"La genialidad, en realidad, significa poco más que la facultad de percibir de un modo inhabitual". William James
Según Spanski la mente humana puede funcionar en dos modalidades: en modalidad receptora y en modalidad procesadora.
La procesadora es la que más desarrollada tenemos. La educación formal tiene como propósito el entrenarnos precisamente esta capacidad mental. Tenemos un objetivo, unos medios y una vía o metodología. La mente procesadora funciona de una manera racional en el sentido weberiano de adecuación de medios a fines. Como decía un profesor de matemáticas en el colegio: ante un problema hay que hacerse tres preguntas. "¿Qué me preguntan?, ¿Qué datos me dan?, y ¿cómo juego con ellos?.
No es éste un mal modelo de funcionamiento de la modalidad procesadora, modalidad que es muy útil para la vida diaria; nos permite tomar un autobús o un avión y llegar al punto de destino y alcanzar objetivos en el curso de nuestra existencia. Es útil y necesaria pero no suficiente si aspiramos a vivir una vida realmente creativa. Para ello hemos de ser capaces de acceder a la otra modalidad: la mente receptora y alcanzar niveles de excelencia en su manejo.
¿En qué consiste esa capacidad receptora y por qué es tan importante en el proceso creativo?
Mejor que extendernos en teorías que pueden sonar a abstractas -cuando no abstrusas - para el lector no iniciado en estos temas, será el recurrir a un modelo, a un ejemplo viviente de alguien que ha experimentado ese grado de maestría en el manejo de ambas modalidades de pensamiento.
Walter Russel, "el hombre que descubrió y utilizó los secretos del universo" en el título del libro de Glenn Clark. Este autor junto con el Dr. Alexis Carrel durante los años treinta estaban muy preocupados por la marcha de un mundo que acababa de vivir una terrible crisis económica y que se encaminaba a pasos agigantados hacia una nueva contienda mundial. Había que hacer algo para evitarlo pero ¿qué?. Alexis Carrel le envió un mensaje. "El futuro de la humanidad está comprometido. El género humano sólo puede superar la crisis si somos capaces de encontrar a un grupo de personas que haya conectado con la sabiduría del Universo, conozcan sus leyes y vivan en conexión con la Fuente encarnándolas en sus vidas. ¿Puedes ayudarme a encontrarlos?".
No le resultó difícil encontrar alguno en el campo de la religión, pero se trataba de que fueran gentes situadas en el mundo de los negocios, la ingeniería o las artes. Encontró al Dr. George Washington Carver quien se entrevistó con el Dr. Carrel, pero pronto estalló la Segunda Guerra Mundial y poco después ambos fallecieron. Glenn Clark, fundador de un College, siguió buscando.
Varias personas le hablaron de Walter Russel como la persona que encarnaba perfectamente el tipo de hombre que buscaba. Por fin se lo presentaron. ¿Quién era Walter Russel?. Sin haber completado la escuela primaria era un notable músico, excelente pintor, genial escultor, exitoso hombre de negocios, fantástico patinador artístico y modélico criador de caballos de raza, además de inspirado arquitecto, profundísimo filósofo, descubridor científico, extraordinario y prolífico escritor, conferenciante. Profundamente respetado por personajes de su tiempo como el poeta Rudyard Kipling, George Bernard Shaw, Thomas Edison y Franklin Delano Roosevelt, presidente de los Estados Unidos del que Walter Russel fue, además de amigo personal, su escultor oficial. Por lo demás recibió, doctorado honoris causa, condecoraciones y distinciones en diversos países, incluida la Academia de Artes y Letras de Toledo en España.
Alguien que apenas había completado sus estudios primarios... "a los diez años tuve que dejar la escuela por reveses familiares y ponerme a trabajar", explica Walter Russel que había nacido en Boston, Massachusetts el 19 de Mayo de 1871.
¿Cómo es posible?. Y, sobre todo, ¿cómo era este hombre y cómo llegó a saber tanto y tan bien?.
Glenn Clark cuando se encuentra con él por primera vez le describe de la siguiente manera: "supe por el corte de su barba que hablaba con un artista. Por cejas anchas y por la profundidad de sus ojos que hablaba con un filósofo. Su modo eficiente y vital de hablar le revelaba como un hombre de acción. Había, además, una luz en sus ojos que le mostraban como alguien profundamente inspirado que vivía cerca de los Grandes Poderes Invisibles del universo. Además era de una sencillez y modestia pasmosas e inspiraba paz por todos sus poros. Por lo demás su aspecto físico era normal, de baja estatura aunque, como vimos, de una gran talla artística, moral, intelectual y humana.
En un momento de la entrevista celebrada en su estudio de escultura en Nueva York a mitad de los años cuarenta, Glenn Clark se vuelve hacia él y le espeta "¿Puede darme el secreto de su vida?". Walter Russel primero duda y luego responde: "Sí, creo sinceramente que cada persona tiene a un genio consumado dentro de ella. Algunas parecen tenerlo más que otras sólo porque son más conscientes de ello, es la consciencia o inconsciencia de esto lo que hace que unos sean maestros y otros estén atados a la mediocridad. Creo que la mediocridad es auto-inflingida y que la genialidad es auto-otorgada. Todos los hombres exitosos que conocí -y he conocido a muchos- llevan dentro de ellos la llave que les abre a esa consciencia y permite que entre el poder universal que los convierte en maestros".
¿Cuál es la llave?. Pregunta el entrevistador. "Esa llave es el deseo liberado en la gran Energía eterna del Universo". ¿Podría explicarlo? "La esencia de la grandeza no está en los libros ni las escuelas. Está escrita en la conciencia interior de quien quiera que intensamente busque perfeccionarse en sus logros creativos. Y esa esencia sólo es comprendida por esos hombres, cuyos mejores representantes destacan porque son infalibles trabajadores y sus mentes se hacen más agudas a medida que cumplen años.
La vida de los grandes hombres comienza a los cuarenta, cuando la de los hombres mediocres termina.
Los genios son una fuente de logros creativos hasta que exhalan el último suspiro. Han aprendido a recoger el pensamiento -energía y a utilizarlo para plasmar sus concepciones en formas materiales. Su pensamiento está dirigido en la dirección deseada. Son capaces de gran concentración y dejan una obra considerable a la posteridad. Estas características son compartidas por los grandes hombres de nuestro tiempo como Edison, Henry Ford o Theodor Roosvelt".
Su propia vida es un ejemplo de esto. Se mantuvo joven energético y productivo hasta una edad avanzada, igual le sucedió a Pablo Ruiz Picasso. El contento interior es la "variable de control" que promueve el éxtasis, "la condición normal de la mente genial". Ese éxtasis interior de la mente es fuente de juventud y fuerza. Quien la encuentra, encuentra la omnipotencia y la omnisciencia "...Mandas la naturaleza en la medida en que estás dispuesto a obedecerla ... la naturaleza es una diosa celosa para que te susurre al oído sus inspiraciones, tienes que quedarte completamente a solas con ella".
En una ocasión, Lilliam Russel le pregunta a Rodin si era difícil aprender a ser un gran escultor. "No, señora -le respondió- no es difícil. Es muy simple. Todo lo que tienen que hacer es comprar un bloque de mármol y sacarle lo que no quiere". Pero ¿cómo saber qué sacarle? ¿Cómo trasladar el pensamiento eterno en forma externa?. La fórmula de Walter Russel tiene cinco puntos: humildad, reverencia, propósito profundo y alegría.
"Nadie puede considerarse ni sombra de sabio si no aprende primero a "perder su yo", sólo perdiéndolo puede llegar a encontrarse".
1º- Humildad: se trata de abandonar la parte (yo personal) por el todo (yo universal). "Cuando alcancé el favor del público -dice Walter Russel- me sentí muy humilde porque supe en mi interior que había solamente comenzado a explotar mis recursos. Sabía que ni siquiera había alcanzado esa pulgada extra que separa de la mediocridad y que convierte a uno en un mensajero merecedor de serlo. Todo es idea, pensamiento, antes de plasmarse; todo proviene de la mente universal que conecta nuestras mentes y a la que pertenecen".
2º- Reverencia: "Nadie puede negociar, escribir un libro o inventar nada sin tener primero esa profunda reverencia que le hace saber y sentirse como un mero intérprete del mundo del pensamiento, alguien que crea un producto con un propósito en mente. Ahora bien si te fijas sólo en el producto tan sólo verás los efectos de la causa. Si, por el contrario, miras reverentemente en el sentido contrario, hacia adentro de ti mismo. Te quedarás pasmado con lo que allí encontrarás. Para ello necesitas quietud y soledad para conocerte completamente. Entonces escucharás los susurros de la fuente universal de toda consciencia que te inspirarán. Esos son los mensajes auténticos, las revelaciones auténticas que te informarán, guiarán y mostrarán el camino hacia la Fuente del mundo del pensamiento y con gran reverencia saldrás de la Fuente a través del mundo del pensamiento al mundo que llamamos Creación o producir a través de las interpretaciones, las imágenes que se aprecian en tu mente y que no ves. Pronto te encontrarás utilizando las fuerzas cósmicas que tampoco puedes ver, en lugar de trabajar ciegamente en la oscuridad. Aprendí a entrar en mi estudio con la reverencia con la que uno entraría en un santuario preparado para que yo me convierta en co-creador con el Pensador Universal de todas las cosas. Al entrar en mi estudio no me digo "soy escultor, debería de ser capaz de hacer eso". Sino que digo "soy un intérprete capaz de pensar aquello en mi que merece ser hecho". Cuando consigo esa sensación, ese ritmo, esa medida que viene a mí como inspiración, entonces sé que puedo producirla, y nadie en el mundo me puede convencer de lo contrario". Una anécdota al respecto de su capacidad como creador. Walter Russel había empezado a esculpir muy poco antes de recibir el encargo de esculpir el monumento a Mark Twain, era a la edad de cincuenta y seis años un reputado pintor pero no un escultor realmente. El concurso había quedado desierto porque la dificultad del proyecto -esculpir veintiocho figuras- imponía a los grandes talentos de la escultura en Estados Unidos que creían que no podía hacerse. Nunca se había hecho algo así con éxito. El monumento recibió los más encendidos elogios de Rudyard Kipling, John Masefield, George Bernard Shaw y otros escritores ingleses al punto que provocaron que el Gobierno británico adquiriese una réplica del monumento que quedó emplazada en los Victoria Embankment Gardens.
3º- Inspiración: "La inspiración viene sólo a aquellos que la buscan con humildad dirigidos hacia su propio logro y que reverencian todo lo creado. Con amor por tu trabajo, amor por la vida y reverencia por la fuerza universal que te da un poder ilimitado, sólo con pedirlo, puedes hacer todo aquello que te propongas. Los flashes de inspiración vienen sólo a aquellos que conectan en el universo y se armonizan con sus ritmos en comunión con él. La inspiración y la intuición son el lenguaje de luz a través del cual los hombres y Dios "inter-comunican". El universo no concede favores sobre los pocos que selecciona como sus intérpretes. Sino al revés. El universo da a aquellos que no siendo elegidos, piden. El "enchufe" que te conecta es el deseo. Edison deseaba ser informado sobre cómo utilizar la idea que nos proporcionó la bombilla eléctrica. Encerrado en su templo interior, recibió flashes que fueron acercándole poco a poco a la respuesta pedida. "Pide y recibirás". A ti te toca pedir. No puedo darte recetas concretas para encender tu chispa interior de fuego que te ilumine el camino hacia ti. Sólo puedo indicártelo y decirte que existe. A ti te corresponde encontrarlo. Y sólo puedes encontrarlo estando sólo con tus pensamientos el tiempo suficiente, a intervalos, para dar a tu voz interior la oportunidad de gritarte en voz distinguible " aquí estoy dentro de ti ". Es la voz silenciosa de la naturaleza que habla a quien tenga oído para escucharla. Enciérrate en tu habitación o vete al bosque donde puedas estar solo. Solo en la soledad el universo te hablará en flashes de inspiración. Y de repente verás que sabes cosas que antes desconocías. Todo conocimiento existe en el Dios-Mente que se extiende en este universo eléctrico de expresión creativa a través del deseo. Sólo tienes que conectar con él, no hay nada que aprender sólo recogerlo o reconocerlo porque ya es tu herencia".
4º- Propósito profundo: "Para que la transformación opere en tu interior precisas tener un propósito profundo y genuino ... tienes que concentrar la energía aislada e impedir que se dispare en nada que no sea tu propósito. Para que la energía se use se precisa de un plan y la cantidad de energía que fluye depende del propio deseo".
5º- Alegría: "Te sorprenderá saber que el principio compensador de equilibrio que te recarga con nuevo pensamiento-energía cuando hayas gastado parte de él creando. Yace en aquellas simples cualidades de tu mente que llamamos: gozo, felicidad, entusiasmo, inspiración, intuición, efervescencia y con el nombre cumbre de todos los nombres: éxtasis. Es fácil que compruebes cómo la alegría de un logro te recarga con una energía equilibrante que te catapulta para el próximo logro. Si tu trabajo no te proporciona alegría o gozo y lo encuentras monótono y pesado, la descarga de energía precisa para el logro te desvitalizará y envejecerá prematuramente. Al pasar de los años la mente se entorpece con la constante descarga de energía agotadora y desvitalizante que conduce al cuerpo a su desintegración prematura. Cuanto mayor sea el logro en el interior de tu consciencia, mayor será la fuerza del recambio de pensamiento-energía dentro de ti.
La persona extática es la más dinámica, la más silente y la que menos precisa demostrar. Por éxtasis me refiero a esa rara cualidad mental que convierte a un hombre inspirado en alguien totalmente feliz en su concentración mental hasta el punto que su mente está imperturbable y nada puede distraerle que sea ajeno a su propósito. En cambio está agudamente consciente y receptivo a cuanto atañe a él. Los grandes compositores, escultores, pintores, inventores y visionarios de todos los tiempos alcanzaban tal estado de éxtasis en sus horas creativas. Por éxtasis quiero decir gozo y por gozo interior me refiero a esos fuegos inspiradores que arden en el interior de la consciencia de los grandes genios, fuegos que les confieren una indomable vitalidad espiritual superadora de todas las dificultades, que se rinden ante ella como el trigo ante el viento. Aquel que cultive ese tranquilo y discreto éxtasis de gozo interno pude escalar a la altura que desee y ser líder en su campo sea cual fuere éste ... No hay ninguna indicación violenta aparente del éxtasis del que gozan en su soledad los grandes pensadores. No hay vestigios de dramatismo en ello tan sólo un a sutil luz en los ojos de la persona inspirada o una emanación aún más sutil rodeándole que te advierte que estás en presencia de alguien que ha superado la brecha que separa el plano mundano del mundo del espíritu.
Los afortunados que encienden esas hogueras de iluminación en su interior son aquellos que como Edison, Faraday o Goodyear nos proporcionan un nuevo tipo de civilización. Aquellos que como Mozart, Beethoven, Chopin o Tchaikowsky transforman los ritmos invisibles en visibles (y audibles) o aquellos, en fin, que como Michel Ángelo, Rodin o Rembrandt, traspasan sus éxtasis interiores regalándonos un universo reconocible de formas y símbolos. Esa alegría interior procede del milagro de descubrir el Yo que habita en el interior de cada ser humano. Con él viene algo más importante que el éxito medido en fama, riquezas y prestigio social. La Vida Triunfante transciende todo éxito material.
La Vida Triunfante es la de todo aquel que da al mundo, en expresión creativa, más de lo que recibe de las creaciones de los demás. La mayor ambición de cada uno de nosotros debería ser el convertirnos en ese tipo de persona. Si ese deseo habitara el corazón de todos y de cada uno, habríamos puesto punto final al desequilibrio que provocan la ambición y el egoísmo y con él a la explotación del hombre por el hombre, al odio, a las guerras y al miedo a las guerras".
Si en este artículo aparece, con alguna extensión, el pensamiento de Walter Russel es por varios motivos, dejando aparte la dificultad de encontrar sus libros.
1º- En primer lugar por su interés intrínseco. Es un extraordinario creador, genial en todo aquello que emprendió en una vida que equivale a la de cinco personas geniales juntas y diversas.
2º- Porque nos ofrece el camino por él seguido para conseguir sus más altos logros creativos.
3º- Porque coincide, en líneas generales, con lo que otros genios han dicho de sí mismos, de su vida y de su propio proceso creativo. Así el sabio y maestro oriental Aurobindo decía que quien crea que sus pensamientos los piensa él y surgen tan solo de su mente está tan errado como quien creyera que las noticias y la música y los reportajes se generan en el interior de un receptor de radio. Nuestra mente, concluye Aurobindo, es como ese receptor y transmisor de radio en la frecuencia adecuada para recibir la información de donde realmente emite. Paul Brunton, otro destacadísimo sabio británico maestro e introductor del Yoga en Occidente como disciplina de autorrealización y autor de una enciclopédica y profunda obra, es de similar opinión, Antonio Blay Fontcuberta, maestro de psicología de la autorrealización y autor, entre otros, de Creatividad y Plenitud de Vida, se manifiesta en similares términos: "nuestra mente individual está conectada a la Mente Universal de la que deriva todo su conocimiento y saber". Heisenberg, Schrödinger, Max Planck, Pauli, Edington, Einstein ... los grandes físicos de nuestra época llegaron, por diferentes caminos, a las mismas conclusiones (Cfr. al respecto el libro Cuestiones Cuánticas. Escritos Místicos de los Grandes Físicos, edit. Kairós, Barcelona). Otro tanto podría decirse de los estudios sobre la consciencia de Ken Wilber o Carl Pribran o del físico contemporáneo y meditador Zen Fritjof Capra autor de reconocidos libros como The Tao of Phisics y The Turning Point o de químicos como Ilya Prigogin, premio Nobel de química en 1977 y autor de su estudio sobre las estructuras disipativas en las que el caos se transforma en un cosmos de orden superior (Cfr. Prigogine y Stengers, La Nouvelle Alliance. Métamorphose de la Science. Gallimard 1986) o el físico David Bohm La totalidad y el Orden Implicado, o incluso D. Bohm y F.D. Peat Ciencia, Orden y Creatividad. Las raíces creativas de la ciencia y de la vida. (Ambos en versión española de la editorial Kairós).
Las anteriores investigaciones y otras que no citamos porque no nos anima un afán exhaustivo, sino expositivo, no hacen sino poner de manifiesto el Teorema de Kurt Gödel, matemático alemán que en los años treinta del siglo XX demostró, con números, que sólo comprendemos aquello que superamos. Así la aritmética, pongamos por ejemplo, sólo se entiende en profundidad si trascendemos al plano de la lógica y la alta política, la política de los grandes principios (libertad, equidad, etc.) cuando trascendemos al plano de la Ética. Análogamente la psique humana y su funcionamiento sólo es comprensible desde el plano óntico. Y el proceso creativo humano, cuando lo trascendemos. El Teorema de Gödel tiene más de sesenta años. Matemáticos brillantes de distintas escuelas han tratado de probar su falsedad. No han podido. Por tanto a fecha de hoy pasando ya en el año 2000 podemos afirmar que sólo podemos comprender el proceso creativo yendo más allá de lo pensado o creado y mirando más allá del receptor - transmisor. Porque, como dicen muy gráficamente los chinos, "el dedo que apunta a la luna, no es la luna".
sábado, 15 de diciembre de 2007
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