ego no es más que eso. Hay gentes que entronizan al Ego en el corazón, que le hacen un altar y le adoran. Son equivocados sinceros que suponen que el Ego en sí mismo es divinal, y en esto están perfectamente equivocados. No quieren darse cuenta tales personas de que sección superior y sección inferior de una misma cosa, pues son la misma cosa.
El Yo en sí mismo es tiempo, el Yo en sí mismo es un libro de muchos tomos. En el Yo están todas nuestras aberraciones, todos nuestros defectos, aquello que hace de nosotros verdaderos animales intelectuales en el sentido más completo de la palabra. Algunos dicen que el Alter Ego es divino, y lo adoran. Es otra forma pues de buscar escapatorias para salvar al Yo, para minimizarlo. El Yo es el Yo, y eso es todo. La muerte en sí misma, realmente, es una resta de quebrados. Terminada la operación matemática, lo único que continua son los valores. Estos valores son buenos y malos. La eternidad se los traga, los devora. En la luz astral los valores se atraen y repelen de acuerdo con las leyes de inmantación universal.
Los valores son los mismos elementos inhumanos que constituyen el Ego. Estos elementos a veces chocan entre sí, o simplemente se atraen o repelen.
La muerte es el regreso al punto original de partida. Un hombre es lo que es su vida; si un hombre no trabaja su propia vida, si no trata de modificarla, está perdiendo el tiempo miserablemente. Un hombre no es más que esto, lo que es su vida. Nosotros debemos trabajar nuestra propia vida, para hacer de ella una obra maestra. La vida es como una película; cuando termina la película, nos la llevamos para la eternidad. En la eternidad, revivimos nuestra propia vida que acaba de pasar. Durante los primeros dias el desencarnado, el difunto, suele ir a la casa donde murió, y hasta habita en ella. Si murió por ej. a los ochenta años, seguirá viendo sus nietos, sentandose a la mesa, etc. Es decir, el Ego está perfectamente convencido de que aún esta vivo y no hay nada en la vida que logre convencerlo de lo contrario.
Para el Ego, nada ha cambiado, desgraciadamente. El ve la vida como siempre. Sentado por ej. ante la mesa del comedor, pedirá sus alimentos acostumbrados. Obviamente, no lo verán sus dolientes, pero en el subconsciente si, responderán. En su subconsciente, pondrán a la mesa los indicados alimentos. Es obvio que no van a poner alimentos físicos, eso seria imposible, pero sí pondrán formas mentales, muy similares a los alimentos que el difunto acostumbraba a consumir. El difunto tiene que revivir en el mundo astral toda la existencia que acaba de pasar. El difunto, identificado con la misma, en la verdad saborea cada una de las edades de la vida que terminó.
En estas condiciones el difunto tendrá practicamente que presentarse ante los tribunales de la Justicia Objectiva, o de la Justicia Celestial. Tales tribunales son perfectamente distintos a los de la justicia subjectiva o terrenal. En los tribunales de la Justicia Objectiva solo reina de verdad la ley y la misericordia, porque es obvio que al lado de la justicia siempre está la misericordia.
Tres caminos se abren ante el difunto:
Unas vacaciones en los mundos superiores para gentes que lo merecen. En el DEVACHAN, region superior del mental.
Retornar en forma mediata o inmediata a una nueva matriz.
Descender a los mundos infiernos hasta la Muerte Segunda de que habla el Apocalipsis de San Juan y el Evangelio del Cristo.
Obviamente, quienes logran el ascenso a los mundos superiores, pasan por una temporada de gran felicidad.
Normalmente el Alma, o Conciencia, se encontra embotellada entre el Yo de la psicología experimental, el Ego que, es una suma de diversos elementos inhumanos. Mas sucede que aquellos que suben a los mundos superiores, abandonan al Ego temporariamente. En esos casos el Alma, o Conciencia, o Esencia, sale de ese calabozo horrible que es el Ego, el Yo, para ascender al Devachan de que nos hablaron los indostanes; una región de felicidad inefable, en el mundo de la mente superior del Universo. Allí se goza de una auténtica felicidad.
Posteriormente, la Conciencia, o Esencia, o Alma, abandona también el mundo de la mente, para entrar en el mundo de las causas naturales. En el Mundo Causal resuenan todas las armonías del Universo; allí se siente en verdad las melodias del Infinito. Sucede que en cada planeta hay múltiples sonidos, pero todos ellos entre sí sumados dan una nota síntesis, que es la nota clave del planeta.
Quienes viven en esa región, son felices en el sentido más transcendental de la palabra. Pero todo premio a la larga se agota, cualquier recompensa tiene un límite, y llega el instante que el Alma que ha entrado al Mundo Causal debe retornar, regresar y descenderá para meterse nuevamente dentro del Ego, dentro del Yo de la psicología experimental. Posteriormente esta clase de Almas vienen a impregnar el huevo fecundado, para formar un nuevo cuerpo físico, se reincorporan en un nuevo cuerpo físico, vuelven al mundo. El 3ro. camino que aguarda a los que descienden a los mundo infiernos. Se trata de gentes que ya cumplieron su tiempo, su ciclo de manifestaciones, o que fueron demasíado perversas. Tales gentes involucionan indubitablemente, dentro de las entrañas de la tierra.
El Dante Allíghieri nos habla, en su Divina Comedia, de los nueve círculos dantescos; y el ve esos nueve círculos dentro del interior de la tierra.
Nuestros antepasados de Anahuac, en la gran Tenochtitlán, hablan claramente del Mixtlán, la región infernal, que ellos tanbién ubican en el interior mismo de nuestro globo terrestre. A diferencia pues de algunas otras sectas o religiones, para nuestros antepasados de Anahuac, como hemos visto en sus códices, el paso por el Mixtlán es obligatorio, y lo consideran sencillamente como un mundo de provación, donde las almas son probadas. Y si logran pasar por los nueve círculos, incuestionablemente ingresarán al Edén, o sea, al paraíso terrenal.
Para los Sufis mahometanos, el Infierno no es tampoco un lugar de castigo, sino de instrucción para la Conciencia, y de purificación.. Para el Cristianismo, en todos los rincones del mundo, el Infierno es un lugar de castigo y de penas eternas. Sin embargo, el círculo secreto del cristianismo, la parte oculta de la religión cristiana, es diferente. La Muerte Segunda en sí misma, suele ser muy dolorosa. El Ego siente que se vuelve pedazos, se caen sus brazos y piernas, sufre un desmayo tremendo. Momentos después, la Esencia, o lo que hay de alma metida dentro del Ego, queda libre, ya que el Ego se reduce a polvareda cósmica ...
Emancipada la Esencia, asume una hermosísima figura infantil llena de radiante belleza; este es el instante solemne en que los Devas de la naturaleza examinan la Esencia liberada.
Obviamente, quienes han pasado por la Muerte Segunda, salen a la superficie del mundo, reinician nuevos procesos evolutivos, que indubitablemente habrán de empezar por el mineral, la piedra, proseguirán por lo vegetal, continuarán con el animal y por último tendrán aceso a la vida humana, o sea, se reconquistará el estado de humano, o humanóide, que otrora se perdiera.
Resulta interesantísimo ver a eses gnomos o pigmeos entre las rocas, parecen pequeños enanitos, con sus grandes ojos y su longa barba blanca. Porque la gente se ha vuelto ahora tan complicada, la mente se ha desviado tanto de las sencillas verdades de la Naturaleza, que dificilmente puede aceptar de buena gana estas cosas. Más bien ese tipo de conocimiento lo aceptan las gentes simples y sencillas, aquellos que no tienen complicaciones tantas en el intelecto.
Al llegar al estadio humano se le asigna a la Esencia ciento y ocho vidas para su Auto-realización íntima. Si durante las nuevas 108 vidas no se consigue la Auto-realización íntima del Ser, prosigue la rueda de la vida girando.
Conclusión : la rueda del samsara gira 3000 veces.
Si en 3000 ciclos de 108 vidas cada uno, no se auto-realizan las Esencias, toda puerta se cierra, y la Esencia misma, convertida simplemente en un elemental inocente, se submerge entre el seno de la Gran Realidad, es decir, entre el gran Alaya del Universo, entre el Espíritu Universal de vida o Parabrahatman, como le denominan los indostanes, la Gran Realidad.
En el primer caso, mencioné unicamente la Ley de la Transmigración de las Almas; que aquellos que cumplian el ciclo de 108 existencias , que les tocaba descender entre las entrañas del mundo y posteriormente, muerto el Ego, volverian a evolucionar desde el mineral hasta el hombre. Esta es la Doctrina de la Transmigración.
Ahora estoy hablando de la Doctrina del Eterno Retorno de todas las cosas, junto con esa otra ley, la Ley de Recurrencia. Si uno, en vez de descender entre las entrañas del mundo, retorna en forma mediata o inmediata aquí al mundo, es obvio que tendrá que repetir, sobre el tapete de la existencia, su misma vida, la vida que finalizó.
Ustedes me dirán que eso es demasiado aburridor, todos estamos aquí repitiendo lo que hicimos en la pasada existencia, en el pasado retorno. Sí, es tremendamente aburridor, pero los culpables somos nosotros mismos porque, como ya les he dicho, un hombre es lo que es su vida. Si nosotros no modificamos la vida, tendremos que estar repetiéndola incesantemente.
viernes, 14 de diciembre de 2007
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