martes, 18 de diciembre de 2007

Carta Inédita - arriesgarse

Arriesgarse

«Caminante no hay camino, se hace camino al andar.»
ANTONIO MACHADO


Querido jefe:

Una frase para empezar el día, a ver qué te parece:

ES MUCHO MEJOR VER, LLORAR Y LIBERAR QUE REPRIMIR Y DEPRIMIR

Porque quizás detrás de las lágrimas está el encuentro con uno mismo. Y desengañémonos: el camino para encontrarse con uno mismo no es fácil, requiere asumir riesgos, requiere Arriesgarse.
Es un camino que no se puede recorrer con pastillas, porque requiere estar muy despierto y, sobre todo, consciente.
Es un camino que se hace andando a solas, en el silencio de uno mismo.
Que requiere escucha, atención, audacia, paciencia y perseverancia...
Porque a veces aparece el miedo, la duda, la angustia...
Porque no sabes dónde vas a pisar, qué vas a encontrar...
Hay un gran vacío, un gran espacio desconocido...
Cuando empiezas a andar no sabes dónde llegarás.
Porque para ir adonde no se sabe hay que ir por donde no se sabe...
Y aunque es más fácil quedarse donde uno está,
merece la pena Arriesgarse.
Merece una vida feliz Arriesgarse.
Una vez empiezas a andar, no puedes volver atrás porque el camino andado desaparece. Y no te queda más remedio que avanzar... También puedes quedarte quieto, pero eso no te lleva a ninguna parte.
Nadie ha transitado antes por este camino; es un camino absolutamente singular y personal.
Un camino donde empiezas siendo peregrino, que quiere decir extranjero, y acabas encontrándote y dejando de ser un extraño para ti mismo.
Cuando inicias el proceso, cualquier paso que das provoca miedo. Pero es precisamente en este espacio, en este vacío, donde finalmente te encontrarás... Donde se producirá el milagro...
No es un trabajo de esfuerzo, sino de abandonarse, de soltarse, de liberarse de pesos y de presiones.
¿No será, querido Jefe, que aquello a lo que llamamos arriesgarnos es, en el fondo, nuestra “felicidad temida”?
Te invito a que pienses en ello.
Cordialmente tuyo,

Álex.

PD. Reza un dicho popular:
“Reírse es arriesgarse a parecer tonto.
Llorar es arriesgarse a parecer sentimental.
Alargar el brazo para coger a otro es arriesgarse a implicarse.
Mostrar los sentimientos propios es arriesgarse a mostrarse uno mismo.
Exponer tus ideas o sueños ante una multitud es arriesgarte a perderlos.
Amar es arriesgarse a no ser correspondido.
Vivir es arriesgarse a morir.
Tener esperanzas es arriesgarse a perderlas.
Pero se tienen que correr riesgos.
Porque el mayor peligro en la vida es no arriesgar nada.
Si no haces nada, si no arriesgas nada, tu existencia se oscurece.
Es probable que de este modo evites sufrimientos, pero no vas a aprender, a sentir, a cambiar, a amar ni a vivir.
Encadenado a una actitud de miedo, uno se convierte en esclavo...
Y pierde su libertad.
Sólo eres libre si te arriesgas”.

Y ahora algo más. No sólo se trata ya de pensar en ello: te invito, si quieres, a hacer algo al respecto...

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