domingo, 16 de marzo de 2008

¿Qué es EL BUDISMO?

El Budismo es un medio de transformación individual y social. Nunca ha buscado conversos con 'fuego y espada' sino que ofrece simplemente sus prácticas y enseñanzas a cualquier persona que desee aprender. La gente puede tomar tanto como desee - poco o mucho. Es posible practicar la meditación con el fin de obtener bienestar y sosiego o podemos querer seguir el camino budista hasta la Iluminación.
El Budismo es un camino de enseñanzas prácticas. Las prácticas Budistas, como la meditación, son un medio para que uno mismo se transforme, desarrollando las cualidades de conciencia, bondad y sabiduría. La experiencia desarrollada dentro de la Tradición Budista durante miles de años creó un recurso incomparable para aquellos que desean seguir un sendero de desarrollo espiritual.
El sendero Budista nos lleva a lo que se conoce como Iluminación o Budiedad.
¿Quién fue el Buda?
La palabra Buda es un título o un epíteto y no un nombre. Significa "alguien que está despierto" en el sentido de haberse "despertado a la realidad". El título describe el logro de un hombre llamado Siddharta Gautama, quien vivió hace 2,500 años en el norte de la India. Cuando tenía 35 años, después de largos años de esfuerzo, logró la Iluminación al estar en una profunda meditación. Durante los restantes 45 años de su vida viajó por gran parte del norte de la India, difundiendo su enseñanza del sendero hacia la Iluminación. Su enseñanza se conoce en el Oriente como el Buddha-Dharma - "la Enseñanza del Iluminado". Viajando de lugar a lugar, Buda enseñó a numerosos discípulos, muchos de los cuales lograron también este estado de Iluminación. Ellos, a su vez, enseñaron a otros y de este modo una cadena ininterrumpida de enseñanza continúa hasta el día de hoy.
El estado de Iluminación
No era un Dios ni un profeta de Dios, tampoco se declaró como un ser divino. En el Budismo no existe el concepto de un Dios creador. El Buda fue un ser humano quien, a través de esfuerzos tremendos, se transformó y trascendió su limitación humana creándose en el un nuevo orden de Ser: Un Ser Iluminado. El estado de Iluminación que alcanzó tiene tres facetas.
1) Es un estado de "Sabiduría", de ver las cosas como realmente son. 2) Es una fuente de "Compasión" o Amor que se manifiesta en una actividad constante para el beneficio de todos los seres. 3) Es la liberación total de las energías de la mente y cuerpo para que estén al servicio de la mente plenamente consciente.
¿Qué pasó después de la muerte del Buda?
El Budismo desapareció de la India hace mil años (aunque recientemente esta reviviendo). Así mismo la enseñanza se expandió hacia el sur a Sri Lanka y el Sudeste de Asia, donde la forma "Theravada" de Budismo aun sigue floreciendo. También se difundió al norte al Tíbet, China, Mongolia y Japón. Las formas "Mahayana" de Budismo se practican en estos países, aunque en el último siglo han sufrido mucho de los efectos del comunismo y consumismo. En el último siglo el Budismo ha llegado indudablemente a Occidente y muchas personas se han convertido en Budistas.

La ética Budista
Acciones tiene consecuencias, somos nuestros hábitos.
El propósito de la ética en el budismo es el de ofrecer un modelo de cómo actuaríamos si estuviéramos constantemente en contacto con lo mejor de nosotros mismos. Se trata del principio del no dañar a ningún ser vivo así como del cultivo del amor universal indiscriminado. No son mandamientos, impuestos al hombre por una autoridad o poder externo. No hay un juicio.
Existen dos tipos de acciones: diestro y torpe, así la moralidad budista es más una cuestión de inteligencia.Las acciones torpes se definen como aquellas que tienen su raíz en la avaricia o deseo egoísta, en el odio y la aversión y en la confusión mental o ignorancia.
Las acciones diestras están basadas en la amabilidad y claridad, son aquellas que se encuentran libres de avaricia, odio e ignorancia, y que están motivadas por la generosidad, por el amor y la comprensión. Consiste en actuar a partir de lo mejor que hay en nosotros, desde nuestra más profunda comprensión e intuición. El Buda actuará inevitablemente de cierta manera debido a que es parte de la naturaleza del ser iluminado.Los preceptos no son una simple lista de normas. Nos sirve como puntos de referencia.
Ejemplo de tres personas que se abstienen de robar. Uno no lo hace por miedo a la policía. La segunda la tentación está allí pero logra controlarla. La tercera persona ha eliminada el deseo.
Tres tipos de acciones; del cuerpo, habla y mente.

LOS CINCO PRECEPTOS
Con acciones bondadosas, purifico mi cuerpoMe comprometo a no tomar la vida de nadie.
Con generosidad sin limite, purifico mi cuerpoMe comprometo a non tomar lo que no me pertenece.
Con tranquilidad, sencillez y contento, purifico mi cuerpoMe comprometo a no tener una conducta sexual dañina.
Con comunicación veraz, purifico mi hablaMe comprometo a no decir mentiras.
Con conciencia clara y lúcida, purifico mi menteMe comprometo a no consumir intoxicantes.
No son reglas. Adoptamos los preceptos con el fin de instruirnos; hacemos todo lo posible para conseguir entender que el ir en contra de ellos conduce a la infelicidad y al sufrimiento, tanto nuestro como de otros. Son para ayudarnos.

LOS DIEZ PRECEPTOS
Con acciones bondadosas purifico mi cuerpoMe comprometo a seguir la senda que consiste enabstenerme de matar a seres vivos.
Con generosidad sin limite purifico mi cuerpoMe comprometo a seguir la senda que consiste enabstenerme de tomar aquello que no me pertenece.
Con tranquilidad, sencillez y contento purifico mi cuerpoMe comprometo a seguir la senda que consiste enabstenerme de una conducta sexual incorrecta.
Con comunicación veraz purifico mi hablaMe comprometo a seguir la senda que consiste enabstenerme de mentir.
Con palabras amables y agradables purifico mi hablaMe comprometo a seguir la senda que consiste enabstenerme de hablar con rudeza.
Con palabras de aliento y armoniosas purifico mi hablaMe comprometo a seguir la senda que consiste enabstenerme de hablar de banalidades.
Con palabras de aliento y armoniosas purifico mi hablaMe comprometo a seguir la senda que consiste enabstenerme de difamar.
Al abandonar la avaricia por la tranquilidad purifico mi mente.Me comprometo a seguir la senda que consiste enabstenerme de la codicia.
Al cambiar el odio por la compasión purifico mi mente.Me comprometo a seguir la senda que consiste enabstenerme de odiar.
Al transformar la ignorancia en sabiduría purifico mi mente.Me comprometo a seguir la senda que consiste enabstenerme de tener ideas erróneas.




La co-producción condicionada.
Siendo esto, eso llega a ser, cuando surge esto, eso surge; no siendo esto, eso no llega a ser, cuando esto cesa, eso cesa.
Las Cuatro Verdades Nobles
1. Cualquier cosa existe.
1. Dukkha.
2. La existencia de esa cosa, depende de la existencia de una causa.
2. El origen del Dukkha.
3. Con la ausencia de esta causa cesa de existir o no ocurre.
3. Su cesación.
4. El fenómeno en cuestión no existe.
4. El camino a su cesación.
La síntesis mas breve de la totalidad de las doctrinas del budismo.
Formula para explicar la esclavitud y liberación del individuo.
La primera tiene contenido, las otras son derivaciones.
Los 12 nidanas de la rueda y la espiral.
Sangharakshita, crecimiento positivo además de cesación.
Teniendo a Dukkha y solo a Dukkha ha dado un desequilibrio, sobre todo en la escuelas Hinayana. La doctrina, la teoría, comprensión racional. Nirvana cerca, Samsara lejos. El método, la practica. Samsara cerca, Nirvana lejos.Por eso Nirvana esta descrito en términos de la cesación del mundo, y por lo tanto en una forma predominantemente negativa.Lección 1 Turbante ardiendo
1. Cualquier cosa existe. Dukkha.
Estamos hablando de Dukkha mental no físico. Placer y dolor.Dukkha y éxtasis.Lección 2 Profeta K. Gibran. Lección 3 Perspectiva de muchas vidas.
2. La existencia de esa cosa, depende de la existencia de una causa. El origen del Dukkha.
Trsna o sed, hambre, la fiebre del anhelo no satisfecho, apego.El octavo nidana.Lección “Cuál es, monjes, .........Otra metáfora.......
La rueda o La espiral Reacción o creatividad. Dependiendo de Dukkha surge la fe. Fe a Alegría, Alegría a Arrobo, Arrobo a Serenidad, Serenidad a Felicidad, Felicidad a Concentración, Concentración a Conocimiento y la visión de las cosas tal y como son, etc
3. Con la ausencia de esta causa cesa de existir o no ocurre. Su cesación.
Por lógico del primero por inferencia inmediata.La cesación de apego es la cesación de dolor. Nirvana puede ser descrito como la cesación de la avaricia, el odio y la ignorancia. Pero no es una definición. El sufrimiento indica que no vivimos como debemos vivir.Lección “es fácil............la esencia.............La esencia del budismo consiste en el logro de la perfección. El logro del Nirvana depende de ciertas condiciones. La vida espiritual depende de condiciones.La formulación negativa no imposibilita a las positivas.El voto Original de Amitabha, el Buda de la Luz Infinita, podría ser una condición valida para la cesación del sufrimiento.
4. El fenómeno en cuestión no existe. El camino a su cesación.
El camino medio.Lección El camino medio............El logro positivo del Sambodhi.
El Noble Camino Óctuplo: 1. La Opinión correcta (entender las cuatro verdades nobles)2. La Aspiración correcta 3. El Habla correcta4. La acción correcta 5. Subsistencia Correcta6. El Esfuerzo correcto 7. La Atención correcta. 8. La concentración correcta.
Los Mahayana prefiere las seis o diez paramitas.
Ambas son desarrollos de la tríada básica, 1. Sila. La Moralidad. Los preceptos2. Samadhi. La Meditación.3. Prajna. La Sabiduría.
La co-producción condicionada
Siendo esto, eso llega a ser, cuando surge esto, eso surge; no siendo esto, eso no llega a ser, cuando esto cesa, eso cesa.
Las Cuatro Verdades Nobles
1. Dukkha. 2. El origen del Dukkha. 3. Su cesación. 4. El camino a su cesación.

LA ANTIFILOSOFIA

La Extensión Intencional
INTRODUCCIÓN
¿Cómo es que el lenguaje designa a los objetos? ¿cómo es que podemos hablar de las cosas?, ¿qué es exactamente lo que hacemos al nombrar?; ¿que clase de cosa es un significado? Estas preguntas, fascinantes sin duda, habitualmente han demostrado su inmensa dificultad y obscuridad. Mi creencia personal es que la falta de un avance claro y definitivo hacia una posible solución proviene de la manera específica en que interpretamos el mundo y su relación con el lenguaje, esto es, las creencias generales sobre las que descanzan nuestras nociones más básicas acerca de la realidad (más allá de lo que consideramos los límites del lenguaje o lo que puede ser puesto en duda con él). Es sobre este último tópico que intentaré trabajar mi propuesta.
PROPUESTA
Las palabras son extensiones perceptuales de los objetos, más correctamente, son extensiones sensoriales de los perceptos cuyo carácter es intensional.
Las palabras no son las que "expresan", en un sentido estricto, los que expresamos somos nosotros, vía conducta (y también, sólo a través de conducta es que interpretamos). Lenguaje es acción. El lenguaje puede interpretarse como patrones específicos de comportamiento motriz y perceptual, que gracias a asociaciones previas en la memoria, son traducidos como extensiones del resultado de otro tipo de conductas motrices y perceptuales, llamadas objetos (un "objeto" es tomado en este sentido como un constructo, una entidad formada y mantenida por procesos enormemente complejos de conductas motrices y perceptuales que son producidas por la "percepción secundaria", volveremos a esto más adelante.
1 COMO ESTÁ ESTRUCTURADA LA PERCEPCIÓN.
Para sostener lo anterior es necesario hacer una revisión de lo que considero que es el acto de percibir y cómo es que funciona. Esencialmente, y para base de mi postura, es necesario interpretar la percepción ligada al lenguaje como un acto aprendido.
Otro punto importante para estas ideas es el considerar a los objetos del mundo perceptual como el resultado de una serie de conductas de aprehensión en relación a ciertas cualidades sensoriales. Este es un punto difícil, ya que la noción de objeto está tan dentro de nuestra estructura linguística que es difícil, en principio, pensar en ellos como otra cosa que no sean entidades perfectamente definidas y con claros estados ontológicos (después de todo, nosotros mismos tendemos a considerarnos como objetos dentro de un mundo de objetos). Lo interesante de todo esto comienza al preguntarnos un poco más a fondo cómo es el proceso perceptual (o mental) que subyace a toda "representación mental" de "objetos externos". Y pongo estas dos nociones entrecomilladas para hacer más notorio el hecho de que ambas son de alguna manera, inseparables. En efecto, este modelo habitual sólo funciona si damos por sentado una serie de supuestos, como el que las cosas son externas y nuestros pensamientos sólo refieren a ellas por medio de modelos o representaciones tomadas de nuestros sentidos.
Pero todo esto parece presuponer (entre otras cosas) algo así como un proceso perceptual pasivo. Parecido a poner una cámara con el obturador abierto y dejar que "se impresione" con lo que ya está ahí. En este sentido, por supuesto, se puede hablar de un Sin embargo, para el modelo que intentaré trabajar, la percepción dista mucho de funcionar bajo un mecanismo tan sencillo como este. Hay ejemplos de más para subrayar los problemas inherentes a esta posición, por lo que destacaré sólo algunos de los que me parecen más relevantes: En un acto de percepción... ¿cuál es la parte mental y cuál la parte física?, ¿qué es exactamente eso de lo "mental" y cuales son sus relaciones causales con el mundo?; hay un "imput" ¿pero también hay un "output"? Pienso que una manera de erradicar estos problemas es partir de una base conceptual diferente. Para ello empezaré haciendo un bosquejo de algunos puntos que me parecen importantes para luego explicar un modelo perceptual ligeramente distinto. Primero que nada, consideremos que al percibir, lo que estamos haciendo todo el tiempo es reconocer lo que se podría definir como "patrones constantes". Si esto es cierto, todo acto perceptual invoca lo que se puede denominar como dos "entradas" sensoria Ahora bien, considero que sin esta retroalimentación (que provoca el reconocimiento) no habría nada así como el mundo que conocemos y sus consecuentes diferencias. Así, todo acto perceptual que dé por resultado un estado "cognocente", debe estar basado en la memoria (que es la base para la retroalimentación), en un sistema que denominaré (por carecer de palabras más adecuadas y estando plenamente conciente de lo vago que resulta por ahora esta noción) como "patrón homeostático interno".
Un acto sensorial es un evento que requiere interactividad de parte de los mecanismos sensoriales, no mera expectación. Esta interactividad puede darse en diferentes niveles, ya sea los actos puramente senso-motores en un nivel o la retroalimentación mem Es por esto que lo que Hay, en un sentido estricto y para este modelo, es esa respuesta y no la "representación mental" de nada. En otras palabras, aquí no hay lugar para un modelo ni un símbolo o mapa en el cerebro de "cosas allá afuera", sino diversos De ser cierto esto, el malentendido provendría de querer hacer una substitución (proveniente de postular "dos niveles de realidad"), al creer que una cosa está en el lugar de otra (una representación). En este caso no la hay, debido a que nunca hay cosas tales como objetos externos y su contrapartida interna, sino diversos tipos de procesos perceptuales, y también debido a que lo que está en juego es siempre uno y el mismo proceso, solo que no siempre instanciado de la misma manera: Expliquemos esto más detalladamente.
En la idea de la representación, una palabra como "casa" (o una "imagen mental", o lo que sea) se supone que queda en lugar de un objeto, a saber "casa" (¿¡!?). Y con esto se pretende dar identidad independiente a ambas entidades. En mi opinión los problemas son obvios, primero otorgamos existencia a dos ideas y luego las ponemos a jugar una extraña relación entre si. En este modelo, en cambio, nunca hay una substitución de una cosa por otra, más bien hay un sistema extremadamente complejo de conductas sensoriales y memóricas lo que entra en escena. A veces se "enciende" una determinada parte del sistema, a veces otra, y esto es todo lo que ocurre (digamos que la interacción en este sistema ES la casa, ni el input sensorial ni el estado homeostático interno contienen "la casa en si").
Para concebir este proceso, los llamados objetos (los invariantes perceptuales) deben ser tomados como un tipo de "perceptual cues" que en interacción con los patrones constantes de la memoria (el patrón homeostático interno), son los que van dando lugar a todo lo que percibimos, a los objetos como objetos. Entonces, nuestra idea usual de objetos se transforma aquí en la de "procesos perceptuales conceptualmente invariantes" o algo así. De esta manera todo lo que habría serían estos procesos que pueden ser más o menos estables y con diferentes cualidades sensorias o relacionales entre sensorias. Y tod proceso de esta naturaleza estaría acotado por las conductas de los mecanismos perceptuales que los instancían.
La naturaleza de los "perceptual cue" estaría siempre acotada por nuestra conducta sensorial, por el cómo se dan los eventos en la memoria perceptual. El mundo que conocemos consiste, en este sentido, de procesos o eventos, no de cosas. Los llamados obje Así que, según estas ideas, ¿qué hay "allá afuera"?, Algunos tipos de "propiedades físicas" o "perceptual cues" o lo que sea, pero nunca las "cosas" que pensamos (todo lo que puede ser pensado es algo que puede ser descrito y sólo podemos describir aquel Siguiendo entonces con este modelo nunca hay "Una Mesa", sino una relación entre algunas propiedades o procesos sensoriales, una colección de patrones de conducta sensorial y un background de conductas memóricas. Y lo importante y, pienso yo, innovador de estas ideas es postular que es de esta relación de donde surge la nocion de un objeto llamado mesa y de una entidad que lo observa. Más en "La Realidad Objetiva", estas divisiones entre lo interno y lo externo, o entre el observador y lo observado deben de ser inexistentes. ¿Porqué es que se considera tan inamovible este sistema de creer en objetos y sujetos?
1A COMO ESTÁ ESTRUCTURADA LA MEMORIA
Siguiendo las ideas anteriores la memoria puede considerarse como un sistema de almacenamiento de patrones de conductas tanto motoras como perceptuales. En este sentido, la memoria solo registraría patrones de comportamiento, de acción y su relación con procesos perceptuales constantes, no objetos de ninguna clase. Un tipo de memoria conductual asociativa es la que me interesa mostrar en este momento (es la memoria que se pone en funcionamiento al interactuar las conductas perceptuales con el patrón homeostático interno). Gracias a ella es que un perceptual cue va asociando o pegando distindos elementos perceptuales, mismos que se van uniendo en algun tipo de entramado o patrón unificado. De esta manera, varias conductas motrices y perceptuales se integran en un solo percepto, unificadas por este proceso. Y es este patrón unificado el que puede ser llamado "objeto".
Más adelante entra en escena otro tipo de memoria importante para estas ideas, la memoria "asociativa de alto nivel", aquí, más que haber un correlato o asociación entre una conducta motriz y una perceptual o entre dos perceptuales de distintos dominios (auditivo y visual por ejemplo), la relación se da entre dos elementos ya en este nivel proposicionales o intensionales, quizá puramente memóricos (aquí se invocaría solo una parte del sistema perceptual que serviría de "extensional cue", y las asociaciones sería entre varias de estas actividades). Este otro elemento es el lenguaje. De hecho aquí considero el lenguaje como un tipo especial de actividad sensorial y motora que se estructura en base a este tipo de "memoria de alto nivel"
2 LAS TRES ETAPAS DE LA CREACIÓN DE LA EXPERIENCIA
Siguiendo las ideas anteriores podemos postular que "antes" de haber un acto perceptual (antes de que esté integrada "la entidad cognitiva") está lo que románticamente podría denominarse como "lo innombrable" (aquello que nunca tocará el lenguaje), y que Más tarde, conforme el contenido de estos perceptos se vuelve más complejo y la capacidad cerebral aumenta se establece lentamente la "criatura intensional", y en ella las huellas mnemónicas se vuelven más de tipo asociativo entre ellas mismas (en diversos grados de instensionalidad) que meramente de conductas motrices (esta es la percepción secundaria o proposicional que trabaja con la memoria de alto nivel). Es en este nivel en donde las palabras, más que representar objetos de la realidad exterior, se convierten en verdaderas extensiones perceptuales de conductas perceptuales. Luego ya no se necesitan las conductas perceptuales completas, bastará con sus respectivas extensiones que se van ramificando en extensiones de extensiones, en un entramado extremadamente complejo, hasta conformar un lenguaje como el nuestro. Y es en algún momento de esta etapa cuando "surge" el organismo intensional, cuando se da la escisión entre "el observador" y "lo observado". Cuando se da "la frontera del mundo"
Expliquemos las cosas con más detalle. En un nivel básico aprendemos que lo que desde "aquí" llamamos un gato (que en este nivel es innominable) mantiene ciertas características (visualmente) con independencia de la forma en que se nos presente, esté acostado, caminando o en posiciones diferentes (digamos que es algún tipo de masa que se mueve al unísono), después aprendemos a que determinado tipo de "sonidos" (porque todavía no llegamos a ese nivel de diferenciación en donde un sonido es un sonido) tienen relación con esa forma visual constante (aquí se crea ya un tipo de asociación de bajo nivel, casi puramente de conductas perceptuales). Y es más tarde cuando otro tipo de sonido se relaciona también perceptualmente al mismo (aquí se crea un tipo de asociación de alto nivel o intensional), ese sonido es una palabra. Es hasta este momento cuando decimos que la palabra adquiere un significado y una existencia como concepto o entidad independiente ( o lo que sea), pero espero pueda verse claramente como nunca lo hace. (si esto es cierto, la explicación no es más que la substitución de unos elementos perceptuales por otros intensionales, eso es todo).
Pongamos otro ejemplo; para un niño pequeño "gol" o "pelota" no significan (en el sentido que para un adulto "significan") esa cosa redonda que pateamos o el hecho de que la introduzcamos en un espacio determinado (o qué, ¿tendríamos un "pre-significado"?), sino un conglomerado de cosas (para nosotros) como juego, diversión, agrado, etc. etc. Aunque más exactamente debo decir que, sin significado alguno, para el sistema perceptual del infante es sólo un "disparador cognitivo" de cierto patrón homeostático interno que provoca ciertas conductas ( en este caso agradables a ese organismo en particular). Digamos que la aferencia sensorial entra en contacto con un tipo especial de memoria asociativa que instancía conductas específicas. De donde "gol" o "pelota" (o cualquier otra palabra, por supuesto) no significan nada (ni aún para un adulto) son sólo asociaciones conductuales y operativas congruentes con una serie de actos motores y perceptuales específicos. Son Extensiones Perceptuales de esos actos. Su significado es su operativilidad, su grado de congruencia como conducta asociativa a los perceptos. Ese es el secreto del lenguaje.
3 LA ESFERA LINGÜÍSTICA.
La conciencia humana es su lenguaje. A este estado de criaturas intensionales se le puede denominar "esfera lingüística". Todo lo que el hombre "cree" acerca del mundo, todo lo que siente, piensa, sueña, está dentro de esta esfera. Pero más asombroso aún, también todo lo que percibe.
Es cierto que para fines prácticos pensamos que un ser sin lenguaje (como podría ser un Genie o una Keller ) percibe su entorno de una manera muy similar a la nuestra, aunque sin nombres. Pero yo considero que esto es un error, un malentendido que proviene de nuestra incapacidad para ver el mundo sin interpretación. En efecto, una vez establecida la criatura intensional, cada vez que, concientemente perciba algo, lo hará a través de esta estructura, interpretando lo que ve. Es tan fuerte esta estructura, y está tan ligada a lo que somos (es más, ella es lo que somos) que no podemos pensar más allá de ella. Pero estados alterados de conciencia rápidamente muestran la ilusión en la que vivimos inmersos (tan completa y profundamente inmersos, para ser exactos, que ni nos damos cuenta).
Sin las referencias memórico-linguísticas, el mundo, como lo conocemos, "deja de existir" (al desaparecer la esfera lingüística o lo que se puede llamar como "estado homeostático intensional" y aunque sigan estando todos los perceptual cues que se quiera Hablando con propiedad, no es que la percepción "defina" la realidad (en el sentido que querría un idealista), pero si podemos decir esto del estado del "mundo perceptual". La percepción, (especialmente la percepción intensional) define en un sentido fuerte la relacion intensional y proposicional de un organismo con su entorno, o dicho de otro modo, el estado de todas sus creencias. Sólo aquello a lo que nuestro lenguaje alcance es nuestro conocimiento.
4 LA CREACIÓN DEL UNIVERSO OBJETIVO
El mundo (constituido por materia-energía, espacio-tiempo) tal como lo conocemos es, en este sentido, una "creación" conceptual nuestra. Al decir esto no pretendo plantear una especulación de tipo idealista, aunque tengo que insistir en algunos puntos interesantes de tal postura. La postulación de un universo de objetos, espacio y tiempo que tienen claros estados ontológicos no es más que una de las posibles "interpretaciones" de la información de los sentidos.
Es muy probable que esta manera en que hemos organizado los perceptos tenga su origen en la supervivencia de nuestra especie, o dicho en otras palabras, que la manera en que organizamos los perceptos (en un mundo de objetos, espacio y tiempo) obedezca a fines prácticos. Pero estoy convencido de que una percepción ligeramente distinta podría dar lugar a interpretaciones sorprendentemente diferentes acerca de la realidad, o de lo que es real (como sucede con algunas culturas). Es más, el simple hecho de que haya maneras (y muy sencillas por cierto) de alterar el contenido sensorial de la conciencia es prueba de que nuestra manera acostumbrada de hacerlo no es más que eso, nuestra manera acostumbrada.




El único momento en el que existes es este en el que lees. No hay ningún otro momento (si lo hubiera no estarías leyendo). Estas leyendo en este instante lo que yo estoy escribiendo en este instante, ahora mismo (sin embargo estamos separados).
Sí, piensas, ¡claro que lo estoy leyendo en este instante!
Pero no. Soy yo el que está escribiendo en este instante lo que piensas.
Es en este preciso instante cuando yo escribo estas letras que tus ojos tocan justo ahora, en este preciso momento.
¿Te das cuenta de como soy inmortal? (me bastan tus ojos, tu existencia y me basta hasta el hecho simple de que tu voluntad me acompañe).
Mientras estén tus ojos estará esta parte de mí reviviendo. Reviviendo.
Y yo tan vivo que me siento en este instante.

El tiempo en el que escribo me relata
Explicaré la magnitud del tiempo; ¿te has fijado en como parece detenerse en cada cosa? El tiempo va paciente, rondando, entremetiéndose por cada esquina y escondrijo, se dobla y se tuerce para entrar por las rendijas, y luego se expande y llena los vacíos entre las cosas. El tiempo puede doblarse y descomponerse en el espacio, se va transformando lentamente, a nuestro paso (cada suspiro lo transforma un poco y gime). El otro día entraba yo a esta estancia, y lo vi alejarse, se volvía pequeño y trataba de escapar por una rendija en el vacío, entonces lo detuve y al tomarlo apreté los dedos en mi palma, sujetar al tiempo (pensé) es sostener mi vida entre las formas Ahora (en otro ahora, siempre ahora) estoy sentado entre los árboles, a cada movimiento yo me muevo, pero él, él no se mueve. Estoy y no estoy en este instante, porque me recargo en mis rodillas y me recuesto en la corteza y estoy en medio en este instante (en dónde la manecilla del reloj se mueve sin moverse). ¿Cuantos yo pueden estar en tantas posiciones diferentes? mi asombrada mente se percata sin creerlo, y algo dentro permanece, por eones, inmutable. En el instante detenido comprendo que el espacio y el tiempo y yo mismo, somos la misma cosa (el movimiento de mi vida lo confirma). Ahora mismo, mientras lees, el espacio se transforma en este tiempo en que tus ojos corren (deslizando su mirada en estas manchas), ¿lo has visto?

Pessoa nada sabía de metafísicas yo, por mi parte
He visitado los confines del universo y he regresado
He estado más lejos que a diez mil años luz de lo mismo
Más allá de las ideas o discusiones en el tiempo hay un
Respira, ve, toca
Que conforman toda mi metafísica

Hoy me di cuenta de algo de mí que no sabía. Yo había venido a parar al mundo. Y no sabía, no tenía idea de porqué (o de si había un porqué). A veces ni yo mismo reconocía mis memorias como algo mío, "debe haberle pasado a alguien más", solía decirme.
Pero hoy me di cuenta de otras cosas. Como por ejemplo de este apretar apesadumbrado que es la vida a veces. O de que mis ojos no ven con ánimo o de que mis manos tardan tanto para moverse. De que la ropa pesa tanto.
Sí, hoy me di cuenta de que yo era otro. El que había nacido para otras cosas.

Si te fijas muy bien, descubrirás la realidad última del universo justo entre estas palabras. Entre estas pequeñas letras donde tus ojos corren. Es cuestión de fijarse lentamente, de ver sus formas despacio. Ahora. Es cuestión de no olvidar alrededor y de agudizar los sentidos.
Es permitir que las sensaciones fluyan entre tus manos, en el aire que transita libremente cuando respiras. En la particularísima porción de colores y tonos de luz por todos lados y en cada una de las sensaciones corporales.
Si miras bien, no puedes dejar de verla.

La vida gira sobre los mismos círculos. Ya antes había pasado yo por estas calles, con motivos distintos, con historias distintas por fuera y otras emociones por dentro. Ya antes había pasado por lo que siento ahora y había tomado fuertes resoluciones en cuanto a lo que en el futuro haría si volvía a sentir lo mismo (y no lo he hecho).
Todo se repite constantemente, y una otra vez nos damos cuenta de nosotros mismos. De que somos otra vez el mismo, el que soñaba otras cosas, el que creía que el mundo era distinto y no lo era.
Siempre recordándonos, volviendo a vivir, pasando otra vez por esos lugares que nos relatan a otros o a aquellas personas que estaban en aquel entonces. Volviéndonos a describir, reencontrando constantemente lo que somos. Una y otra vez descubriéndonos en el espejo.
Acercándonos sin llegar nunca.

¡Muerte!, ¿Cómo va a ser que muera si yo ya estuve muerto?, ¿volver a morir?. Si pudiera volver a morir entonces renacería, pero las palabras no llegan. Morir, ¡que cosa tan estúpida! (se dice: murieron, muerte, morirán, han muerto, se están muriendo).
¿Porqué nadie comprende la realidad última de estas palabras?
Yo ya estuve muerto antes de nacer, ahora escribo.

Hay una cierta cantidad de consenso a pensar en que el mundo está hecho de átomos, a que la realidad es física y se rige por las leyes de la física. A que la materia y sus cambios ocurren en el espacio-tiempo y que la consciencia es algo así como una ilusión compleja, pero no "lo existente". A manera de sueño, suponen que la consciencia sólo existe bajo determinado equilibrio de intercambios químicos y eléctricos, que es como algún tipo de producto, pero nada más. Y dicen también que la vasta maquinaria del cosmos funciona ininterrumpidamente (a todo esto, por cierto, se le puede llamar también "el pensamiento inteligente").
Yo, por otro lado, siempre he tendido a pensar un poco distinto, un poco más a la manera de los tontos. De una manera que dice nunca hay otra cosa sino "esto", lo demás son ilusiones del esto, juegos de constancias memoriales, danzas de sombras cambiantes sobre las mismas variantes (luego entonces, lo único que "realmente existe" es el esto).
El mundo, entonces, está hecho de la constancia o permanencia del esto. De la unidad y continuidad de un hilo de memoria permanente (mientras que haya tiempo).
Esto es lo que aprende a verse a sí mismo como algún tipo de dualidad, "el que ve, y lo visto". Lo visto queda como la región en dónde recaen todas las nociones de lo real, lo permanente, lo verdadero. Mientras que el que ve insiste en alienarse y se proyecta distinto, ya sea epifenómeno o espíritu.
¿Para qué tantas divisiones cuando lo evidente es… evidente? (dicho en otras palabras; ¿estás leyendo o no estás leyendo?). A todo esto, por supuesto, sigue una conclusión inevitable:
Lee, ama, siente,
Y no termines

Hay dentro de mí un ser antiguo, que entiende todas las cosas. Hay dentro de mí toda naturaleza, toda sabiduría acumulable, todos los tesoros que existen. Soy consciente de él, le amo, así es como no dejo de aprender lo que es esto. Algunos le llaman el Ser, Dios o el gran Yo interno. Yo mismo no le llamo de ninguna manera (porque entiendo).
Hoy me llevo bien con él, aunque a veces no lo he entendido y hasta le he odiado, también le he tenido miedo.
¿Pero si entiendes, cómo odiar, cómo tener miedo?

Tengo ciertas inquietudes vitales. Ciertas preguntas viscerales, concretas y audaces, que no pueden ser contestadas por ciencia alguna. Que no pueden ser resueltas por religiones pertinentes. Que no tienen respuestas asombrosas de mentes medianas o mediocres.
Tengo algunas necesidades tan profundas, tan mías, tan cercanas. A ellas me aferro y las acaricio y las exploro.
A ellas sigo apegado hasta que abro los ojos. Y asombrado veo.

Star Wars y la Tierra Media: Universo mítico y mundos posibles

STAR WARS Y LA TIERRA MEDIA1: UNIVERSO MÍTICO Y MUNDOS POSIBLES

La construcción de mundos posibles es quehacer del artista. En las páginas que siguen nos acercaremos a la elaboración de universos deseables desde dos perspectivas distintas: las de George Lucas y J.R.R.Tolkien. Se trata de poéticas de diverso matiz, y precisamente lo que pondremos de relieve son las desemejanzas, que a menudo se pasan por alto y que inducen a error por la simplificación —fácil por otra parte— que conlleva una visión superficial de la historia, de lo narrativo del mito, tal y como Lucas y Tolkien lo presentan.
Llevaré a cabo la lectura narratológica de Star Wars de la mano de la poética tolkieniana, aplicando los conceptos que el Profesor de Oxford expone de modo más sistemático en su ensayo Sobre los cuentos de hadas2, a la obra de George Lucas. De modo que se impone en primer lugar una aclaración somera de los conceptos clave que Tolkien emplea para definir lo que es la Literatura de ficción o fantasía.
1 Me referiré con estos términos a la Trilogía como un todo, y al mundo creado por Tolkien, en sentido global. Emplearé el título separado de cada una de las películas estrenadas —y reestrenadas— hasta ahora, cuando deba remitir a detalles porque, como aspiro a mostrar, cada una de ellas posee matices que las distancian de las demás y de la Tierra Media como universo mítico, término éste que empleo como sinónimo de narración. Para Tolkien, El Señor de los Anillos no fue nunca una trilogía: su presentación en forma de tres volúmenes puede inducir a error. En Cartas de J.R.R.Tolkien, pág. 259, afirma explícitamente la unidad de sentido que para él tenía toda su obra. Asimismo, la carta 131 es un resumen, en aproximadamente diez mil palabras, acerca de la unidad de sentido y concepción que formaban El Silmarillion y El Señor de los Anillos.

2 La edición del ensayo que he manejado es la que aparece en Árbol y Hoja, obra publicada por Minotauro, Barcelona 1994. El ensayo se extiende de la página 13 a la 100. Las referencias se harán siguiendo esta edición, cuya lectura es, en última instancia, la mejor manera de acercarse al mundo poético de Tolkien.
Los conceptos clave en la poética de Tolkien

Hay algunos puntos básicos sobre los que se apoya la poética de Tolkien; conceptos que se deben verificar en toda historia bien narrada. Son éstos: subcreación, Mundo Primario, mundos secundarios, Fantasía, Evasión, Recuperación y Consuelo; y eucatástrofe. No es mi intención convertir estos prolegómenos en un glosario; de manera que definiré brevemente tales nociones, para que sirvan de guía útil en la lectura de estas páginas.
Para Tolkien la subcreación es la tarea primordial del artista: la elaboración de mundos posibles en los que enmarcar y desarrollar una historia. Deberá tratarse de un mundo verosímil y coherente, a fin de evitar que la magia en que consiste la experiencia estética se trunque, y el Arte fracase (cf. Sobre los cuentos de hadas, pp. 49 ss. En adelante esta obra se citará por las siglas CH). Este estado de creencia secundaria es una experiencia común al Cine y la Literatura, y nos interesa por tanto para el análisis de las semejanzas y diferencias entre los dos mundos que son el objeto del presente estudio.
El Mundo Primario es nuestro mundo real. Podríamos considerarlo el punto de referencia desde el que el lector-espectador realiza su personal interpretación de lo que contempla y vive como obra de arte. A su vez, los mundos secundarios son los universos de ficción, tan variados como variadas son las artes, las capacidades de crear belleza.
Fantasía no es para Tolkien tan sólo «la capacidad de conferir a creaciones ideales la íntima consistencia [coherencia interna me parece una traducción más fiel al original] de la realidad» (CH, p. 60). Esa tarea precisa del Arte; no basta la pura imaginación. De hecho, y como veremos, la destreza de Lucas y Tolkien se plasma en la elaboración de mundos profundamente coherentes, fieles a sus propias leyes internas, de manera que el Mundo Primario resulta fácilmente reconocible en ellos —son verdaderos— y la historia proporciona la experiencia del placer estético —son deseables—.
El siguiente concepto clave que Tolkien emplea es el de Evasión. Define con él la legítima fuga hacia la verdadera realidad, que va más allá de la visión chata de las cosas de todos los días. De modo que no se trata de la huida del desertor, sino de la fuga lícita del prisionero, a quien nadie puede echar en cara si «estando en prisión, intenta fugarse y regresar a casa (...), si piensa y habla de otros temas que no sean carceleros y rejas» (CH, p. 75). Unido a este concepto va el de Consuelo: la superación de tantas limitaciones que el ser humano experimenta a lo largo de su camino. Los buenos cuentos de hadas ofrecían, para Tolkien, el consuelo definitivo: la posibilidad de escapar de la muerte. Es lo que él denomina la Gran Evasión. En las páginas 80 a 83 de su ensayo, Tolkien explica las profundas aspiraciones del espíritu humano a las que los buenos cuentos de hadas dan salida (o escape). Porque, no lo olvidemos, en definitiva los cuentos de hadas han sido escritos por seres humanos.
Por último Tolkien analiza el concepto de eucatástrofe: el «Consuelo del Final Feliz (...). La eucatástrofe es la verdadera manifestación del cuento de hadas y su más elevada misión» (CH, p. 83). Como veremos, el final feliz no tiene que ver, en la mente de Tolkien, con el happy end simplón e irreal, sino que debe guardar una conexión perfecta con la coherencia interna del relato: debe concluir como lo exija la historia hasta entonces contada. El giro gozoso de los acontecimientos, que ocurre cuando toda esperanza parece haberse desvanecido, es capaz de provocar la sim-patía del lector, que ve corroborada en un relato esencialmente bello su íntima experiencia vital: en la vida real (Mundo Primario) las cosas no ocurren como las habíamos planeado, sino que se traban como las hebras del siempre misterioso tapiz que tejen la Providencia y la libertad personal. Aunque al final del presente artículo volveré sobre este controvertido punto, no quiero dejar de adelantar aquí la opinión del Profesor José Miguel Odero, en su ensayo J.R.R.Tolkien: Cuentos de Hadas (Pamplona 1987), donde clarifica este concepto tolkieniano, saliendo al paso del general prejuicio que suele servir de anatema contra las fairy-tales. En la p. 55 afirma:

«Pero, ¿esos relatos no son cuentos de niños? —Son cuentos de fantasía, pero contienen una poética recuperación de tantas realidades elementales humanas y cósmicas en íntima conexión con deseos fundamentales del hombre.
Y ¿tienen algo de verdad? Tiene[n] tanto de verdad como verdaderas y perdurables son esas realidades fundamentales. Entre ellas, un sentido mistérico del elemento providencial de la historia, que se manifiesta en los momentos eucatastróficos inequívocamente —coinciden con los puntos de tensión—, cuando en el conjunto de la acción y más allá de los actores inmediatos que obran libremente, es dado percibir una mente unitaria que dirige toda la representación. Y lo casual deviene Providencia, cuando el dolor y la apariencia de catástrofe ceden paso a la alegría del final feliz nunca sospechado. Una alegría que podemos experimentar realmente casi cada día: porque la vida es realmente así».
Así pues, delimitados los aspectos conceptuales del análisis, me referiré en primer lugar al condicionamiento que, para una historia, supone el método narrativo del Cine y el propio de la Literatura. Mi conclusión será que los momentos eucatastróficos de Star Wars están mediatizados por esos elementos tan característicos del Séptimo Arte: la banda sonora, los efectos especiales —lo visual—, la exigencia propia de Hollywood del final feliz de un modo más irreal —más alejado del Mundo Primario— que todo lo que acontece en la Tierra Media; el juego de primeros planos y la puesta en escena, etcétera. La posibilidad de eucatástrofe en un relato escrito se apoya en la propia experiencia vital del lector, y su consecución requiere una suerte de magia por parte del autor, que debe ser capaz de provocar la identificación subjetiva por medio de la sola palabra (lo que Tolkien llama aplicabilidad).


«Érase una vez...» el cuento de hadas
Se ha afirmado que Star Wars es un cuento tradicional, una fantasía espacial —sólo en cuanto a la ambientación y a los escenarios— y un mito “modernizado”. Esta apreciación no me parece del todo acertada. La historia se sitúa en extraños sistemas solares, pero la trama es profundamente humana, de modo que el drama podría presicindir de la puesta en escena, sin perder por eso un ápice de su carácter vital primario (es decir, real, existente en el mundo que conocemos).
La Trilogía comienza con el inmenso cosmos a modo de telón de fondo. Sobre él, unas letras que se pierden en el vacío nos explican la situación de forma somera. Se trata de colocar al espectador en un lugar diferente del que le es familiar (lo que se ha llamado space travel, el alejamiento espacial, abordado bajo el ropaje de una narración en la Trilogía de Ransom, de C.S.Lewis). Pero una visión más atenta permitirá ver que también se nos está invitando al time travel, al alejamiento temporal: “Hace mucho, mucho tiempo...” es el eco de aquel «Érase una vez» con que comienzan los cuentos tradicionales. En este aspecto Star Wars y la Tierra Media coinciden: los universos míticos se desarrollan en un ámbito ucrónico: no existen, pero podrían existir, y eso los hace válidos en sus elementos esenciales (y menos aparentes) para todas las épocas. En ese escenario se va a establecer «un conflicto entre el hombre y la máquina», en opinión de Joseph Campbell. Disiento de este parecer, que simplifica en exceso el fondo de la historia. El conflicto no es una mera confrontación bien-mal/hombre-máquina; o la simple lucha entre el Imperio, y las fuerzas de la Alianza. Esta visión adolece de un maniqueísmo que no resiste un análisis más en profundidad de los elementos narrativos y argumentales. Volveremos sobre ello.
George Lucas asegura que cada artista trabaja de acuerdo con una poética, en busca de las verdades que se esconden bajo la superficie. Emplea para eso figuras de la mitología, arquetipos. Han Solo ejemplifica esta tendencia, sin contrapartida en la Tierra Media, donde apenas se puede hablar de caracteres secundarios o “extras”: la fuerte presencia de una historia que sirve de background explicativo del presente, hace que hasta Háma, el Ujier de armas de Théoden, por ejemplo, deje de ser alguien anónimo. Es éste otro de los elementos que distancian la Trilogía del mundo de Tolkien. Las limitaciones narrativas, sobre todo de tiempo, que impone el metraje de una película hacen que los personajes de Star Wars “representen” tipos humanos, y en ocasiones su obrar apenas se justifique de acuerdo con un modo de ser peculiar. De todas formas, vista en conjunto, la Trilogía permite analizar la riqueza de matices con que George Lucas adornó a sus caracteres. Los personajes de Tolkien no son, por contra, arquetipos, sino que contienen elementos de humanidad profundamente coherentes, que los hacen seres creíbles cuya evolución como agentes de la historia se sigue de manera lineal, haciendo más asequible la aplicabilidad al propio microcosmos personal, de lo que sucede en la narración. Su libertad en el tiempo los convierte en seres individuales, identificables a lo largo de la historia en sus acciones y reacciones frente las nuevas exigencias que el desarrollo de la narración les impone. Los trabajos del héroe o la vida como aventura
Los personajes deben llevar a cabo, una vez enmarcada la acción, una transformación de sus modos de ser y pensar: actuaban de un modo, y deben supeditar su forma de vivir a un interés mayor, que les supera por todos lados. En El Hobbit y en El Señor de los Anillos se puede ver un paralelismo —que no es exclusivo de esos personajes en la Tierra Media; también está presente en Niggle, Túrin Turambar o Beren— en la progresiva maduración del protagonista o héroe: Bilbo, Frodo y Luke Skywalker muestran rasgos comunes que matizaremos a continuación.
La cercanía con que el héroe aparece ante los ojos del espectador facilita la identificación subjetiva. Los agentes principales de estas narraciones no son los lejanos héroes de la mitología griega. Al contrario, se presentan como seres incapacitados para realizar la misión que se les encomienda, externa a ellos, pero que termina por revelarse como el sentido último de sus vidas. La lealtad entre ellos se convierte en sustento de su esperanza; así, se podrían citar como ejemplos la creciente amistad de Han Solo hacia Luke —y, por ende, su lealtad a la Alianza Rebelde—; la fidelidad de Chewbacca hacia Han; o el ejemplo cumbre de fidelidad inquebrantable que Sam ofrece a Frodo a lo largo de El Señor de los Anillos. En Star Wars vemos a R2D2 y a C3PO dirigirse al cumplimiento de una misión que no han buscado; R2 por lealtad, y C3PO por lealtad a R2 y en contra de su inclinación. Si ambos robots son capaces de lealtad, entonces no son máquinas, sino una síntesis imaginativa de seres racionales con esqueleto y “piel” mecánica. Son personas disfrazadas de máquina. Los comentarios de C3PO ofrecen un contrapunto ciertamente profundo sobre lo poco que cabe esperar de las cosas del mundo, y la necesidad de cumplir con el deber. «Estamos hechos para sufrir; es nuestro destino en la vida», dice C3PO mientras camina desconsolado por el desierto. Y Frodo es consciente de esto cuando, al despedirse de Sam, asevera: «Intenté salvar la Comarca, y la he salvado; pero no para mí. Así suele ocurrir, Sam, cuando las cosas están en peligro: alguien tiene que renunciar a ellas, perderlas, para que otros las conserven» (El Señor de los Anillos, vol. III, p. 412). Dicha misión —que adopta la forma literaria de un viaje, lo cual facilita el desarrollo de la narración, y guarda un paralelismo evidente con el modo de transcurrir de la vida— se presenta en un momento más o menos inesperado, como un molesto añadido que viene a complicar una existencia aburguesada; una vida que por otra parte se mueve en unas coordenadas bastante rutinarias. El viaje encamina a los personajes hacia el lugar al que nunca habrían elegido ir: Mordor o la Estrella de la Muerte. La toma de conciencia personal del papel que se desempeña en la evolución de los acontecimientos a partir de ese momento, se torna dolorosa: la certeza de la propia pequeñez, la falta de talento, el miedo a lo desconocido, a una muerte posible, etcétera. Y la seguridad de que en la empresa deberán emplear todo su ser: sacrificarse, comprometer sus vidas por algo más grande que ellos mismos. «El destino del mundo está en las manos de los pequeños, mientras los ojos de los poderosos miran hacia otro lado» —Elrond (autor de estas palabras, que el propio Tolkien consideraba en una entrevista concedida a la BBC como «lo más inteligente» que se decía en El Señor de los Anillos) y Gandalf, son ejemplos egregios de personajes sabios, capaces de entender el modo en que las cosas funcionan en el mundo (Real y secundario)—. Frodo y Luke son también paradigmas de esto, de una forma quizás más elevada que Bilbo. Y asimismo, quizá Frodo más que Luke: éste es animoso y cuenta con sus fuerzas, quiere ir con Obi Wan; anticipa a Yoda sus deseos de aprender, y cree tener la certeza de ir más rápido de lo que su maestro se atreve a reconocer, cuando en realidad no es así. De algún modo, para él es más fácil abandonar su mundo. Tras la muerte de sus tíos dirá:«nada me ata ya a este lugar». Quiere aprender los caminos de la Fuerza. Con todo, se conoce poco. Frodo en cambio no quiere salir de la vida cómoda que lleva en la Comarca. Ve quizá con más claridad que Luke los peligros que le aguardan, y es más consciente de su propia ineptitud. De hecho es más inepto: Luke cuenta con la Fuerza, que le asiste en el ataque final a la Estrella de la Muerte y en otros momentos de la Trilogía. Frodo tan sólo con su lealtad, y adquiere así una altura moral tanto más elevada cuanto que es sometida a duras pruebas que parecen anegar su voluntad, siempre al límite.
Tolkien —que conocía profundamente la literatura nórdica, y era capaz de iluminar los porqués de determinados pasajes oscuros en obras escritas cientos de años antes que él— elaboró el personaje de Frodo inspirándose en los antiguos héroes de la literatura del Norte de Europa: héroes que luchaban por sentido del deber, apoyados en una fidelidad que iba más allá de toda esperanza y recompensa. Podríamos decir (con Shippey) que Frodo es la síntesis literaria cristianizada del límite al que puede llegar un personaje modelado sobre la base de un mundo pagano (ajeno a una Revelación) sin la asistencia de la gracia, sin la Providencia. La historia de El Señor de los Anillos —como la de Fëanor, Túrin o Beren; como la de Beowulf o Kullervo— alcanza así una mayor fuerza épica, más cercana a lo real-primario que las acciones de Luke, que son más fácilmente identificables desde los puntos de referencia del espectador, en el mundo de lo deseable-superficial. En la presentación de las limitaciones de la vida de Luke, quedan claras sus aspiraciones de adolescente, muy comprensibles desde el Mundo Primario. En cualquier caso ambos —Luke, Frodo— deben salir de lo cotidiano: romper con un pasado más o menos cómodo, para salvar algo. En el viaje evolucionarán como individuos, ganando en madurez y en riqueza interior. Esta madurez se manifiesta de manera especial en la progresiva adquisición de la verdadera sabiduría y de un espíritu esencialmente misericordioso: al final de ambas historias encontramos a dos personajes inclinados a la piedad y prontos al perdón, purificados por el dolor que supone vivir. De los dos depende el destino último de sus universos. En salvarlos deben empeñar la vida entera, sin esperar a cambio ni una palabra de agradecimiento. Pero su libertad para decir sí o no es algo intocable. Así, Ben Kenobi hace presente a Luke la necesidad de que se adentre en los caminos de la Fuerza, con el fin de salvar la galaxia —«Luke, te necesito»; pero le dice: «Debes hacer lo que tú creas justo, por supuesto»—. Del mismo modo, Gandalf deja ver su alegría al comprobar el talante leal de Frodo, por dos veces: en Bolsón Cerrado y, más tarde, en la decisión firme de ir a Mordor que Frodo manifiesta ante el Concilio de Elrond. Pero Luke y Frodo podrían haberse negado, dejando que la historia evolucionase de otro modo, también verosímil. El análisis de Yoda como personaje aporta nuevas luces al estudio de la evolución personal de Luke. George Lucas mantiene la opinión de que el maestro siempre impresiona más que el héroe, y ejerce su influencia desde cierta filosofía. Yoda procedía de una época arcana, más ordenada y más sabia (Obi Wan presenta el sable láser de los Jedi como un «arma noble —elegant— para una época más civilizada»); es SABIO y PRUDENTE. Pero no está por encima de todo. En especial, no está por encima de la muerte, aunque —al igual que Aragorn— dé la impresión de haber elegido el momento de abandonar el mundo. Luke, en su evolución como personaje, ganará en prudencia y en sabiduría, en misericordia y piedad, como Frodo. Al final los dos se nos presentan como personajes esencialmente serenos, llenos de paz interior. El combate entre Luke y el Emperador descubre un último matiz, decisivo, en el conflicto de fondo que se está dirimiendo en la secuencia cumbre de El retorno del Jedi. Luke dice: «Tu presunción es tu debilidad»; a lo que el Emperador replica: «Tu fe en tus amigos es la tuya». En definitiva lo que anda en juego es la pugna entre soberbia y humildad —vehículo de la catarsis o purificación en Star Wars y en la Tierra Media: todos los personajes centrales avanzan y progresan por el camino de la humillación voluntariamente aceptada—, entre contar con las propias fuerzas, o desconfiar de ellas. La enormidad del Imperio o del poder de Melkor o Sauron en Tierra Media, se apoya en la nada de la apariencia de poder, que es la negación de ser en que consiste el Mal. Por eso su ruina es absoluta. El Bien, aunque de apariencia frágil (Yoda es un buen ejemplo), es poderoso porque no busca su apoyo en sí mismo, no presume una fuerza que no tiene. Desconfía de sí para colocar su confianza en los otros, en la propia idea que defiende y que es su Fuerza —en Star Wars—, o la libertad —una de las constantes [patterns] de El Señor de los Anillos y de todo el universo tolkieniano—. La muerte de Obi Wan en bien de los demás, y en especial de Luke, muestra ese desprendimiento voluntario de todo lo propio en favor ajeno. Es normalmente de los más débiles de quienes depende el triunfo de un ideal. La verdadera batalla se libra entre el Emperador y Luke, no entre los cruceros y las naves de la Alianza; y de modo incluso más patente, en el caso de Frodo y Sam: todo está en vilo mientras ambos avanzan como dos diminutos insectos hacia la Grietas del Orodruin, aunque parezca que la batalla decisiva es la que enfrenta a las huestes de Sauron con los Pueblos Libres en los campos del Pelennor o, luego, ante la Puerta Negra de Mordor. Hay, además, otro profundo paralelismo entre las dos escenas que acabamos de considerar, y entre dos personajes que guardan cierta similitud (más adelante volveremos sobre ellos). Por un lado, ambas ocurren en el momento de la aparente derrota definitiva que, en el caso de El Señor de los Anillos, es presentada bajo la forma de una esperanza que abandona los corazones (cfr. La Puerta Negra se abre, cap. 10, vol. III), el lugar donde se forjan, para Tolkien, las victorias y las claudicaciones. En segundo lugar, lo que está en juego en los dos casos es el poder entendido como pasión de mandar, de subyugar, en oposición al servicio, a la negación de lo personal a la que antes hacíamos referencia. Es como el eco del bíblico “seréis como Dios” (cf. Génesis 3, 1-11). Entre las dos escenas hay incluso lo que podríamos llamar un paralelismo escénico: el Emperador es arrojado al abismo por Darth Vader; el Anillo por Gollum. En ambos casos, los sujetos de la acción son los dos personajes de quienes menos cabría esperar una actuación así (siendo las dos escenas perfectamente coherentes de acuerdo con las reglas narrativas impuestas por Tolkien y Lucas). De su mano llega el giro eucatastrófico de los acontecimientos. Aunque, podríamos matizar, en el caso de Vader hay un arrepentimiento, que no media en la acción de Sméagol. Los dos experimentan la catarsis definitiva, necesaria, coherente; una especie de redención interna dentro del mundo secundario. En este sentido, Sméagol-Gollum guarda cierto paralelismo con Darth Vader. Dominado por el deseo posesivo del Anillo, desempeñará un papel decisivo en su destrucción. Pero es también un personaje con sus momentos de lucidez, destellos del pasado feliz en que todavía era libre de ir donde quería, y en su fuero interno. En Fantasía hay que ponerlo todo en juego si se quiere vencer. Los mundos de Lucas y Tolkien constatan la verdad vital de este hecho.
Los momentos de la narración en que se presenta el dilema interior de los personajes son, por parte de Frodo, la visita que Gandalf le hace en Bolsón Cerrado en el capítulo La sombra del pasado, en el primer volumen, La Comunidad del Anillo. En el caso de Luke habría una presentación en La Guerra de las galaxias, desde la aparición de Ben Kenobi, hasta el progresivo perfeccionamiento de Luke como caballero Jedi en El Imperio contraataca, y su madurez en El retorno del Jedi. Las escenas en que Luke dialoga con Yoda muestran el modo en que un personaje debe desconfiar progresivamente de sí mismo para apoyarse más en la Fuerza. Yoda no es el gran guerrero que Luke esperaba encontrar —«la guerra no le hace a uno grandioso» es el lacónico comentario del maestro Jedi a Luke en el momento de su primer encuentro—. En definitiva lo que Yoda pide a su discípulo es un salto de fe, algo presente en los universos diegéticos de Lucas, como se constata en la serie de Indiana Jones, o en Willow. Cuando Luke se dispone a sacar su nave del fondo del lago, titubea: «Lo intentaré», dice. «¡No!», replica Yoda; «hazlo o no lo hagas; pero no lo intentes». Luke fracasa, no porque la nave «es demasiado grande», sino porque le falta fe. «Tú siempre dices que no se puede», le reprocha Yoda. Mover la nave es sólo imposible en la mente de Luke. Yoda responde con la demostración de que no es la apariencia lo que debe guiar los juicios, tantas veces vanos y falsos: «Tú me juzgas por el tamaño; no importa el tamaño». La Fuerza les hace «seres luminosos», y Luke está llamado a descubrir su presencia entre el árbol y la roca, entre él mismo y su maestro... Cuando, al terminar la secuencia, con la nave X-wing de Luke ya fuera del agua, Luke comente «Yo... no puedo creerlo», la respuesta de Yoda será concluyente: «Ya; por eso has fallado». El obstáculo nunca es el problema; las trabas para vencer están siempre dentro del corazón.
Luke siente ya la Fuerza, pero no la puede controlar. Su impaciencia le convierte en presa fácil ante la tentación del Reverso Tenebroso (sinónimo de «ira, miedo, agresión»), porque «hay mucha cólera en él», algo de lo que el Emperador ya se ha percatado. El lado oscuro de la Fuerza es «más rápido, más fácil, más seductor». Y dominará para siempre el destino de los que se dejen vencer por él: anulará su libertad, les hará esclavos de la propia ambición. Como el Anillo, que consume la mente de los sucesivos Portadores; de ahí la piedad que siente Frodo hacia Gollum: conoce perfectamente los padecimientos interiores por que está pasando, porque él mismo siente cada vez más fuerte la tentación de reclamar el Único para sí. La radical maldad del Anillo o del Reverso se apoya en que incapacitan para el bien, para una elección verdaderamente libre.
La propuesta de Ben y Yoda es la paciencia, cuando Luke decide marchar a salvar a sus amigos sin haber concluido su entrenamiento: «Si honras aquello por lo que luchan, sí puedes dejarles morir» —Luke quiere, en el fondo, ser providencia para sus amigos: controlar su parte de y en la historia. Pronto comprobará la verdad de las cosas—. De modo que, ante su obstinación, la última recomendación es: «Que no te invada el odio». Otro hito importante en la formación de Luke como Jedi es la entrada en el ominoso bosque donde debe introducirse, impelido por Yoda: «Tienes que entrar», le dice. «Siento frío, muerte», dice Luke. Y, aunque había repetido con frecuencia que no tenía miedo, va a ver hecha realidad la advertencia de Yoda: «Lo tendrás...». En el bosque va a encontrar «sólo lo que lleves contigo». Es una escena que guarda un paralelismo agudo con El Espejo de Galadriel, en El Señor de los Anillos. Tanto Frodo como Luke van a encontrar en sus visiones atisbos de cosas por venir, cuyo significado actual se les escapa —depende en gran medida de su libertad; por eso el futuro está siempre en movimiento—. Luke enfrenta a Vader, y ve en el casco arrancado del tronco su propio rostro: su realidad de hijo de Vader, y la posibilidad de llegar a ser él mismo un alter ego de aquél, si se deja seducir por el lado oscuro de la Fuerza. Poco obtienen los dos héroes para resolver sus enigmas: «El Espejo es peligroso como guía de conducta», le dice Galadriel a Frodo, a modo de conclusión.
Libertad y responsabilidad personales
Otro aspecto interesante es la relación que existe entre la peculiar providencia que preside estos mundos posibles —en general, todos los universos del Cuento de Hadas— y la libertad de cada personaje. La lógica interna exige que la libre actuación de cada uno quede a salvo en todo momento, aunque el narrador (Lucas, Tolkien) actúe como prestidigitador, previendo en cierta medida lo que va a ocurrir. De todos modos, en el caso de Tolkien el respeto por la coherencia propia de El Señor de los Anillos le llevó a redactar varios finales distintos para la historia; y el que aparece en la forma que conocemos no es ninguno de ellos. Hay poco de diseño general en un buen cuento: las cosas ruedan hacia su conclusión por la propia fuerza de los hechos. Como en la vida real. Así pues los personajes se hacen merecedores de la alabanza —el premio que esperaban los héroes de la literatura nórdica, aquella lofgeornost, lastworda betst con que concluye Beowulf; y que es lo que anima a Sam a continuar cuando toda esperanza parece haberse desvanecido: sus gestas serán dignas de ser cantadas por los poetas en épocas por venir—; o del castigo, de acuerdo con sus propias acciones. Este modo de actuar permite que lo que Tolkien llamaba «el Consuelo del Final Feliz», quede a salvo: Darth Vader debe “morir”; como debe morir Boromir, con una muerte gloriosa, a la medida de sus exigencias como personaje, según ha sido presentado por el autor desde el inicio de la narración. Es evidente que las premisas del cine comercial hacían imposible, por poner un ejemplo, que Han Solo muriese en El Imperio contraataca. Sin embargo Gandalf muere, como muere Frodo, y son sucesos que forman parte de una lectura esencial de la obra, no simples artificios para hacer que la trama siga adelante. Al ver la película sabemos que todo se arreglará; leyendo El Señor de los Anillos o la Gesta de Beren y Lúthien, y aun más la historia de Túrin Turambar en el Narn i Hîn Húrin de Los Cuentos Inclonclusos, la esperanza nos abandona de plano. De modo que la eucatástrofe —en los dos primeros casos— es tanto mayor cuanto que más inesperada, mientras que la muerte de Túrin resulta plenamente coherente con lo trágico del destino que acompaña a un personaje que, con todo, es responsable de sus acciones: no hay fatum en la Tierra Media.
El personaje de Darth Vader nos sirve para el análisis de la libertad que estamos llevando a cabo. Campbell afirma que es un personaje que no puede desarrollar su albedrío —de hecho, es casi del todo máquina—: rige un sistema totalitario, uniformizado. Ha sido seducido, pero sigue siendo libre. Cada elección que lleva a cabo es un acto voluntario, si bien equivocado; y por tanto, imputable desde el punto de vista moral. De hecho, su evolución interior —motivada, entre otras cosas, por la ternura— culmina con la opción voluntaria por el bien antes del fin (no demasiado tarde; nunca lo es). Annakin Skywalker-Darth Vader proporciona uno de los momentos eucatastróficos de la historia, y su muerte llega, ya redimido, como un paso más en la catarsis de Luke y en su madurez como personaje y como caballero Jedi: pierde un apoyo más, el futuro sigue abierto y en sus manos; él sigue siendo libre, y el Reverso Tenebroso de la Fuerza continúa siendo una amenaza. Cada acción compromete más con la propia libertad y, por tanto, con la personal responsabilidad, de manera que se puede volver la cara atrás. Pero se corre el riesgo de llegar más lejos en la senda del mal que el propio Emperador. Porque se es más poderoso, esto es, más capaz de hacer el bien, de servir; y se corre entonces el riesgo de trocar ese poder en propia vanidad: es la tentación a que sucumben Morgoth y Sauron; pero también la que se insinúa a Saruman, Boromir y Denethor; y la que en última instancia afrontan Gandalf, Galadriel, Aragorn o Faramir. En el combate que enfrenta a Vader con Luke en El Imperio contraataca, el argumento de fuerza para tentar al joven Skywalker es que el Emperador le teme. Y la consecuencia: «únete a mí, y juntos acabaremos con esta beligerancia, y pondremos orden en la galaxia». Es el paso lógico: el dominio según las propias leyes. Como Saruman, quiere usar la Fuerza (el Anillo) para su bien. Pero no se puede. Se trata de la presentación en forma de narración de aquella tentación suprema de ser ley para sí mismo: el eco del bíblico «seréis como dioses» (Génesis 3, 5, una vez más). Gandalf, Elrond y Galadriel, o el propio Aragorn, personajes todos de elevada talla moral y profunda sabiduría, son por eso mismo los que más desconfían de sí mismos, sabedores de las consecuencias que, dentro del cosmos secundario, tendría su búsqueda del Anillo, su posesión y el intento de emplearlo para el bien. Todos ellos vencen la tentación por la vía de la humildad y el servicio al interés común. Luke se lanza al vacío, pero no traiciona. Hay que hacer todo lo que esté en las propias manos, mucho o poco; pero todo, aunque duela y por encima de los más elevados sentimientos —aun lícitos, como el amor que Luke siente por su padre y por Leia—; y aunque el abismo sea inmenso y las certezas de salvarse parezcan nulas. En los cuentos de hadas no hay certezas, como no las hay en la vida: porque no hay nada más arriesgado que vivir una vida verdaderamente libre. Y por eso hay esperanza. Cuando Frodo, refiriéndose al Anillo, afirma: «Hubiese preferido no haberlo visto nunca. ¿Por qué vino a mí? ¿Por qué fui elegido?», Gandalf le responde:
«Preguntas que nadie puede responder (...) De lo que puedes estar seguro es de que no fue por ningún mérito que otros no tengan. Ni por poder, ni por sabiduría, a lo menos. Pero has sido elegido y necesitarás todos tus recursos: fuerza, ánimo, inteligencia». (La sombra del pasado, vol. I p. 93).
La única garantía en Fantasía es un lóbrego camino plagado de incertidumbres. La importancia del lenguaje en los universos de ficción
A continuación analizaremos otros puntos de conexión entre ambos mundos secundarios. En primer lugar, la importancia que en ambos tienen los lenguajes inventados. Aportan a la historia visos de verosimilitud, autenticidad. En el caso de la Tierra Media este elemento se sitúa en la génesis de toda la cosmovisión tolkieniana. La subcreación en Tolkien siempre se supeditó al poder evocador de las palabras; y los Pueblos que habitan este mundo secundario se entienden en y desde su idioma e historia propios. Para Tolkien, lo mismo que para George Lucas, la coherencia interna era absolutamente imprescindible. Y la sonoridad de los nombres responde a esa necesidad de una correspondencia entre lo designado y el lenguaje: Darth Vader, Moff Tarkin, la Estrella de la Muerte; Skywalker, Leia Organa, Obi Wan, Yoda, Tatooine, Alderaan; Jabba el Hutt, Endor. El idioma de cada grupo define su carácter en la narración: la lengua áspera de los moradores de las arenas (los guerreros tuskens), la rudimentaria forma de comunicación de los jawas, simple e inocente, como la de los ewoks; las voces sintetizadas de los soldados del Imperio; el modo de hablar sereno de Ben Kenobi y Yoda. Y en la Tierra Media, las dulces y complejas construcciones lingüísticas del Quenya y el Sindarin, o la lengua dura como la piedra de los Naugrim; y el perverso idioma de los Orcos, áspero y cruel.
Un personaje como C3PO resulta ser un privilegiado porque es capaz de hablar prácticamente todos los idiomas de la galaxia. Star Wars pone como condición inicial que aceptemos la existencia de robots humanizados, capaces de comunicarse. Tolkien, por su parte, señalaba como rasgo distintivo del Cuento de Hadas la satisfacción de deseos inalcanzables para el hombre: volar libre como los pájaros, comunicarse con otros seres vivos, o nadar como un pez por los fondos del océano. Radagast es un ejemplo de ese deseo que encuentra Consuelo en la Tierra Media.
Los escenarios míticos y el respeto por la Naturaleza
En relación con lo anterior hay que hablar del tratamiento que recibe la naturaleza en estos universos míticos. Ya me he referido al modo como el escenario cósmico donde se desarrolla Star Wars es secundario. George Lucas concede mucha importancia a los paisajes naturales, a lo exótico de los lugares y planetas donde sitúa a los personajes. La naturaleza es presentada como un medio hostil o agradable, a menudo simplificada (desiertos de hielo, o de arena; asteroides; frondosos bosques; pantanos). En el mundo de Tolkien la riqueza de matices es mayor. La sola presencia en un paisaje es capaz de alegrar el corazón o de hacerlo zozobrar. Los entornos opresivos (el Bosque Viejo, el Bosque Negro, Fangorn, Mordor, Isengard o la Comarca destruida por Zarquino), los lugares llenos de una melancólica belleza (Lothlórien, Rivendel), los escenarios agresivos (Helm, el Rauros, Caradhras), son ejemplos ilustrativos de esta personificación de la naturaleza que adquiere consistencia ontológica en la Tierra Media.
Frente a una naturaleza idealizada, o presentada en un estado más o menos puro, la máquina deviene lo uniforme, lo deshumanizado. Ya lo hemos visto al hablar de Vader. Pero lo encontramos también en los marcos y la puesta en escena de todo lo referente al Imperio: las tropas no tienen rostro personal (como no lo tienen los Jinetes Negros), todo obedece a una ley de dominio basada en el miedo y la mentira, que oprime y esclaviza (frente al eco de aquel «la verdad os hará libres» (Juan 8, 32), que resuena en las palabras de la Princesa Leia ante Tarkin: «Cuanto más fuerte sea su opresión más sistemas estelares se le escaparán»). Los Pueblos Libres de Tolkien o la Alianza rebelde muestran esos rasgos que definen el Bien en el mundo mítico: su poder aparente es pequeño; pero atesoran una resistencia inquebrantable que se apoya en la tenacidad y la fuerza que la verdad y la libertad poseen en sí mismas.
Barad-dûr y la Estrella de la Muerte representan esta visión de lo mecanizado anónimo. Y, en menor medida, Isengard, con su progresiva y grotesca degradación en el plano moral interno del mundo tolkieniano. En resumen, aunque se trate de una definición un tanto esquemática, se pone en juego una dualidad: Tecnología frente a Fuerza; Degradación frente a Naturaleza.
El Bien, el Mal y la esperanza: el porqué de un no al maniqueísmo
Como en cualquier cuento tradicional, la oposición entre el Bien y el Mal aparece como una de las constantes de la narración, si bien no es la constante. Y uno de los medios de presentar ese conflicto es la contraposición de tamaños. El Mal abruma, sus dimensiones son inabarcables, de modo que el gozo de la eucatástrofe resulta siempre afilado, como lo es la alegría de la esperanza recobrada en la vida real. Momentos eucatastróficos son, por ejemplo: la destrucción de las Estrellas de la Muerte, la presencia de Obi Wan en el ataque final, y después; el encuentro de Han y Luke en el hielo; o el rescate de Han Solo. Desde el principio mismo de Star Wars encontramos esa oposición de tamaños: el crucero imperial que persigue a la pequeña nave consular; la Estrella de la Muerte; la estación nodriza de El Imperio contraataca, junto a la que palidecen las dimensiones de los cruceros. Sus paralelos en la Tierra Media podrían ser los ejércitos de Sauron en los campos de Cormallen, la fortaleza de Barad-dûr, o la omnipresencia de los Nazgûl. Tenemos un atisbo de la alegría que seguirá a la victoria final, pero desconocemos los caminos por los que la narración nos va a llevar a la consecución del triunfo final —un triunfo que nunca es definitivo—, y sabemos con dolorosa certeza que en el trayecto encontraremos el sufrimiento, acechando a cada paso. La esperanza en Fantasía siempre pende de un hilo finísimo; si bien muy resistente.
Quiero hacer notar que los buenos cuentos de hadas presentan esta pugna con todos los matices de gris que posee la lucha entre el Bien y el Mal en la vida real: no hay simplificaciones al estilo de buenos y malos —que restarían credibilidad secundaria a los universos míticos—, sino que el autor procura presentar la pugna interna que cada personaje padece, con la intención de mostrar cómo su libertad es siempre lo que está en juego, y de qué modo misterioso queda a salvo en el propio fuero interno la posibilidad de obrar en un sentido u otro. Boromir y Frodo en Amon Hen son dos buenos ejemplos (cfr. El Señor de los Anillos, vol. I, págs. 564-579, passim), como lo es la evolución interior de Darth Vader en Star Wars.
Cabe, en cualquier caso, una matización en el caso de la Trilogía. Las fuerzas del Imperio, con sus uniformes al estilo nazi, muestran una concepción totalitaria del poder, apoyada en el terror —«El miedo mantendrá en orden los sistemas locales», afirma Tarkin ante la amenaza de una posible revuelta general— un tanto simplificada, en una polarización que no tiene paralelo en la Tierra Media.
Historia y tradición
La importancia de la historia y la tradición se presenta en estos universos míticos a través de pequeños atisbos del pasado. Obi Wan nos informa, como sin querer, de las guerras Klon, acaecidas hace años; mientras afirma que «durante más de mil generaciones los caballeros Jedi fueron guardianes de la paz y la justicia frente a los tenebrosos tiempos del Imperio». Tras el velo de la historia inmediata adivinamos un mundo que se explica a partir de su propia memoria arcana. En la Tierra Media gran parte de la impresión de realidad que domina la narración, radica en la existencia de tres Edades anteriores a aquélla en cuyo extremo se sitúa la acción de El Señor de los Anillos. Los acontecimientos anteriores dan respuesta a las preguntas del presente. Y en ese contexto es donde cada personaje va a descubrir su papel, personal e intransferible, para llevar la historia adelante. Personajes como Ben Kenobi, Gandalf, Yoda o Elrond sirven como teloneros de un pasado que llega muy lejos: conservan la memoria explicativa del presente, y son capaces de entrever el futuro —aunque, como afirma Yoda, «siempre en movimiento el futuro está»: la libertad hace imposible la predicción de lo que está por venir. Yoda será quien más tarde manifieste su sorpresa («Inesperado», dice) ante la noticia de que Vader le ha dicho a Luke que es su padre. Como Sméagol, cuya actuación decisiva antes del fin había predicho Gandalf, aunque sin saber a ciencia cierta el modo en que se realizaría—.
Los cuentos de hadas... ¿cosas de niños?
Un último aspecto, antes de concluir: ¿son los cuentos de hadas “cosas de niños”? Lo sean o no, ¿son los niños sus destinatarios, siquiera principales? Es evidente que analizar esta polémica excede los límites del presente artículo. Sin embargo, sí quiero hacer una breve reflexión sobre el concepto de “niño” que Tolkien explica en el ensayo al que he hecho referencia al inicio de estas páginas (CH, págs. 45 a 60). George Lucas defiende un concepto semejante, y eso se refleja en la elaboración, por ejemplo, de mundos éticos que coinciden en muchas de sus ideas de fondo.
«Si algún interés tiene la lectura de los cuentos de hadas como género específico es que merece la pena escribirlos por y para los adultos. Pondrán en ellos, sin duda, y de ellos extraerán más de lo que los niños puedan poner y obtener» (CH, pp. 58-59).
Tildar despectivamente los cuentos de cosas de niños responde a una mentalidad que desprecia la condición infantil apoyándose precisamente en una de las virtudes más maravillosas que posee la infancia: la inocencia, el acercamiento a la Verdad (literaria o de cualquier ciencia o saber humano) sin prejuicios. El niño es lo más cercano que nos queda al puro deseo de sabiduría. Ya Chesterton había escrito que el infantil es público exigente —probablemente el que más demanda—, y que muchas veces sus juicios sobre la coherencia de las actuaciones de los personajes de ficción resultan inapelables. Al establecerse el acercamiento a la verdad literaria desde un plano epistemológico, la “niñez” pierde su conexión con lo meramente biológico, para enraizarse profundamente en el deseo de conocer, de aprender.
Habla Tolkien de nuevo: «(...) en mi opinión, los cuentos de hadas no han de estar particularmente asociados con niños. Existe una relación de tipo natural, porque los niños son seres humanos y los cuentos son algo connatural a la sensibilidad humana (aunque no tenga por qué ser universal)» (CH, p. 55). Así pues, ni todos los cuentos han de gustar a todos los niños, ni la clave del problema reside en la edad. Quizá lo más justo sea reconocer que la base del gusto por este tipo de literatura está en tener corazón de niño: un ánimo valeroso y justo, recio y abierto a la verdad; no la ñoñería del chaval mimado, sino el coraje del que está dispuesto a enfrentar la vida de todos los días, el cuento de hadas de la existencia personal, en el camino que es cada vida singular. En ese caminar, los cuentos de hadas nos proporcionan quizá el Consuelo, como un eco de lo que no es, pero que llegará a ser. Y, mientras tanto, lo deseamos con todas nuestras fuerzas. Como los Niños.
Eduardo Segura Traductor Doctor en Filología

LA PRACTICA DEL SEGUIMIENTO DE LA RESPIRACIÓN

Una vez bien sentados comenzaremos por poner la atención en el cuerpo realizando un pequeño ejercicio de relajación, podemos recorrer el cuerpo desde los pies hasta el cabello tratando de sentirlo y enviando un mensaje mental de relax, este ejercicio puede durar unos cinco minutos, pero si veis que os cuesta mucho relajaros dedicarle un poco mas de tiempo. Empezamos, después de esto, por observar nuestra respiración, y quiero reseñar que la respiración es un proceso físico que ocurre en el cuerpo y si queremos observarla lo sensato seria comenzar por prestar atención a la parte del cuerpo que realiza esta función, esdecir diafragma, pecho garganta y nariz, una vez captadas algunas de las sensaciones que ahí se producen mientras respiramos trataremos de hacernos mas consciente de ella y siguiéndola mientras inhalamos y exhalamos. Para ayudarnos en este proceso la practica se divide en cuatro etapas

Primera etapa:
Debemos observar y seguir todo el proceso respiratorio desde que el aire entra por las fosas nasales y llega hasta los pulmones, tratando de darnos cuenta de las sensaciones , del ritmo, de los músculos que intervienen en el proceso, de la diferencia entre el inhalar y el exhalar etc. Entonces y cuando nos sintamos listos comenzamos a contar las respiraciones después de cada exhalación. Inhalamos -exhalamos contamos uno, inhalamos- exhalamos contamos dos, y seguiremos contando hasta diez respiraciones para en dicho punto volver a empezar. Continuaremos de esta manera durante un periodo de mas o menos cinco minutos.

Segunda etapa:
Seguimos contando las respiraciones en ciclos de diez pero ahora realizamos el conteo antes de cada inhalación, es decir contamos uno inhalamos-exhalamos ....Esta etapa es similar a la anterior pero ahora debemos mantenernos un poco mas atentos para anticipar el conteo al hecho de la inhalación.

Tercera etapa:
Dejamos de contar, tratando de mantener la atención consciente en todo el proceso respiratorio, tanto las sensaciones físicas producidas por la respiración como el ritmo, el espacio entre inhalar y exhalar, etc y al igual que las etapas anteriores su duración será de cinco minutos aproximadamente.

Cuarta etapa:
Enfocamos nuestra atención en la zona de las fosas nasales y labio superior, buscamos ahí la sensación que se produce al entrar en contacto el aire con esa zona del cuerpo, talvez un cosquilleo, un contraste de temperatura. Localizamos esta sensación y nos enfocamos tanto como podamos en ella. Después de estos últimos minutos habremos completado el tiempo dedicado a la practica del Seguimiento de la respiración, pero antes de terminar y levantarnos, es conveniente dedicar uno momento por breve que este sea a tratar de tener cierta claridad de cual ha sido la experiencia, analizando brevemente el tipo de distracciones que hemos sufrido, que etapa nos ha gustado mas y en general tratar de tener claro que a pasado en los últimos veinte minutos. Por supuesto el hecho de que intentemos estar enfocados durante cada etapa en el objeto de dicha etapa, ya sea contar la respiración, observar todo el proceso respiratorio, u observar una sensación sutil en torno a las fosas nasales, no significa que vallamos a lograrlo.
Lo más probable es que surjan distracciones ya sea en forma de pensamientos, de molestias físicas, de falta de energía, o ansiedad. El modo de tratar con estos obstáculos es muy sencillo, al menos durante los primeros meses de meditadores, bastara con darnos cuenta y volver al objeto de la practica una y otra vez con paciencia y armonía hacia nosotros mismos Por otra parte la capacidad de concentración necesaria para meditar no es mayor que para leer un libro, de modo que todos nosotros podemos meditar satisfactoriamente pero al igual que para leer un libro es necesario desarrollar interés in el cual la capacidad de atención y concentración disminuirán considerablemente y surge una pregunta ¿ que interés tiene la respiración? Yo misma he tenido que hacerme esta pregunta y mi respuesta fue que lo interesante es que seguir la respiración me ayuda a descubrir mi mente y sus tendencias, que seguir esta simple actividad de respirar me calma y calmándome otros estados surgen, estados imposible de experimenta con la cabeza llena de pensamientos anhelos y distracciones, eso es lo interesante para mi.
Además deberíamos tratar de disfrutar el hecho de estar ahí sentados tranquilos con una actividad muy sencilla observando ese proceso tan ligado a la existencia que es la respiración. Tratar de estar relajados y contentos, enfocándonos poco a poco en la respiración, dejando ir los pensamientos sin enredarnos con ninguno de ellos y permitir que algo mas calmado y bello surja de esa quietud. Muy probablemente después de haber meditado sentiremos nuestra mente menos embotada más liguera, estaremos mas relajados y despiertos, y percibiremos el entorno con mas viveza, Estaremos mas sosegados y positivos y estas experiencias irán en aumento conforme mantengamos una practica de meditación y progresivamente mejorara nuestra capacidad de concentración y mantendremos mas continuidad de pensamientos y acción siendo con todo ello mas capaces de vivir el momento presente y responder de forma creativa en cada ocasión.
Que todo os sea propicio.


La meditación, una clase virtual.
Queremos incluir enseñanzas de la tradición Budista, enseñanzas sencillas pero profundas que podemos tomar como herramientas de transformación, como herramientas para trabajar con nuestros estados mentales torpes que nos producen dolor e insatisfacción. Queremos ir introduciendo distintas practicas que van a ayudarnos a que nos entendamos mejor a nosotros mismos y a encaminar nuestro esfuerzo, de una manera eficaz, hacia metas de mayor sosiego , claridad, positividad emocional y en definitiva de mayor felicidad. Y como no, abrimos la sección con la exploración de una de las practicas mas fundamentales en este proceso de transformación: " La Meditación"
Una clase virtual; LA MEDITACIÓN 1ª PARTE
Mi propósito es reproducir aquí tan bien como me sea posible lo que es una clase de meditación en el Centro Budista de Valencia con esta información la personas que estéis interesadas obtendréis una idea clara de como meditar y en base a esto seria posible comenzar a hacerlo, aunque tengo que decir que una parte muy importante del aprendizaje de meditación consiste en el intercambio de experiencias con otros meditadores y principalmente con alguien mas experto que tu.
Así que " Queremos Meditar" pues bien podríamos empezar por dejar a un lado las ideas que nos hayamos podido formar sobre la meditación, sobre todo si están basadas en dejar la mente en blanco, o en acceder a experiencias digamos paranormales. Lo mejor seria dejar de lado estas ideas y cualquier otra idea preconcebida y abrirnos a una experiencia de la meditación y de nosotros mismos, una experiencia basada en sentarnos durante x minutos seguir una técnica de meditación y ver que pasa.
Dado esto no voy a entrar en explicaciones sobre que es o deja de ser la meditación , solo diré que la meditación esta directamente relacionada con la consciencia y que las cuatro bases de consciencia, según el budismo son CUERPO, SENSASIONES, EMOCIONES, PENSAMIENTOS y de estas cuatro bases la mas aprehensible es sin duda el cuerpo, de tal forma que si aumentamos la atención en el cuerpo esto ira en mejora de nuestra consciencia en general que a su vez nos ayudara a entrar en estados meditativos mas profundos.
La postura.
Comenzaremos pues por sentarnos cómodamente buscando una postura que nos permita mantener la quietud durante al menos 20 o 30 minutos.Para ello podremos usar cojines o un banco de meditación; sentarnos con las piernas cruzadas repartiendo el peso del cuerpo entre el asiento y las piernas y tratando de encontrar la altura adecuada del asiento para una correcta inclinación de la pelvis que facilitara una columna vertebral recta -si el asiento es muy bajo tenderemos a encorvar la espalda y esto provocara somnolencia y dolor en la parte alta de la espalda y si el asiento es muy bajo arquearemos la espalda y esto producirá dolor en la zona lumbar- Por supuesto siempre es posible meditar sentado en una silla, en tal caso deberíamos calzar las patas traseras de tal modo que la silla quede ligeramente inclinada.
Los hombros deben estar relajados, las manos han de apoyarse sobre los muslos o en el regazo usando talvez como ayuda un pequeño almohadón .La cabeza equilibrada con la columna, y la barbilla apuntando suavemente hacia el pecho (al final del articulo incluyo unas ilustraciones que pueden ayudar con la postura). Debemos elegir un lugar agradable y seria muy recomendable dedicar unos minutos a arreglarlo ya que esto iría preparando nuestra mente . Podemos elegir una habitación especialmente silenciosa o acomodar un rincón de nuestro dormitorio, para empezar podemos limpiarlo un poco, colocar algunas flores, talvez alguna imagen que nos resulte especialmente inspiradora y esto pude ser desde un Buda hasta un hermoso paisaje, entonces encendemos un par de velas y prendemos una varita de incienso.
Mientras hacemos todo esto nuestra mente se ira percatando de que vamos a entrar en una actividad diferente y un tanto especial, claro que los preparativos pueden variar según cada cual. Es prácticamente imposible entrar en la meditación a saco y de hacerlo solo encontraremos las cosas revueltas, se dice que los preparativos para la meditación pueden llegar a ser el 80% de los buenos resultados de la misma; aunque sobre que son buenos resultados en meditación habría mucho que habla.
Lo siguiente después de elegir el sitio, arreglarlo, sentarnos y dedicar unos minutos a buscar una buena postura es la técnica de meditación y la que vamos a explorar aquí se llama "anapanasati" este es su nombre el pali y su traducción mas o menos la siguiente: Sati = tomar en cuenta ,tener presente, que sugiere observación, seguimiento, y Pana = se refiere a la respiración. Dado esto podríamos traducir anapanasati como " El seguimiento de la respiración". Intencionalmente he prescindido del termino concentración ya que es muy fácil mal interpretarlo y confundirlo con algo forzado, con un intento de realizar algo que en realidad no queremos hacer, pero uno de los objetivos de esta practica es mejorar nuestra concentración, aunque esto debe realizarse de una manera natural y progresiva. Por medio de esta técnica nuestra capacidad de atención consciente aumenta y aumenta nuestra capacidad de mantener continuidad, con todo ello va aumentando la integración psíquica y energética.





La meditación, una clase virtual. Metta
Empezare por recordaros que el propósito de esta sección es traer a la revista aquellas practicas y enseñanzas que al ser puestas en nuestras vidas la transforman, talvez aun no hayamos alcanzado una gran visón, talvez sean muchos nuestros defectos y tendencias torpes, incluso seguro que nos quedan cientos de vidas de purificación. Pero al practicar así nuestras mentes, al menos por unos momentos, se hacen Buda. Al traer a nuestra vida cotidiana esas practicas y volver una y otra vez a ellas nuestro potencial se va realizando y entonces vivimos como un Buda. Sin duda este tipo de experiencia ira inclinando la balanza del lado del Nirvana.
Meditación 2ª parte. Metta bhavana.
Bhavana es una palabra en pali cuyo significado es desarrollar o cultivar, prefiero la segunda de las traducciones por que en si misma nos dice algo sobre como hemos de realizar la practica. Imagina que eres jardinero y cultivas un jardín, o un pequeño huerto, aunque no sepas mucho del tema, seguro que te das cuenta de un par de cosas: un jardín requiere un cierto cuidado regular, que un día te afanes en arreglarlo para olvidarlo después por un par de meses no dará muy buenos resultados, tampoco es una buena idea inundarlo de agua para poder olvidarte de regarlo durante un par de semanas, y otro tema importante, el jardinero no solo disfruta de su jardín cuando este ya ha dado hermosa flores y entonces solo entonces lo valora; normalmente un jardinero disfruta de lo que hace, muchas personas dedican su tiempo libre a eso y así es como se relajan y obtienen placer,el resultado final les importa, claro, desean tener un hermoso seto de margaritas o unos tomates sabrosos, pero valoran y disfrutan también mientras preparan la tierra y cuando arrancan las malas hierbas, cuando los brotes son casi invisibles. Esa es la actitud que sugiero adoptéis en la practica de la meditación no ir solo en pos de ciertos resultado; disfrutar del hecho de estar intentándolo, de estar auto conociéndoos, de sentaros por unos minutos en silencio y quietud. El significado de Metta es mas complejo, se puede traducir por amor universal y tal vez eso os deje la cosa clara, pero talvez sintáis que es un sentimiento muy grande talvez penséis que no experimentáis eso dentro de vosotros. Así que yo prefiero desglosar su significado Metta es una respuesta emocional positiva y creativa y podríamos hacer una larga lista de su contenido y significado por ejemplo: Calma, solidaridad, tolerancia, alegría, afecto, reconocimiento, respeto, comprensión, compasión. Tu mismo puedes añadir a esta lista aquellas emociones positivas y creativas que te sean mas propias, eso, responder así, a cualquiera que sea el estimulo es Metta. Si alguien te habla con malos modos tu puedes responder con enfado y con malos modos a tu vez, en tal caso estarías reaccionando, pero también puedes decidir que tu no quieres enfadarte ni entrar en esas actitudes y responder con calma en tal caso estarías respondiendo de forma creativa y eso es Metta. Así que esta es una practica de meditación para cultivar una respuesta emocional creativa y positiva. La practica tiene una estructura para ayudarnos, consta de cinco partes cada una de las cuales podemos hacer durar 5 o 10 minutos.
1º Desarrollamos metta hacia nosotros mismo2º Metta hacia un buen amigo/a3º Metta hacia una persona indiferente.4º Metta hacia una persona difícil.5º Metta hacia todos los seres.

las etapas usando las frases tradicionales
1ºSi no somos capaces de sentir metta hacia nosotros, de valorarnos y tratarnos adecuadamente, si simplemente tenemos una experiencia negativa de nuestro ser y no paramos de juzgarnos y darnos caña, difícilmente podremos ser tolerantes y amables con nadie mas. Este comienzo lejos de ser egoísta es sano y necesario, hemos de cultivar respeto hacia nosotros mismo, un sano deseo de bienestar, felicidad y desarrollo, la culpa y el auto castigo no nos llevara a mejorar ni mucho menos, y por supuesto esto no significa ignorar nuestras tendencia torpes y trabajar con ellas pero siempre con una actitud de metta.
2º Esta es una etapa muy bonita, hacia nuestra amiga o amigo ya sentimos metta, le valoramos, sentimos afecto, reconocemos sus cualidades, aquí se trata pues de prestar mas atención a estas cosas y con la atención estimularlas y permitir que crezcan. Disfrutar del hecho de sentir amistad, desear que nuestro amigo encuentre su camino, lo que sea que necesite, que sea feliz. De esta podemos extraer energía, inspiración para las otras etapas mas difíciles.
3º º Cada uno de nosotros es un indiferente para la inmensa mayoría de la gente. Pero cuan distinta es la realidad, la profunda interconexión entre todas las cosas y por supuesto todos los seres, hace que la palabra indiferente sea una ilusión un engaño. En esta etapa intentamos reconocer al otro como lo que es un ser humano igual que nosotros, probablemente sufrimos por cosas muy parecidas y también la alegría y el bienestar surgen de fuentes similares. No reconocer a otro ser humano, no valorarlo nos sitúa muy por debajo de tal condición, nos impide alinearnos con la realidad y por lo tanto es un serio obstáculo en nuestro desarrollo y ni que decir que lo es en la mejora del mundo.
4º º Seguramente muchas preguntas nos van a surgir en esta etapa ¿quien puede sentir metta hacia un canalla? ¿hacia aquel que tan mala jugada nos a gastado? ¿ hacia alguien que obviamente no tiene la razón?. Bien que surjan preguntas es muy bueno y debemos explorarlas sincera y profundamente, talvez estas cuestiones y su exploración sean el primer efecto positivo de hacer o intentar hacer esta etapa. Por mi parte solo diré un par de cosas que alguien sea "malo" deshonesto, grosero o violento no justifica que nosotros también lo seamos y cuando respondemos a la grosería con grosería, a la violencia con violencia en eso es en lo que nos convertimos. Por otro lado sugiero que para empezar no pongáis en esta etapa alguien con quien los problemas son muy serios, para eso mejor espera un poquito a tener una fuente mas fuerte de metta, pero hay muchas personas que no nos gustan por que se visten así o asa, hablan de tal o cual manera, son pijos, hipíes, gitanos, burgueses, tontos listos etc. Ahí es un buen sitio para empezar, en todos esos rechazos un tanto irracionales llenos de perjuicios y de puntos de vista inconscientes y desde ahí podremos progresar paulatinamente.
5º En esta etapa es muy adecuado usar la imaginación y extender nuestros sentimientos de solidaridad, reconocimiento, tolerancia es decir metta, hacia todos los seres humanos hasta el ultimo rincón de la tierra, hacia todos los animales de todas las especies, hacia el planeta mismos sus ríos, sus valles, sus montañas, sus bosques, quizás hacia otros mundos. Que allí en donde la existencia se exprese sin importarnos la forma y por principio nuestra mente diga Si, si en vez de no o pero. Para facilitar el acceso a nuestras emociones podemos utilizar varios métodos:
A) Repetir mentalmente una frase que desee bienestar y felicidad; por ej. Que este bien y que sea feliz, en cada etapa según corresponda.; lo mejor es que la frase tenga significado para nosotros.
B) Enfocarnos en el área del corazón, esta zona esta relacionada con los sentimientos y emociones y además en muchas tradiciones incluida la Budista es un centro de energía Psíquica, talvez baste con poner ahí nuestra atención con la intención de desarrollar una emoción de metta.
C) Enfocándonos en el mismo área visualizar una esfera de luz dorada, su calidez y pureza nos pueden evocar la emoción positiva.
D) Un paisaje, especialmente hermosos y sereno y nos imaginamos ahí y después a cada persona de las distintas etapas, al imaginar que estamos en semejante lugar puede surgir una experiencia de meta. Pero debemos tener claro que el objeto de nuestra meditación no es la frase o la luz o lo que sea que utilicemos como métodos, el objeto de atención en esta practica es la emoción. Tampoco consiste en auto engañarnos , ni fingir ni disfrazar nuestra emociones, si al conectar con ellas surge algo que no resulta muy positivo, vemos claro nuestro sentimiento de indiferencia o enfado no es cuestión de taparlo haciendo resonar muy alto la frase o algo así. Reconocer lo que sentimos es imprescindible para poder transformarlo y talvez lo normal sea que durante bastante tiempo solo podremos ir un poco mas allá de la emoción no muy positiva que tenemos.
Si por ejemplo al hacer la cuarta etapa descubrimos que sentimos rabia hacia esa persona no seria muy adecuado seguir y seguir sin mas mandándole amor como si no sintiéramos ese enfado, quizás lo mas adecuado sea tratar de sosegarnos, de tomar responsabilidad por lo que sentimos, dejar de tan solo proyectarlo, reconocer que el enfado es una forma de odio ir calmándonos y si después de unos minutos estamos mas serenos yo creo que la metta esta produciendo, ya iremos mas allá con practica y paciencia que por cierto también es metta.
Os acordáis de un anunció que hace muchos años había por la tele de Coca Cola: Un grupo de gente salía en medio de un jardín idílico, cantando " al mundo entero reunir y con todos cantar y todos juntos...la la la" y se iban acercando mas y mas personas con un aspecto un tanto bobo y tomados de la mano giraban etéreamente etc etc. Bien pues eso no es metta, metta no es algo romántico, no es algo rosa, ni un fingimiento, ni ignorar los problemas que existen tanto en el mundo como en cada una de nuestros corazón/mente.
Metta es un intento serio de imprimir un giro radical a nuestra conciencia, por supuesto que este giro se producirá de forma acumulativa y progresiva, metta esta relacionada con una visión de la realidad de la existencia que dice que nada existe independientemente de lo otro, que toda la existencia es una basta red de fenómenos interconectados e interdependiente, formando los unos las condiciones para la existencia de los otros, esto atañe a todo desde una tormenta hasta por supuesto un ser humano. Si esto es así como responder con odio, con negación, con violencia, sin que acabe volviendo hacia nosotros mismos, si esto es así como entonces ser felices, o estar tranquilos si algo o alguien mas no puede estarlo.
Y como decía al principio al explicar la palabra bhavana hemos de tener la actitud de un buen jardinero, alegrarnos previamente de nuestro intento de transformar las respuestas emocionales, no esperar grandes experiencias de amor mientras hacemos la practica, muchas veces en solo fuera de la practica en donde empezaremos a sentir su efecto, tal vez después de estar haciendo metta hacia el señor del quiosco en la tercera etapa, la próxima vez que le veas lo mires con otros ojos. Bien espero que disfrutéis de la practica; Metta bhavana junto con Anapanasati son dos practicas fundamentales de meditación que se complementan muy bien y que se aconseja hacer juntas, es decir mas o menos alternando.
Si queréis saber mas, o practicar junto a otros cada Domingo a las 12 del mediodía hay un taller de meditación en el centro Budista de Valencia si queréis venir seréis muy bien acogido.
metta Saddhakara





La meditación, una clase virtual. Metta 2
Metta Bhavana, usando frases tradicionales, el desarrollo de simpatía y amor,
1. Concentra la atención en tu mismo. Usa tu propio nombre.
Con la exhalación “Que pueda yo ser más amable con migo mismo”Con la exhalación “Que pueda cuidar más a mi mismo”Con la exhalación “Que pueda yo ser libre de dukkha, y de los fuentes que generan dukkha”Con la exhalación “Que pueda yo progrese”
2. Hacia un amigo o amiga. Usa el nombre de tu amigo.
Con la exhalación “Que ______ sea amable”Con la exhalación “Que ______ se cuide a sí mismo”Con la exhalación “Que ______ sea libre de dukkha, y sin las fuentes que generan dukkha”Con la exhalación “Que ______ progrese”
3. Hacia una persona neutra. Usa el nombre de la persona neutra.
Con la exhalación “Que ______ sea amable”Con la exhalación “Que ______ se cuide a sí mismo”Con la exhalación “Que ______ sea libre de dukkha, y sin las fuentes que generan dukkha”Con la exhalación “Que ______ progrese”
4. Hacia una persona difícil. Usa el nombre de la persona difícil.
Con la exhalación “Que ______ sea amable”Con la exhalación “Que ______ se cuide a sí mismo”Con la exhalación “Que ______ sea libre de dukkha, y sin las fuentes que generan dukkha”Con la exhalación “Que ______ progrese”
5. Extendemos los sentimientos de metta a todo tipo de personas.
Con la exhalación “Que todos, y cada uno de los cuatro seamos Metta”Con la exhalación “Que todos los seres en este barrio sean Metta”Con la exhalación “Que todos los seres en esta provincia sean Metta”Con la exhalación “Que todos los seres en este país sean Metta”Con la exhalación “Que todos los seres a través del tiempo y del espacio progresen”


La Iluminación: el ideal del desarrollo humano
Un libro escrito por Sangharákshita.
Originalmente una serie de charlas dadas en Nueva Zelanda. Titulo original en ingles: Human Enlightenment.
(c) Sangharákshita 1980 Traducción Mañjunatha
Introducción:
El ideal mas sublime que puede concebir el ser humano es el de la Iluminación. El medio, por excelencia, para la realización de este ideal es la meditación; entendida esta como todos los métodos que, actuando directamente sobre la mente, desarrollan la conciencia y transforman la vida humana. La meditación, como todos los métodos para el desarrollo espiritual, se practica mas satisfactoriamente dentro del ámbito de la comunidad espiritual; es decir, dentro de una asociación de individuos unidos por el compromiso común a un ideal, y relacionándose unos con otros sobre la base de este compromiso. El Ideal de la Iluminación, la Meditación y la Comunidad Espiritual son, entonces, tres temas interrelacionados, que se trataran en este libro.
Capitulo 1 - El Ideal de la Iluminación Humana
Capitulo 2 - ¿Qué es la Meditación?
Capitulo 3 - El Significado de la Comunidad Espiritual

Capítulo 1: El Ideal de la Iluminación Humana
Cuando un budista piensa en el Dharma, o lo que en Occidente se conoce como budismo, generalmente, lo primero que le viene a la mente es la figura del "Buda", es decir "el Iluminado". Resulta interesante que aún los que no son budistas se imaginan la figura del Buda, al pensar en el budismo. Puede que no sepamos nada de las enseñanzas budistas, pero al menos habremos visto una estatua o una imagen del Buda. Quizás esta estatua o imagen ya nos sea bastante familiar, y tal vez hasta experimentamos cierta emoción al contemplarla.
Entonces nos preguntamos, ¿qué es lo que representa esta imagen o figura? Nos muestra un hombre en la plenitud de su vida, bien formado, bien parecido, sentado en la posición de flor de loto, debajo de un árbol, con sus ojos cerrados y una suave sonrisa en los labios. La figura nos deja la impresión de solidez, estabilidad y fortaleza, y al mismo tiempo muestra una calma absoluta. Sin embargo, lo más encantador de toda la figura es su cara. Esta refleja algo muy difícil de expresar con palabras. Al detenernos a observar la faz de esta figura, concentrando en ella toda nuestra atención, notamos que parece tener vida, parece estar iluminada, y en su luz se refleja una compasión y sabiduría infinitas, así como una felicidad inefable. Esta es, pues, la estatua o imagen del "Buda", "el Iluminado".
Por lo general las estatuas o imágenes del Buda, representan a Sidarta Gautama, el Buda histórico fundador del budismo. Aquel gran maestro hindú que vivió alrededor de los años 500 antes de Cristo. Sin embargo, la figura o imagen del Buda tiene además un significado más profundo, más amplio y más simbólico: representa el Ideal de la Iluminación Humana, tema que vamos a tratar en este capítulo. La Iluminación Humana es el objetivo principal del budismo, de hecho su preocupación central; es el aspecto más básico y fundamental, tanto en la teoría como en la práctica. En este capítulo trataremos de explicar lo que es la Iluminación, y más específicamente, lo que significa la Iluminación Humana. Antes de adentrarme en la materia, quiero dedicar unos momentos a explorar los diferentes significados de la palabra Ideal.
¿Qué queremos decir cuando hablamos del Ideal de la Iluminación Humana?
¿Qué significado tiene aquí la palabra Ideal?
Sin querer repetir definiciones del diccionario, menos aún entrar en cuestiones metafísicas, lo que nos concierne para el propósito de la presente discusión, es mas que nada el significado de la palabra "Ideal" en su uso coloquial y ordinario. En primer lugar, el término ideal se usa para denotar el mejor ejemplar imaginable de una clase determinada. Por ejemplo, en Londres, cada verano hay una exhibición conocida como la "Exhibición del hogar ideal". Miles, quizás cientos de miles de personas visitan esta exhibición y se pasean por los diferentes departamentos donde se exhiben: "cocinas ideales", "baños ideales", "garajes ideales", "afeitadoras ideales", "espejos ideales", "neveras ideales", "sillas ideales",... Así pues, en esta exhibición se pueden encontrar cientos de artículos diferentes, que se dice son "ideales"; es decir que son los mejores imaginables en su clase respectiva.
Aunque sin duda alguna, los diferentes promotores tienen ideas diferentes con respecto a cual es el mejor ejemplar. Se dice que cada uno de estos artículos lleva a cabo una función para la cual fue diseñado, de la mejor manera posible; y todos estos artículos juntos, llegan a formar "el hogar ideal", es decir el mejor hogar imaginable: el hogar donde todo funciona perfectamente, el hogar en el que todos desearían vivir si tuviesen el dinero suficiente para comprarlo. De la misma manera se habla de la esposa ideal, aquella que es una buena cocinera, buena administradora, que mantiene el hogar ideal en perfecto orden, que lleva a su esposo al trabajo y que se ríe de sus chistes. También se habla del esposo ideal, las vacaciones ideales, el clima ideal, el empleo ideal, el jefe ideal, etcétera.
En otras palabras, hablamos de algo que es lo mejor imaginable en su clase, de algo que lleva a cabo su función perfectamente. Este es el primer uso de la palabra ideal. En segundo lugar, el término "ideal" significa "modelo" o "patrón", es decir algo que puede tomarse como ejemplo, que se puede imitar, emular o copiar. Actualmente el uso de la palabra ideal como patrón, es menos común que el anterior, aunque ambos significados sean parecidos. Se puede notar claramente que el hogar ideal no es solo el mejor hogar imaginable, sino que también es el hogar modelo, el patrón a seguir para todos los hogares. Este segundo significado de la palabra ideal nos da a entender que lo ideal también implica una especie de comparación entre "lo real" y "lo ideal".
En el ejemplo del hogar ideal, la comparación existe entre el hogar que tenemos, lo real, y el hogar que desearíamos tener, lo ideal, si estuviese a nuestro alcance. Existe además un tercer uso de la palabra ideal, que distinguiremos con un ejemplo. Si preguntamos a un amigo qué desearía hacer después de jubilarse, tal vez nos dirá que desearía irse a una isla tropical, con un clima maravilloso, con hermosas playas y que desearía permanecer allí el resto de su vida, olvidándose de todo. Y luego él nos dirá: "Pero en fin, esto es solo un ideal, así que no lo lograré nunca". En este caso la palabra ideal denota un estado que es considerado altamente deseable, ciertamente imaginable, que incluso, puede conocerse muy claramente, pero que al mismo tiempo se le considera, por alguna razón, imposible de lograr.
Estos son pues los tres usos coloquiales de la palabra ideal. Al haber discernido un poco los diferentes significados de la palabra ideal, pasemos ahora a considerar un punto de suma importancia, y con esto empezaremos a tocar el tema central de este capítulo. Hemos hablado del hogar ideal y ya todos sabemos lo que esto significa. Hemos hablado también de la esposa ideal, del esposo ideal, del empleo ideal... incluso hemos hablado hasta de la batidora ideal, y sin embargo nos hemos olvidado de lo más importante, nos hemos olvidado del ser humano, nos hemos olvidado de la persona que usa todos estos artefactos, de la persona que entra en todas estas relaciones.
Cabe preguntar ahora: ¿qué ha sido del ser humano? Nos hemos olvidado de él, lo que ocurre muy frecuentemente en medio de las complejidades de la vida moderna. Deberíamos poder responder a la pregunta de cuál es el ser humano ideal. Todos creemos saber cual es el tipo de hogar ideal, el tipo de mujer o marido ideal; pero tal vez nunca hemos llegado a considerar la pregunta ¿cuál es el mejor tipo de ser humano imaginable? No sólo el mejor miembro de un grupo determinado, el mejor tipo de ser humano per se, el mejor tipo de persona como persona. Esta pregunta es de suma importancia, y a nosotros como humanos nos conciernen directamente.
Debemos tratar de responder la pregunta ¿cuál es el ideal de nuestra vida? Para el budista la respuesta es muy clara, muy sencilla, e incluso categórica: el hombre ideal es el hombre iluminado, el Buda. Podemos decir que el ideal para todo el ser humano es la Iluminación, la Budeidad. Ahora bien, esta respuesta crea, a su vez, tres preguntas más a las cuales debemos responder. Primero ¿qué es la Iluminación? Segundo ¿cómo sabemos que este estado que llamamos Iluminación es el estado ideal para el hombre? Tercero ¿de dónde proviene este Ideal, dónde se originó? Responderemos una a una estas preguntas y luego, quizás, tendremos una buena idea, o por lo menos una idea original de lo que quiere decir el título de este capítulo: "El Ideal de la Iluminación Humana". ¿Qué es la Iluminación? En todas las tradiciones budistas se afirma que la Iluminación comprende esencialmente tres cosas.
En primer lugar se habla de la Iluminación como un estado de conciencia clara, pura y radiante. Algunas escuelas afirman que en el estado de conciencia Iluminada no existe separación entre sujeto y objeto, que no hay "mundo interior" ni "mundo exterior". Al trascender totalmente "la dualidad sujeto-objeto", como suele llamarse, la experiencia es un continuo de conciencia clara, pura y homogénea, que se extiende en todas direcciones. Además, en este estado de conciencia, se aprehende la Realidad de las cosas tal y como son, no como objetos percibidos a través de los sentidos sino penetrando su esencia Trascendental. Por esta razón, se dice que la Iluminación es la "Conciencia de la Realidad", un estado de Conocimiento Superior. Pero ese "Conocimiento" no debe confundirse con el saber ordinario que está dentro del marco dualístico sujeto-objeto, derivado de la percepción a través de los sentidos y de la razón.
La Iluminación es un estado de visión espiritual directa, intuitiva, sin intermediarios, sin intelectualización; en el cual todo se concibe clara, directa e intensamente. Es un estado de visión Trascendental, libre de toda ignorancia y puntos de vista erróneos; libre de todas esas formas habituales de pensamientos parcializados, negativos, distorsionados y oscuros, libre de todo prejuicio y de todo tipo de condicionamiento mental. Así, podemos decir, a manera de resumen, que en primer lugar la Iluminación es un estado de conciencia clara y pura, un estado de Visión Espiritual directa, un estado de Conocimiento Superior. En segundo lugar, pero no menos importante, se encuentra el hecho de que se dice que la Iluminación es un estado de "Amor-Compasión" intenso profundo y desbordado, a veces comparado con el amor de una madre por su único hijo.
Por ejemplo, en el Mettasutta (Sutta sobre el Amor Universal), un texto muy conocido y apreciado, el Buda nos dice: "Así como una madre protege a su único hijo, aún a costa de su propia vida, así, debemos desarrollar en nuestro corazón un amor que incluya a todo ser viviente". Este es el sentimiento, esta es la actitud que debemos cultivar. Cabe notar que el Buda no habla solo de seres humanos, sino de todo ser viviente, de todo ser sensitivo, todo ser que se mueve. El corazón de la persona Iluminada está lleno de ese tipo de "Compasión" infinita. Además, las tradiciones budistas nos dicen que esta compasión consiste en un deseo urgente y muy profundo por el bienestar, la felicidad y el desarrollo de todos los seres; un deseo de que todo crezca y se desarrolle, y que finalmente logre alcanzar la Iluminación. Es, pues, esta Compasión infinita, desbordada y que se extiende a todos los seres, el segundo aspecto del estado de Iluminación.
En tercer lugar, se dice que la Iluminación es un estado de energía mental y espiritual inagotable e inconmensurable. Una ilustración muy concreta de esto podemos encontrarla en la vida de Sidarta Gautama, el Buda. Como se sabe, Sidarta Gautama alcanzó la Iluminación a los 35 años, dedicándose luego a enseñar y comunicar su sabiduría hasta los 80 años, a pesar de que su cuerpo físico se debilitó mucho con la vejez. En una ocasión oímos al Buda decir: "mi cuerpo es como una carreta vieja, toda rota y que ha sido remendada muchas veces; que a duras penas se mantiene andando, sujetada con pedazos de alambre. Pero a pesar de todo, mi mente es tan vigorosa como siempre. Aunque mi cuerpo esté decrépito y tengan que llevarme en hombros de un lugar a otro, todavía puedo enseñar a todo aquel que acuda a mí, todavía puedo responder vuestras preguntas. Mi vigor intelectual y espiritual no ha disminuido a pesar del estado tan débil de mi cuerpo".
Aquí podemos ver que el estado de Iluminación se caracteriza, además, por un dinamismo inagotable. Se dice entonces, que la Iluminación es un estado de energía inagotable y de espontaneidad absoluta, que se vuelcan continuamente en una acción creativa ininterrumpida. La Iluminación es, pues, un estado de perfecta libertad, ausente de toda clase de limitación subjetiva. Esto es lo que se entiende por Iluminación en las tradiciones budistas. Ahora bien, cabe preguntar ¿hasta qué punto puede describirse de esta manera el estado de la Iluminación? ¿Hasta que punto pueden enumerarse sus diferentes aspectos? El estado de Iluminación en realidad puede describirse con mayor exactitud de una manera dinámica; así podemos decir que su aspecto de conocimiento superior pasa a ser Amor y Compasión que se transforman en Energía espontánea y creativa; esta a su vez se transforma en conocimiento superior, y así sucesivamente.
En realidad no podemos aislar un aspecto del otro. Sin embargo en las tradiciones budistas encontramos estas descripciones ordenadas debido a que resultan muy útiles para enseñar; y aunque aparezcan bajo conceptos, nos ayudan a apreciar, por lo menos un poco, lo que es la Iluminación. Si después de este contacto inicial queremos profundizar nuestro conocimiento acerca de la Iluminación, tendremos que leer las descripciones más poéticas y extensas, que provienen preferentemente de las escrituras budistas, y tendremos, además, que comenzar a practicar la meditación, para así tratar de vislumbrar ese estado sublime en nuestra propia experiencia meditativa. Así, cuando en el budismo hablamos de la Iluminación, nos referimos a este estado de Conocimiento Superior, Amor, Compasión y Energía. ¿Cómo sabemos que la iluminación es el ideal para el ser humano? Antes de intentar responder a esta pregunta debemos distinguir dos tipos de "ideal". Puesto que no hay términos precisos que les correspondan, nosotros les llamaremos "Ideales naturales" e "Ideales artificiales". Un ideal natural es aquel que corresponde a la naturaleza del ser, mientras que el ideal artificial se impone desde fuera, de una manera artificial.
Así, volviendo a lo dicho sobre "el hogar ideal" notamos que por más lujoso, conveniente y hermoso que éste sea, no resultaría ideal para un inválido en silla de ruedas si tuviera escaleras en su interior. Tanto como la vida de Henry Ford no sería ideal para alguien con temperamento de artista. Estos dos son ejemplos de ideales artificiales. De acuerdo con esta distinción podemos decir que el Ideal de la Iluminación no es un ideal artificial, porque para el humano éste no es una imposición arbitraria externa, sino que corresponde con su propia naturaleza. Aún más, podemos afirmar que el ideal de la Iluminación es "El Ideal" natural para el ser humano, porque éste corresponde tanto a su naturaleza intrínseca como a sus necesidades más profundas. Esto lo podemos explicar de dos maneras; hemos hablado de la Iluminación, la que aún al ser entendida de un modo intelectual, puede parecernos un estado bastante remoto y algo muy lejano a nuestra experiencia. Sin embargo, al fijarnos un poco podemos encontrar esas cualidades que constituyen el estado de la Iluminación en el ser humano.
Así que estas cualidades no son completamente ajenas al hombre, sino más bien naturales, es decir, intrínsecas a su naturaleza humana. En cada hombre, mujer y aún en cada niño hay elementos del conocimiento de la Realidad por muy remoto y lejano que éste sea; experimentamos esos sentimientos de Amor y Compasión, por limitados y exclusivos que sean, así como cierta energía por poca y vulgar que sea. Todas estas cualidades se encuentran en el ser humano en cierto grado; y de hecho, son las cualidades que lo distinguen de los animales. En el estado de Iluminación estas cualidades humanas están desarrolladas completa y perfectamente, en un grado que es difícil de imaginar. Entonces, el que el ser humano posea las semillas de las cualidades que constituyen la Iluminación crea una afinidad natural con el Ideal por alcanzar este estado, y que al encontrarlo pueda responder positivamente. Por esta razón, aunque se nos hable de la Iluminación en términos muy elevados y sublimes, tales como Conocimiento Absoluto, Visión de la Realidad, Amor y Compasión Infinitos hacia todos los seres, estos términos no nos resultan totalmente ajenos y sin sentido.
Experimentamos cierta emoción hacia el Ideal de la Iluminación porque las semillas se encuentran en nosotros, en nuestra propia experiencia; así podemos responder positivamente al encontrarlo, en cualquier momento aún bajo formas distorsionadas. También podemos ver que la Iluminación es el Ideal natural para el hombre porque, al fin y al cabo, esto es lo único que puede darle plena satisfacción, lo único que puede hacerlo completamente feliz. Aunque disfrutemos todos los placeres del mundo y poseamos todas las riquezas materiales, siempre habrá un vacío en nuestros corazones. En las tradiciones budistas esto se conoce como dukkha o sufrimiento. Hay tres tipos de dukkha: el primero es simplemente el sufrimiento que es sufrimiento, es decir el que experimentamos por medio de una herida física o mental; el segundo tipo de dukkha es el sufrimiento que resulta del cambio y la transformación de las cosas, debido a nuestro apego a los objetos que nos proporcionan placer; el tercer tipo de dukkha es el sufrimiento de todo lo que es la existencia condicionada, es decir el sufrimiento que experimentamos porque no hemos alcanzado la Iluminación.
Aunque hayamos logrado obtener y conservar el éxito y las riquezas, que nos proporcionan placer, todavía nos quedará un rincón vacío en nuestros corazones, que sólo se llenará cuando logremos alcanzar el estado de Iluminación. De igual forma, podemos ver que el ideal natural para el ser humano es la Iluminación, porque el ser humano verdadero, el individuo genuino, en el fondo, nunca se sentirá satisfecho con nada que no sea el estado de la Iluminación. Si adoptamos el lenguaje teísta de San Agustín podemos decir: "Tú nos has hecho para ti y nuestros corazones estarán ansiosos hasta encontrar descanso en ti". ¿De dónde proviene el Ideal de la Iluminación? El ideal de iluminación tiene sus orígenes en la vida misma, en la historia humana; y de hecho no podría venir de ninguna otra fuente.
Evidentemente, el ideal del ser humano debe nacer de sí mismo. Si miramos el pasado y examinamos nuestra historia podremos distinguir varios personajes que alcanzaron el estado de Iluminación, que cruzaron el abismo entre lo real y lo ideal. Personajes que lograron desarrollar completamente esas facultades espirituales, que en la mayoría de las personas se encuentran en "forma germinal". En nuestra historia podemos encontrar ejemplos de individuos, que han sido en vida la perfecta personificación del ideal de la Iluminación. En particular, al examinar la historia oriental -la historia de la India- notamos la figura del Buda. Vemos la figura de un joven hindú, quien, hace unos 2,500 años, alcanzó el estado de Iluminación o Bodhi, como se le conoce en las escrituras budistas, y que significa "Conocimiento" o "Despertar". El fue quien, después de alcanzar la Iluminación, inició la gran revolución, la gran tradición espiritual que ahora conocemos como budismo. A estas alturas me gustaría aclarar ciertos malentendidos que existen con relación al Buda y al budismo. Al comienzo he dicho que aún muchas personas que no son budistas conocen, por lo menos, la imagen del Buda, y que tal vez ésta ya les resulte bastante familiar. Sin embargo, el que se haya visto la figura muchas veces no implica que se sepa claramente lo que ella representa.
Hay muchos que conocen la figura del Buda sin saber quien o que fue; de hecho, ha habido mucha confusión y graves malentendidos con respecto al Buda. Existen dos tipos de opinión errónea, que merecen nuestra atención: la primera nos dice que el Buda fue un hombre común y la segunda que el Buda fue un Dios. Ambos malentendidos provienen de un tipo de enfoque cristiano o al menos teísta; es decir, en donde se concibe la existencia de un Dios personal, un ser Supremo Creador del Universo, que gobierna todo con su providencia. En todo el cristianismo ortodoxo, como sabemos, Dios y el hombre son dos seres totalmente diferentes; Dios se encuentra allá arriba, en tanto que el hombre está aquí abajo, y entre ellos existe un abismo insuperable. Dios es el creador, ha creado al hombre del polvo para llevarlo a la existencia. Según ciertas versiones, el hombre ha sido creado de una manera muy similar a la forma que crea una vasija el alfarero. Además, Dios es puro, Dios es sagrado, sin pecado; por el contrario el hombre es pecador y nunca podrá llegar a ser como Dios; esto sería absurdo para el cristiano ortodoxo. Incluso Dios no puede llegar a ser hombre, con la única excepción de Jesucristo, que en el cristianismo, es la encarnación misma de Dios.
Entonces, desde el punto de vista cristiano, solo existen tres categorías para distinguir a los seres: Dios, el hombre -es decir el hombre pecador- y Jesucristo -la encarnación de Dios-. Ahora bien, ¿en qué categoría está el Buda? ¿Cómo aplica su criterio el cristiano ortodoxo al encontrarse con el Buda? Evidentemente para el cristiano ortodoxo el Buda no puede ser Dios, ya que para él, Dios hay solo uno; tampoco puede ser una encarnación de Dios, porque Dios se encarnó sólo una vez para que naciera Jesucristo. Así que solamente queda una alternativa: la del hombre. Por lo tanto el cristiano ortodoxo al enfrentarse con el Buda, lo considera como un hombre normal, esencialmente igual que todos; tal vez, mejor que la mayoría. Pero por más bueno que haya sido se le sigue considerando inferior a Dios y a Jesucristo. Entonces este es el primer malentendido con el Buda. Pasemos ahora a examinar el segundo, que se deriva del primero. Los eruditos cristianos sostienen que aunque el Buda haya sido tan solo un hombre ordinario, sus seguidores lo convirtieron en un Dios.
A veces pueden hasta encontrarse libros en la época moderna, donde se afirma que el Buda fue deificado por sus seguidores después de su muerte. Nos dicen que esto lo indica el hecho de que los budistas veneran al Buda, y evidentemente, sólo puede venerarse a un Dios. Para el cristiano venerar a alguien o a algo implica convertirlo en un Dios. Ahora bien, ambos malentendidos se resuelven muy fácilmente. Lo único que tenemos que hacer es librarnos de nuestro condicionamiento cristiano que afecta, al menos inconscientemente, hasta a aquellos que ya no se consideran cristianos. Tenemos que abandonar esa tendencia de ver al Buda desde puntos de vista que no son budistas. Debemos recordar que el budismo es una tradición atea, es decir, que no concibe la existencia de un supremo ser creador del universo; de hecho, la tradición budista desmiente abiertamente la existencia de tal ser. De hecho el Buda consideró que la creencia de un Dios personal era un obstáculo para la vida espiritual.
Veamos ahora las siguientes cuestiones: ¿quién o qué fue el Buda? ¿Cuál es la actitud de los budistas hacia él? ¿Cómo se vio el Buda a sí mismo? En primer lugar, el Buda fue un hombre, un ser humano, pero no un ser humano ordinario sino un hombre Iluminado. Un hombre que llego a ser en vida la personificación del Conocimiento perfecto, el Amor y Compasión infinitos y la Energía inagotable. Pero él no nació siendo un hombre extraordinario, alcanzó la Iluminación como resultado de su propio esfuerzo, desarrollando al máximo su potencial, que tan solo era una semilla. De modo que el budismo reconoce dos categorías de seres humanos: un ser humano ordinario y un ser humano Iluminado. Ahora bien, aunque la distancia entre ellos no sea insuperable como lo es entre Dios y la persona, para el cristiano, es una distancia enorme y para atravesarla se requiere de un esfuerzo tremendo. De hecho hay budistas que creen que para alcanzar la Iluminación es necesario mantener un esfuerzo constante a través de toda una sucesión de vidas, ya sea en la tierra o en otros planos superiores de la existencia. Por esta razón se considera que el hombre Iluminado pertenece a una categoría de ser independiente.
Desde el punto de vista budista, el ser Iluminado es el ser más sublime de todo el universo, más aún que los dioses, y por esta razón se le venera. Se le venera en agradecimiento por habernos indicado el camino, por habernos dado el ejemplo, por habernos demostrado lo que es posible, lo que nosotros también podemos llegar a ser. En otras palabras, el Buda es venerado no como Dios, sino como maestro, como Ser Ejemplar, y como Guía. Cabe notar que Gautama Buda es muchas veces llamado Lokajyestha. En Occidente Gautama Buda se conoce simplemente como Buda, no obstante en Oriente hay una serie de títulos con que puede aludírsele. Entonces al Buda se le conoce también como Tathagata, Bhagavan, Arahant, Lokajyestha, etcétera. El término Lokajyestha quiere decir hermano mayor del mundo o hermano mayor de la humanidad.
El Buda es llamado Lokajyestha porque, espiritualmente, fue el primero en nacer. En las escrituras budistas a veces se presenta al Buda diciéndole a sus discípulos: "vosotros sois mis verdaderos hijos, nacidos de mi boca, nacidos de las Enseñanzas; herederos de riquezas espirituales, no herederos de cosas mundanas". En otras ocasiones en la Vinaya Pitaka, o Cesta de la Disciplina, se compara al Buda con el primer pollo que emerge en un nido de huevos. Este, al nacer, comienza a picotear las cáscaras de los otros huevos, ayudando a los otros pollos a terminar de nacer. Así, nos dicen, es el Buda el primero en salir de la cáscara de la ignorancia, la cáscara de la ceguera y oscuridad espiritual, despertándonos con sus Enseñanzas y ayudándonos a surgir. De todo lo anterior podemos deducir la concepción budista del ser Iluminado. El Buda pertenece a una categoría de ser para la que no tenemos equivalente en el pensamiento o en las tradiciones religiosas occidentales.
No es ni Dios, ni hombre en el sentido cristiano, ni siquiera hombre sin Dios; es decir hombre por sí mismo. El Buda es una categoría de ser entre Dios y el hombre, y al mismo tiempo superior a ambos. Quizás podremos entender mejor lo que es el ser Iluminado desde el punto de vista del proceso evolutivo. El hombre es un animal, pero no un animal ordinario. Digamos que es, por falta de términos más apropiados, un animal racional. El hombre representa una nueva especie, una nueva mutación, una nueva categoría de ser: es un animal, pero al mismo tiempo mucho más que un animal, es un ser humano. De la misma manera, un Buda es un ser humano, pero no uno ordinario, un Buda es un ser humano Iluminado. El también representa una nueva especie, una nueva mutación, una nueva categoría de ser; es un ser humano, pero al mismo tiempo infinitamente más que un ser humano, es un ser humano Iluminado, un Buda. Así, pasamos ahora a los malentendidos que hay con respecto al budismo. Estos, como es de esperar se encuentran muy relacionados con ideas erróneas sobre el Buda.
Dado que el budismo es una religión atea, no puede considerársele realmente una religión, en el sentido occidental. Hay muchas personas que encuentran dificultad para entender esto porque siempre han considerado el budismo como una religión. Tal vez lo han visto concebido de estos modos en una enciclopedia o en la televisión, y sin duda se adhieren a la vaga idea de que "religión" significa creer en Dios. Por lo tanto piensan que el budismo "debe" profesar una creencia en Dios. Pero esto no es mas que un pensamiento confuso. Algunos piensan que el Budismo debe tener un Dios en alguna parte, y se esfuerzan exageradamente por encontrarlo; además acusan al budista de haberlo extraviado o perdido, y hasta de estar escondiéndolo. Entonces, si el budismo no es una religión en el sentido cristiano ¿qué es? Podemos responder a esta pregunta volviendo a nuestra distinción entre lo real y lo ideal, entre el ser humano ordinario y el ser humano Iluminado.
El budismo, o lo que se conoce tradicionalmente como Dharma, es todo aquello que nos ayuda a transformar lo real en lo ideal, es todo aquello que nos ayuda a reducir el abismo que existe entre el estado de la ignorancia y el estado de la Iluminación. Dicho de otra manera, el budismo es todo aquello que nos ayuda a desarrollarnos, todo lo que nos ayuda a madurar. Por esta razón, vemos al Buda diciéndole a Mahaprajapati Gautami, su tía y madre adoptiva, que "Toda enseñanza que conduzca a erradicar las pasiones, al desapego, a disminuir las riquezas mundanas, a la frugalidad, a estar contento, a la soledad, a más energía, al deleite en todo lo bueno; puedes estar segura que estas enseñanzas son las mismas que las del Buda". De modo que el criterio no es nada teórico sino mas bien práctico. En el curso de su larga historia, el budismo ha creado muchas y muy variadas filosofías, instituciones y métodos; todo con el solo propósito de asistir al ser humano individual en su desarrollo, desde el estado ordinario hasta el estado del ser humano Iluminado o Buda.
Concluimos de este modo como empezamos: con la figura del Buda sentado bajo el "árbol Bodhi", a escasas semanas de su gran despertar. Según una de las versiones más antiguas, en aquel momento el Buda extendió la mirada sobre el mundo, sobre toda la humanidad, no con su visión material, sino con lo que llaman su "visión espiritual". Y al mirar de esta manera, vio la humanidad como un lecho de flores de loto sobre un lago, algunas estaban sumergidas en el lodo, mientras que otras apenas emergían y otras estaban completamente fuera del agua.
En otras palabras el Buda vio esas flores, los seres humanos, como seres en diferentes etapas de crecimiento, en diferentes etapas de desarrollo. Podemos decir que de esta forma el budismo ha visto a la humanidad desde entonces: como un lecho de plantas capaces de producir brotes, como brotes capaces de producir capullos, como capullos capaces de convertirse en flores, en flores de loto, y más aún, capaces de convertirse en la flor de loto de mil pétalos. Sin embargo para que los seres humanos crezcan y se desarrollen necesitan de un guía; su crecimiento no puede efectuarse inconscientemente, como en el caso de las plantas: los seres humanos sólo pueden crecer por medio de un esfuerzo consciente. De hecho, podríamos decir que para los seres humanos el crecimiento implica el desarrollo de la conciencia. Por esta razón el humano necesita un ideal. No un ideal de su ser parcial, ni un ideal que solo tome en cuenta ciertas relaciones con la vida, sino un ideal para sí mismo, como ser humano. Además, este ideal ha de ser un ideal natural, no uno artificial; no puede imponérsele desde el exterior, sino que debe encontrarse implícito en su propia naturaleza, en las profundidades mismas de su ser.
Debe ser un ideal que, de hecho, represente la culminación del desarrollo de su potencial, en el más amplio y profundo sentido. Este es, por lo tanto, el ideal que he tratado de comunicarles, el Ideal de la Iluminación Humana. No obstante, debemos reconocer que en la actualidad hay muchas personas que no creen en ideales, y menos aún en ideales espirituales. Hay muchos que no creen en la posibilidad de transformar lo real en lo ideal.
En cambio, en la tradición budista no se duda de esta posibilidad; en el budismo se tiene fe en los ideales, se tiene fe en el ideal espiritual, el Ideal de la Iluminación Humana. Y se tiene fe en este ideal porque se tiene fe en el ser humano, en su potencial creativo. Y debido a esto se le pide que tenga fe en sí mismo, no se le exige que crea en el budismo, mas bien se le pide que tome el Ideal de la Iluminación Humana como una hipótesis práctica. En el budismo se le pide que experimente, que pruebe por sí mismo.



Capítulo 2.
¿Qué es la Meditación?
En el transcurso de las últimas décadas han ocurrido muchos cambios en diferentes partes del mundo, especialmente en el mundo occidental. Han ocurrido cambios políticos, culturales, sociales, así como grandes cambios tecnológicos. Hasta podríamos decir que en las últimas décadas han ocurrido más cambios en el mundo, y particularmente en el mundo occidental, que en cualquier otro período de la historia humana. Al menos en lo que respecta a los asuntos humanos, en las últimas décadas, se ha notado un ritmo cada vez más acelerado. Esto parece estar ocurriendo en períodos cada vez más cortos. Tiempo atrás, cuando el ritmo de vida era más lento, y daba tiempo para "crecer", pasaban varias generaciones antes de que alguna novedad en algún aspecto particular de la vida comenzara a ser evidente.
Actualmente, sin embargo, las cosas son distintas: ahora pueden percibirse cambios en el curso de una vida, y aún en el curso de una década o de media década. Podemos notar este ritmo acelerado en casi todos los campos de la vida humana, ya sea en la política, en lo social, económico o cultural. No obstante, en este capítulo nos concierne solo uno de estos campos, al que llamaremos usando un término bastante amplio y neutral, el campo cultural. En este campo en particular, los cambios mayores, más significantes y también, potencialmente, los más importantes que han ocurrido en años recientes están relacionados con el tema de la meditación. En Occidente hace quince o veinte años apenas se había oído mencionar el tema de la meditación. Lo poco que se sabía, o el menguado interés que se notaba, se debía a pequeños grupos aislados y a individuos excéntricos.
Hoy en día, podríamos decir, que la meditación es una palabra de uso común y corriente. Sin embargo, el hecho de que la palabra meditación sea tan familiar no implica que su significado, y lo que ésta realmente representa, esté claro y que se le entienda correctamente. Cuantas veces he oído a gente decir: "La meditación consiste en poner la mente en blanco". Otros parecen pensar que meditar es sentarse sin hacer nada. A pesar de que sentarse sin hacer nada puede ser algo que merezca la pena, a esto no puede llamársele meditación.
También se oye decir a menudo que meditar es sentarse y observar nuestro ombligo, torciendo la vista al hacerlo; o que es entrar en una especie de trance (desgraciadamente un conocido escritor de libros de budismo ha popularizado, en cierto sentido, la palabra "trance" como sinónimo de la palabra meditación). Hay otros que piensan que meditar es sentarse en silencio a pensar "dándole vuelta a las cosas en la mente". También hay quienes creen que meditar es entrar en algo así como un estado de autohipnosis. Estas son algunas de las ideas erróneas, más comunes acerca de la meditación. La causa de todos estos malentendidos es bastante evidente.
La meditación es un tema relativamente nuevo en Occidente, o al menos en Occidente moderno. No ha surgido nada comparable, al menos en la historia reciente, dentro de nuestra experiencia. Ni poseemos siquiera las palabras correctas, los términos técnicos propios, para describir los estados y procesos de la meditación. Es, por lo tanto, natural que existan estos malentendidos. Por otro lado, debemos recordar que la meditación es esencialmente pragmática, algo que se debe practicar y experimentar. Aún así, para la gran mayoría, los conocimientos sobre la meditación provienen de rumores y no de la práctica o de la experiencia propia. De modo que las opiniones más comunes se basan en información de segunda, tercera y aún de cuarta mano. Incluso algunos acuden a los libros para obtener conocimiento sobre la meditación.
Hoy en día en el mercado hay una gran cantidad de libros que tratan, o aparentan tratar, de la meditación. Pero lamentablemente los libros mismos, con demasiada frecuencia, están basados en rumores más que en una experiencia y conocimiento directos; en casos extremos hasta pueden estar basados en la más pura especulación. Existe ya, en el campo de la meditación, una gran cantidad de personas que se autodenominan expertos. Cuando un tema llega a ser tan popular como está llegando a serlo la meditación, sobran los que desean aprovecharse de la situación.
En este particular, recuerdo mis experiencias durante el año de la celebración del Buda Jayanti, año en que el mundo budista celebraba los 2500 años del Paranirvana o muerte del Buda, y también los 2500 años del budismo. El gobierno hindú cubría los gastos de las celebraciones en toda la India, mientras que los gobiernos del sureste de Asia cubrían los gastos de las celebraciones en sus respectivos países. Así surgió un gran interés y la demanda de la literatura budista creció tanto, que mucha gente comenzó a escribir libros, panfletos y artículos sobre el budismo, en algunos casos sin ninguna aptitud, tomando información de aquí y de allá, de fuentes más o menos fiables; y así muchos sostenían que habían producido una nueva reflexión sobre el budismo.
En Occidente, hoy en día, las cuestiones espirituales en general tienen una gran demanda, y entre ellas en particular la meditación. Un gran número de personas se sienten insatisfechas con sus vidas, con la manera convencional de vivir y de hacer cosas. No aceptan las explicaciones puramente científicas de la vida; ni tampoco se sienten del todo satisfechos con las explicaciones tradicionales dadas en términos, más que nada, judeo-cristianos. Por lo tanto, han comenzado a buscar algo que les proporcione una satisfacción más profunda, más duradera, más creativa y más constructiva.
Algunos buscan en el legado de las tradiciones espirituales de Oriente, y particularmente en el campo de la meditación, adquiriendo conocimientos sobre esta y tratando de ponerlos en práctica. Estas personas quieren asistir a fines de semana dedicados a esta práctica, y así se crea la demanda en el campo de la meditación. Sin duda, son muchos los que están dispuestos a aprovecharse de la situación y acuden a satisfacer la demanda. Habrán algunos con las aptitudes necesarias para satisfacer esta demanda, impartiendo enseñanzas sobre la meditación, mientras que otros no las tendrán; lo que puede producir toda clase de malentendidos. Es un error común pensar que hay realmente solo un tipo de meditación, o que la práctica de meditación está restringida al uso de una técnica particular de concentración.
A veces los que conocen o practican solo uno de estos métodos tienden a concebir la meditación en términos muy limitados y muy particulares; hay quienes afirman que el método que ellos practican es el mejor, más aún, que es el único y que aquellos que no lo practican no pueden estar meditando. Estas personas sostienen que las otras técnicas, los otros métodos y las otras tradiciones no tienen ningún valor. Esta es la clase de error que se comete. Por lo tanto, es cada vez más urgente que se aclaren dichas confusiones y que se resuelvan los malentendidos. Es cada vez más importante que entendamos claramente lo que es la meditación. Para ello debemos recordar lo que se dijo anteriormente con respecto al gran abismo que existe entre lo real y lo ideal: hay una gran distancia que separa al ser humano ordinario e ignorante del ser Iluminado, del Buda. Además debemos recordar lo que es el budismo en su esencia.
Como hemos visto en el capítulo anterior, el ser humano Iluminado o Buda, representa una forma de ser y de conciencia para la que no hay equivalente en el pensamiento occidental y, por lo tanto, para el que no existe un término adecuado. El término "Buda" no significa Dios, ser supremo, creador del universo, ni tampoco Dios encarnado, mucho menos significa ser humano en el sentido ordinario. Tal vez podamos entender mejor lo que es Buda desde el punto de vista del proceso evolutivo. Un Buda es un ser humano, aunque una clase muy especial de ser humano: Buda es el ser humano perfecto. Es decir, alguien que ha alcanzado, que ha realizado completamente el estado de perfección espiritual llamado Iluminación. Esto es lo que significa la palabra Buda. Y el budismo es todo aquello que ayuda a salvar el abismo que existe entre lo real, entre el ser humano ordinario y lo ideal, el ser humano Iluminado.
El budismo es todo aquello que nos ayuda a madurar, a crecer espiritualmente, a evolucionar. Cuando el humano real se transforma en humano ideal, cuando el humano ignorante llega a iluminarse, ocurre un cambio tremendo, un cambio que tal vez es el más grande que pueda producirse. Este proceso de transformación es lo que llamamos la Vida Espiritual o Evolución Superior. Ahora bien, la pregunta es obvia:
¿Qué es lo que cambia?
¿Y en qué consiste ese desarrollo, esa evolución?
Evidentemente no es el cuerpo físico lo que cambia: el ser humano ordinario y el Iluminado son muy parecidos en su aspecto físico. Los cambios que ocurren son puramente mentales, en el sentido más amplio de la palabra. Lo que evoluciona es la conciencia, y esto marca la gran diferencia entre la Evolución Superior y la Evolución Inferior. Se llama evolución inferior al proceso de transformación desde la ameba hasta el ser humano ordinario. Este es un proceso de evolución, mas que nada biológico y que finalmente se torna psicológico. La Evolución Superior corresponde al proceso de transformación que conduce del ser humano ignorante al ser humano Iluminado. Este es un proceso puramente psicológico y espiritual, que puede, a la larga, disociarse del cuerpo físico. Ahora bien, la tradición budista nos habla de cuatro grados o niveles de conciencia, cada uno supera al anterior.
Primero está la conciencia asociada al plano, o "mundo" de la experiencia sensual; en segundo lugar, la conciencia asociada al plano o mundo de la forma mental y espiritual -el mundo de los arquetipos-; en tercer lugar la conciencia asociada al plano o mundo de la no-forma. Y en cuarto lugar, está la conciencia asociada al Camino Trascendental, que conduce directamente al Nirvana, Budeidad o Iluminación, así como también el estado mismo de la Budeidad o de la Iluminación, o el estado del Nirvana.
Además hay otra clasificación que puede resultar más comprensible. En esta también hay cuatro niveles o etapas de la conciencia, pero no corresponden exactamente a las de la clasificación anterior. De acuerdo con esta clasificación, tenemos en primer lugar lo que se conoce como la conciencia sensorial, es decir, la conciencia asociada a la percepción a través de los sentidos, que a veces se denomina conciencia simple o conciencia animal. Este es el nivel de conciencia que tenemos en común con los animales. En segundo lugar, tenemos la conciencia reflexiva, la conciencia del ser consciente, del saber que sabemos. Se llama conciencia reflexiva porque en este nivel, la conciencia se duplica, por así decirlo, conociéndose y experimentándose a sí misma, al saberse consciente de sí misma. Podemos decir que la conciencia reflexiva es la conciencia humana en todo el extenso sentido de la palabra.
En tercer lugar tenemos lo que se llama Conciencia Trascendental, la conciencia que, se puede decir, está en contacto directo con la Realidad, la Realidad Ultima, fundamental y esencial de las cosas que se experimentan como objetos "externos". En cuarto y último lugar, tenemos la Conciencia Absoluta. En este nivel la dualidad sujeto-objeto se ha disuelto completamente, dando paso a la experiencia total de la Realidad Ultima, que, en sí misa, es la experiencia pura, más allá del marco dualista. En ambas clasificaciones el primer nivel de conciencia corresponde predominantemente al ser humano corriente o ignorante, que no se esfuerza por desarrollarse espiritualmente; y el cuarto nivel corresponde al ser humano Iluminado.
Ahora podemos comenzar a entender lo que es la vida espiritual, lo que es en esencia la Evolución Superior. Podemos decir que ésta consiste en una progresión continua de estados de conciencia y de ser cada vez más sublimes, yendo desde el mundo de la experiencia sensual al mundo de la forma mental y espiritual; del mundo de la forma mental y espiritual, al mundo de la no-forma y, del mundo de la no-forma, al Nirvana o estado de Iluminación. En otras palabras la vida espiritual o Evolución Superior consiste en la progresión desde el estado de conciencia sensual hasta la conciencia reflexiva; de la conciencia reflexiva a la Conciencia Trascendental, y de la Conciencia Trascendental a la Conciencia Absoluta. Ahora podemos comprender lo que es la meditación. En efecto, podemos entenderlo más claramente al haber distinguido los fundamentos de la vida espiritual.
Hay algo más, sin embargo, que debemos mencionar; hemos dicho que la vida espiritual consiste en el desarrollo de la conciencia, y que el budismo o Dharma es todo aquello que nos ayuda en este desarrollo. Ahora bien, hay dos métodos o dos enfoques diferentes para desarrollar la conciencia, a los cuales podemos llamar método objetivo o indirecto, o método subjetivo o directo. Si usamos esta clasificación podremos definir la meditación. La meditación es el método directo o subjetivo para elevar el nivel de conciencia; es decir, en la práctica de meditación elevamos el nivel de la conciencia al estar actuando directamente sobre la mente. Antes de eso, no obstante, debemos hablar un poco del método objetivo o indirecto.
Hay quienes piensan que la meditación es el único medio para elevar el nivel de la conciencia; como queriendo decir que no "debe" tratarse de mejorar el estado de conciencia si no es a través del método directo. Esta gente llega a identificar la meditación con la vida espiritual, la identifica exclusivamente con la práctica de meditación. De modo que, en su criterio, no se puede seguir una vida espiritual si no se medita. Estas personas a veces llegan al extremo de identificar la vida espiritual con una clase particular de meditación, o con un ejercicio de concentración muy específico. Indudablemente este punto de vista es muy limitado, tanto, que nos hace olvidar que la vida espiritual consiste esencialmente en elevar el nivel de la conciencia, y hasta nos hace olvidar, a veces, lo que es realmente la meditación.
Es indiscutible que la meditación es tan importante como los métodos indirectos, y tal vez se podría decir, que es más importante; pero no debemos olvidar que existen otros métodos. Si nos olvidamos que es posible elevar el nivel de la conciencia a través de métodos indirectos, nuestro enfoque será muy parcial; y si actuamos desde este punto de vista, tenderemos a llevar una vida espiritual muy limitada y estrecha, excluyendo, por ejemplo, cierto tipo de gente que, por temperamento, no siente un interés particular por la meditación. Entonces, veamos ahora algunos de estos métodos indirectos, no meditativos, para elevar el nivel de la conciencia.
En primer lugar podemos citar el cambio de medio ambiente. Este es empleado de una forma deliberada como método indirecto para elevar el nivel de la conciencia, cuando por ejemplo, vamos de retiro al campo o a un centro para retiros. Pasamos allí unos días, tal vez unas semanas, simplemente disfrutando de un ambiente más placentero. Este simple cambio de ambiente es a menudo más provechoso de lo que se cree; lo cual nos sugiere que el medio donde vivimos y trabajamos normalmente es más perjudicial para nuestro estado mental de lo que suponíamos. Parece que para la gran mayoría un cambio positivo de ambiente trae consigo, de una forma muy natural, un aumento en el nivel de conciencia, aún con muy poco esfuerzo.
Otro método indirecto, muy simple y práctico es lo que se puede llamar la "Subsistencia Correcta". Con muy pocas excepciones todas las personas tenemos que trabajar para ganar nuestro sustento. Muchos de nosotros haremos el mismo tipo de trabajo cinco días a la semana, durante las cincuenta semanas del año; y tal vez, continuaremos este trabajo unos cinco, diez, quince, veinte o treinta años, hasta llegar a la edad de la jubilación. Indudablemente todo esto tendrá un efecto continuo sobre nuestra mente. Si el trabajo que desempeñamos es malsano, en el sentido moral, mental y espiritual, el efecto sobre nuestra mente será perjudicial. Por eso, en las enseñanzas del Buda se aconseja muy especialmente que examinemos cuidadosamente nuestro medio de subsistencia, y que sigamos la "Subsistencia Correcta" es decir, que ganemos nuestro sustento de manera tal, que no sea perjudicial para nuestro estado mental, ni le cause daño a otros seres.
En la tradición budista hay una serie de ocupaciones que son consideradas poco provechosas, como el trabajar de carnicero, comerciante de armas, proveedor de licores... Así pues, al cambiar nuestro medio de subsistencia, si es que el actual es poco deseable, por el simple hecho de cambiar de trabajo, de ambiente, el tipo de gente con la que nos asociamos, las obligaciones diarias, tan sólo por este hecho, notaremos un efecto positivo y provechoso en nuestro estado mental, o al menos nuestra nueva ocupación no nos impedirá elevar el nivel de nuestra conciencia. Si somos aún más concretos y específicos, diremos que es muy importante llevar una vida regular y disciplinada; algo que aparentemente se está volviendo cada vez menos popular.
Una vida disciplinada puede consistir en la observancia y la práctica de ciertas normas y principios morales, en trabajar, comer, estudiar y recrearnos a horas regulares. O en ser moderados en el comer, dormir y hablar; tal vez ayunando de vez en cuando u observando silencio por unos días o semanas. En su forma más completa este tipo de vida, es la que se llama vida monástica. Pueden observarse claros cambios en los estados mentales de aquellos que han llevado tal estilo de vida por varios años, aún sin la práctica de meditación. Existen dos métodos indirectos tales como el Hatha Yoga, o yoga como cultura física. Especialmente, existen los asanas o posturas de yoga, que afectan no solo al cuerpo sino a la mente. Estos asanas afectan a la mente indirectamente a través del cuerpo y son muy útiles, aún para aquellos que practican la meditación regularmente. Puede que a veces un meditador más experimentado se sienta demasiado preocupado por la meditación; en tales ocasiones, algunas posturas de yoga resultan muy beneficiosas para calmar y concentrar la mente.
De esta forma el meditador combate el cansancio y llega a sentirse lleno de vigor, casi como si hubiese meditado. También existen las varias Do o "Sendas" japonesas, como la Ikebana -arreglo de flores-, el Tai-chi chuan, etcétera. Tal vez arreglar algunas flores en un florero sea algo muy simple y ordinario sin embargo, la gente que se ha dedicado a esta actividad durante años, ha experimentado un cambio en su estado mental, un cambio en su nivel de conciencia. Todas estas disciplinas afectan la mente y pueden ser usadas como métodos indirectos para elevar el nivel de nuestra conciencia.
De forma similar, el disfrute de grandes obras de arte como la buena poesía, la música y la pintura a menudo nos ayuda a elevar el nivel de nuestra conciencia. Esto es posible siempre y cuando la obra de arte haya sido realizada a partir de un estado de conciencia superior al que normalmente experimentamos. En un nivel más práctico se encuentra el ayudar a los demás. Podemos dedicarnos a ayudar a los enfermos, a los pobres y a los necesitados. Podemos dedicarnos a estas actividades de muy buena gana, descuidando nuestra comodidad y conveniencia y sin ningún motivo personal egoísta. Esto es lo que en la tradición hinduista se conoce como Nishkama Karma Yoga, o yoga de la acción desinteresada. Este es otro método indirecto de elevar el nivel de conciencia.
Luego está el asociarse con personas dedicadas a la vida espiritual, especialmente aquellos que están más avanzados que nosotros, si es que tenemos la suerte de encontrarlos. Este método es considerado en algunas escuelas, o por algunos maestros, como el más importante de todos los métodos indirectos. En la literatura religiosa y espiritual de la India se hace referencia una y otra vez a este método llamado Satsangh. Sat significa verdadero, real, auténtico, genuino, espiritual e incluso trascendental; mientras que Sangh significa asociación, comunión, o hermandad. Satsangh es simplemente reunirse de una forma espontánea y feliz con gente que está en el camino espiritual y que se interesa por estos asuntos. Esto tiene una influencia muy positiva en nuestra mente, aún y sin hacer ningún esfuerzo. Así, el Satsangh es otro método indirecto de elevar el nivel de conciencia.
En el budismo este método es conocido como Kalyana Mitrata. Como método indirecto también existen las ceremonias y los cantos religiosos. Hoy en día se menosprecian los ritos y cantos religiosos, especialmente en círculos intelectuales. Sin embargo son métodos clásicos para elevar el nivel de la conciencia. El simple hecho de ofrecer flores o una vela encendida a una imagen afecta nuestro estado mental, y a veces puede tener resultados sorprendentes. Puede que hayamos leído mucho sobre la vida espiritual, que hayamos hecho experimentos productivos con la meditación, sin embargo llevar a cabo un simple ritual en ocasiones, puede ayudarnos mucho.
Hay muchos otros métodos indirectos que podrían ser enumerados y que además podrían combinarse entre sí. También hay algunos que pueden usarse conjuntamente con el método directo, con la meditación. Sin embargo, estos métodos indirectos por muy buenos y efectivos que sean no nos llevarán muy lejos, no pueden llevarnos a través de todos los niveles de conciencia. Aún así, estos seguirán siendo de gran utilidad durante mucho tiempo, porque para la mayoría de nosotros el acceso a niveles superiores de conciencia requiere de muchos años de preparación. Ahora bien, si logramos acercarnos a esos niveles indirectos para continuar progresando, tendremos que recurrir más y más a la meditación. Tendremos que comenzar a controlar la mente de una forma directa.
Así llegamos a preguntarnos ¿cómo se logra esto? ¿En qué consiste controlar la mente directamente? Hasta ahora he venido usando la palabra meditación porque este es el término más común en Occidente. No obstante, la palabra meditación en su uso ordinario no corresponde con ningún término hindú o budista; lo que en Occidente se llama meditación corresponde por lo menos a tres procesos muy diferentes. La palabra meditación cubre tres maneras diferentes de controlar la mente y tres etapas diferentes en el desarrollo de la conciencia, para las cuales tanto en el budismo como en otras tradiciones espirituales de la India, hay tres términos diferentes, que comprenderían: la concentración, la absorción y la visión clara.
La Etapa de la Concentración
La concentración comprende dos procesos simultáneos: la unificación de las energías y la disminución del campo del foco de la atención. Por lo tanto podemos hablar de la concentración en términos de integración. La integración es de dos tipos, que llamaremos horizontal y vertical. La integración horizontal consiste en la unificación de la mente consciente en sí misma, o en su nivel ordinario; mientras que la integración vertical consiste en la unificación de la mente consciente con el subconsciente, lo cual lleva consigo la liberación de las energías somáticas bloqueadas, así como el despertar de energías psíquicas en niveles cada vez más profundos.
La integración horizontal corresponde a lo que normalmente se conoce en el budismo como atención y recuerdo. La palabra recuerdo es bastante adecuada dentro de este contexto ya que implica reunir algo que se encontraba disperso, llevándolo a nuestro ser consciente. Nuestro ser consciente a menudo se divide en varios aspectos o "seres parciales", cada uno con sus propios intereses, deseos, etcétera, cada uno tratando de suprimir a los demás para así alcanzar la supremacía. Unas veces se impone uno, otras veces otro diferente, y así terminamos sin saber quienes somos realmente. A veces nos sentimos rebeldes; hay en nosotros un ser parcial que quiere ser bueno y responsable, pero también hay otro que quiere olvidarse de todo y divertirse.
De este modo no sabemos claramente quienes somos. Nos identificamos con cada uno de estos seres parciales cuando toman posesión de nuestra mente consciente, pero al mismo tiempo sabemos que ninguno de ellos es el total de nuestra persona. La verdad es que no somos realmente un solo ser sino una colección de seres parciales desintegrados. Nuestro ser real llegará a existir cuando logremos integrar o recordar todos estos aspectos, todos estos seres, para reunirlos en nuestra mente consciente. Esto se logra por medio de la práctica de la atención y el recuerdo. La atención y recuerdo en la tradición budista es de tres clases.
Primero tenemos la atención en el cuerpo y sus movimientos; debemos estar atentos de todo movimiento del cuerpo. No debemos hacer ningún movimiento sin percatarnos de ello. Cuando hablamos, también debemos estar atentos y con pleno conocimiento de lo que decimos y de nuestros motivos. Debemos estar alertas, despiertos y tranquilos.
Luego, en segundo lugar, está la atención en nuestros sentimientos y emociones; que es el tener clara conciencia de nuestros estados de ánimo pasajeros, de si estamos tristes o felices, contentos o descontentos, ansiosos, atemorizados, alegres o excitados. Observamos y vemos todo, sabemos exactamente como estamos; esto no implica que debamos tomar una actitud desapegada de nuestros sentimientos y emociones como si fuésemos espectadores, observando desde fuera. Estaremos experimentando nuestros sentimientos y emociones y al mismo tiempo estaremos siempre atentos, siempre observando lo que sentimos.
Tercero y último, la atención de los pensamientos: el saber lo que estamos pensando, saber donde está nuestra mente de un instante a otro. Sabemos que nuestra mente está inquieta y que se distrae fácilmente. Generalmente nuestros pensamientos están distraídos, por esta razón debemos enfocar nuestra atención en los pensamientos, debemos tratar de tener clara conciencia de lo que pensamos momento a momento. La integración horizontal se logra practicando de esta manera; por medio de esta práctica unificamos los aspectos de la conciencia, dando así origen a nuestro ser. Cuando lo logramos plenamente podemos decir que hemos desarrollado por completo nuestra conciencia reflexiva y nos hemos convertido en seres humanos verdaderos. La concentración no es sólo horizontal sino también vertical. Los aspectos conscientes deben integrarse con los aspectos inconscientes. Esto se logra por medio de un objeto de concentración, un objeto en el cual uno aprende a concentrar toda la atención y en el que se absorben las energías del inconsciente.
Los cinco obstáculos
El meditador, o aspirante, habiendo alcanzado la integración horizontal llega a un punto crucial; el punto en que deberá hacer una importante transición: desde el plano de la experiencia sensual hasta el plano del mundo de la forma mental y espiritual. Allí aparecen los denominados "cinco obstáculos", que impiden esta transición y que deberán suprimirse para poder entrar en la etapa de la absorción; dicha supresión es temporal. Los cinco obstáculos mentales son erradicados definitivamente solo con el despertar a la Realidad de las cosas.
El primer obstáculo es el deseo de experiencias sensuales a través de los cinco sentidos, es decir, el deseo de experimentar sensaciones agradables a través de la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto; especialmente sensaciones relacionadas con la comida y el sexo. Siempre que estos deseos estén inquietando la mente no será posible llevar a cabo la transición al estado de la absorción, porque la mente del meditador no puede ocuparse del objeto de concentración.
El segundo obstáculo es el odio, o sentimiento de mala voluntad y resentimiento, que surge cuando el deseo de experiencias sensuales se ve frustrado. Este sentimiento a veces está dirigido hacia el objeto del deseo.
El tercer obstáculo es el letargo y la pereza, que nos ata al plano de la conciencia ordinaria y de todos los días. Es una clase de inercia animal de mente y cuerpo.
El cuarto es el extremo opuesto del tercero, la ansiedad y el desasosiego, que se manifiesta en nuestra mente cuando ésta se contamina por la inquietud y la preocupación, que nos impiden dedicarnos a algo en concreto, quedándonos en un estado de continuo aspaviento y desasosiego.
El quinto y último obstáculo, es la duda. No es el resultado de la honesta curiosidad intelectual, sino más bien una indecisión o aún renuencia a decidirse y a comprometerse a una tarea en particular. Este estado mental proviene esencialmente de la falta de fe, la falta de confianza, el rechazo a admitir que existen estados mentales superiores que el ser humano puede alcanzar.
Estos son los cinco obstáculos que deben ser combatidos y eliminados para poder concentrarnos, en nuestra preparación para entrar al estado de absorción. Para la mente que se encuentra contaminada por los cinco obstáculos, hay cinco analogías o símiles tradicionales, donde se compara la mente con el agua en diferentes estados. La mente contaminada por el deseo de experiencias sensuales, es comparada con agua a la que se le han agregado colorantes, es bonita tal vez pero ha perdido su pureza y trasparencia. Una menta contaminada por el odio es comparada con el agua hirviendo. Una mente contaminada por la pereza y el letargo se dice que es como agua estancada llena de algas. Una mente contaminada por la ansiedad y el desasosiego es como agua abatida por el viento, o por una tormenta, con olas inmensas en turbulencia. Finalmente, una mente contaminada por la duda y la indecisión es como el agua llena de barro.
Cuando se suprimen estos cinco obstáculos la mente consciente llega a ser como el agua pura, fresca y cristalina. En este estado de calma la mente está lista para concentrarse. Los objetos de concentración son de muchas clases, aún dentro de la misma tradición budista. Algunos son simples y ordinarios, otros son complejos y extraordinarios; algunos son objetos ordinarios de cada día, mientras que otros son más raros y peculiares. Por ejemplo, la respiración es un objeto de concentración y existen varias técnicas que consisten en desarrollar la atención o el seguimiento de la respiración. Otro objeto de concentración, muy importante por cierto, es el sonido, especialmente el sonido sagrado que se conoce con el nombre de mantra. O podemos tomar como objeto de concentración un disco de color brillante y puro, rojo, verde, azul, etcétera, de acuerdo con nuestro temperamento.
También podemos tomar como objeto de concentración un pedazo de hueso humano, preferiblemente grande. Otra alternativa es tomar una idea para concentrarnos en ella; por ejemplo, podríamos tomar alguna virtud en particular, como puede ser la generosidad. Incluso podemos usar objetos tan ordinarios y mundanos como la llama de una vela. Podemos concentrarnos en los diferentes centros psíquicos de nuestro cuerpo, o en una imagen mental del Buda, un gran Bodhisattva, un gran maestro. Usar cualquiera de estos objetos, ya sea la respiración, un mantra, una llama, una imagen del Buda, etcétera, nuestra mente puede llegar a absorberse de una forma profunda, logrando alcanzar el estado de absorción. No es necesario usar todos y cada uno de los objetos de concentración mencionados, aunque es posible encontrar sistemas de meditación tradicionales que los combinan secuencialmente; también pueden combinárseles con métodos indirectos para elevar el nivel de conciencia, como pueden ser los rituales y cantos.
Si procedemos de esta manera, es decir, si integramos la mente consciente con la mente inconsciente, si vencemos los obstáculos mentales, si tomamos uno o varios objetos de concentración y si nuestras energías más profundas comienzan a fluir con mayor fuerza, hacia el objeto de concentración, experimentaremos un gran cambio: nuestro nivel de conciencia empezará a elevarse, yendo del plano del mundo de la experiencia sensual al plano de la forma espiritual y mental. En otras palabras, estaremos pasando de la primera a la segunda etapa de meditación; estaremos pasando de la meditación, en el sentido de concentración, a la meditación en el sentido de absorción.
La Etapa de la Absorción
La segunda etapa de la meditación es la absorción, dividida a su vez en cuatro niveles, a través de los cuales continua el proceso de la integración que ya había comenzado en la etapa anterior.
En el proceso de absorción, la mente consciente purificada se integra con la superconsciente, y las energías de la mente superconsciente, puramente espirituales, comienzan a fluir. La absorción representa el proceso de unificación de la mente hacia niveles de conciencia superiores, en niveles de ser cada vez más elevados. A medida que este proceso se lleva a cabo se transforman gradualmente en estados y funciones superiores. Todavía existe un poquito de actividad mental en este primer nivel. Todavía nos encontraremos pensando de forma muy sutil en cosas mundanas, incluso la meditación que estamos realizando. A partir del segundo nivel de absorción desaparece por completo este tipo de actividad mental y el pensamiento. Tal vez muchos imaginarán que al no pensar uno se vuelve inerte, como si estuviera muerto, pero no es así. Podemos incluso decir que, debido a que no estamos pensando, nuestra conciencia se vuelve más clara y brillante, más radiante que nunca. Pero a partir del segundo nivel de absorción, no hay pensamiento; podemos tratar de apreciar que la experiencia de estos niveles no tienen un origen analítico, ni intelectual, sino que proceden de imágenes y símbolos.
Es posible lograr esto utilizando las cuatro símiles tradicionales, que el Buda usó para ilustrar los cuatro niveles de absorción.
El primer nivel lo compara con el jabón en polvo mezclado completamente con agua. El Buda nos pide que imaginemos como una persona toma el jabón y un poco de agua, mezclándolos de tal manera que quedan totalmente absorbidos uno en el otro, formando una mezcla homogénea perfecta. No sobrará ni una gota de agua, ni habrá un solo grano de jabón que no se haya saturado de agua. Así es el primer estado de absorción, de acuerdo con el Buda. En este estado el cuerpo psicofísico queda lleno de felicidad, éxtasis, alegría y, al mismo tiempo, todos estos sentimientos estarán perfectamente equilibrados; todo está en calma, estable y firme: la concentración se convierte en algo natural y espontáneo.
Para describir el segundo nivel de absorción, el Buda nos pide que imaginemos un gran lago de aguas tranquilas y puras. Este lago se abastece de una fuente subterránea, de tal modo que hay un continuo flujo de agua pura que emerge desde las grandes profundidades; así es el segundo estado de absorción. Se encuentra en calma, claro tranquilo, puro, transparente, pero desde niveles aún más profundos emerge algo más puro, aún más maravilloso, burbujeando continuamente. Este es el componente espiritual, la conciencia superior, que nos inspira.
El Buda nos dice que el tercer nivel de absorción es como el mismo lago, el mismo componente acuático, solo que esta vez contiene innumerables flores de loto. Estas flores de loto se encuentran completamente sumergidas en las aguas puras del lago. Del mismo modo, en el tercer nivel de absorción, se puede decir que nos encontramos completamente sumergidos en esta conciencia espiritual, empapados de esa conciencia superior. Estamos saturados por dentro y rodeados por ella desde fuera; así es el tercer nivel de absorción.
En el caso del cuarto nivel de absorción, el Buda nos pide que imaginemos un hombre que, en un día caluroso, acaba de tomar un baño. Al haberse lavado bien, se envuelve con una sábana blanca, de modo que queda completamente cubierto de pies a cabeza. Así, nos dice el Buda, es el cuarto nivel de absorción. Estamos protegidos por esa conciencia superior del contacto y de la influencia de esos estados inferiores. Es como si estuviésemos rodeados de un aura poderosa; no es que podamos sumergirnos en este estado, sino más bien que este estado desciende sobre nosotros y nos envuelve. Además comienza a emanar radiaciones, de tal manera que crea un cuerpo meditativo a nuestro alrededor. En este estado no seremos afectados con facilidad, sin embargo podremos influir y afectar a otros.
Estos son los cuatro niveles de absorción; si queremos recordarlos y adquirir cierta identificación imaginativa de las experiencias descritas, tal vez sería mejor que usáramos las cuatro símiles que nos ha brindado el Buda. Al haber atravesado, por lo menos imaginariamente, estos cuatro niveles de absorción, podemos pasar ahora a la tercera etapa de la meditación.
La Etapa de la Visión Clara
Es la visión o comprensión clara de la naturaleza real de las cosas; en la terminología budista tradicional se dice que es la visión de las cosas como son realmente. En otras palabras, usando un lenguaje más abstracto y filosófico, es la comprensión directa de la Realidad misma. Incluso podría decirse que esto es lo que la palabra meditación significa en su sentido más elevado, en términos de la visión clara. Tal percepción se compone de dos partes. Por un lado es la comprensión de todo lo condicionado, del mundo o todo lo transitorio, etcétera, y también es la comprensión de lo Incondicionado, lo que trasciende al mundo, lo Absoluto, lo Ultimo.
La visión de lo condicionado consiste en tres aspectos: Primero comprendemos que todas las cosas condicionadas y mundanas, por naturaleza propia, no pueden ofrecernos satisfacción real o duradera. Debemos buscar la satisfacción en otra parte; segundo, comprendemos que todo lo mundano, lo condicionado, lo transitorio es perecedero, y que por lo tanto no podemos poseerlo para siempre; tercero y último, comprendemos que lo condicionado solo existe en un nivel relativo y no en uno absoluto; no posee una realidad permanente última. Entonces, la Visión Clara en lo Trascendental consiste, de acuerdo con una de las tantas formulaciones, en los "cinco conocimientos" o las "cinco sabidurías". Estos conocimientos no lo son en un sentido ordinario, sino que van más allá de la esfera intelectual.
El primero puede describirse como "el conocimiento de la totalidad de las cosas", no tanto como la suma de las diferentes partes sino en su sentido más profundo, a la luz de su principio unificador. Luego tenemos el conocimiento de todas las cosas mundanas y trascendentales sin un rastro de distorsión subjetiva. A este conocimiento a veces se le conoce como "el conocimiento similar a un espejo", denominado de esta manera porque refleja todo lo que se le presenta tal y como es, sin subjetividad, ni prejuicio, sin oscurecer la realidad.
En tercer lugar, está el conocimiento de las cosas en su absoluta igualdad e identidad, viendo una misma Mente en todo y una misma Realidad -Shunyata-.
En cuarto lugar, está el conocimiento de las cosas en su particularidad y su diversidad; la igualdad absoluta no borra la diversidad absoluta, ni impone desequilibrios, vemos a las cosas en su unidad absoluta. Finalmente tenemos el conocimiento de lo que hay que hacer para el beneficio espiritual de otros seres vivientes.





Capítulo 3.
El Significado de la Comunidad Espiritual
En el primer capítulo hablamos de algo muy sublime, nada menos que del Ideal de la Iluminación Humana. En el segundo capítulo hablamos de experiencias bastante avanzadas, bastante elevadas, experiencias a las que tal vez no tienen acceso todos, por lo menos no por el momento. Pero en este tercer capítulo, hablaremos de algo muy práctico, algo que puede ser relevante para cualquier persona. En esta parte hablaremos del significado de la comunidad espiritual y esto lo haremos simplemente a través de las siguientes preguntas: ¿Quiénes son los miembros de la comunidad espiritual? ¿Dónde podemos encontrar la comunidad espiritual? Y ¿qué es lo que hacen los miembros de la comunidad espiritual para sí mismos y para el mundo?
Antes de responder estas preguntas quisiera aclarar un posible malentendido acerca de la palabra espiritual. Hablamos de la comunidad "espiritual", la vida espiritual y la práctica espiritual, pero surge la pregunta ¿qué queremos decir con la palabra espiritual? Esta palabra se usa muy a menudo y tal vez con significados diferentes; algunas veces se usa en un sentido poco preciso y hasta vago, para disfrazar una pobreza general del pensamiento, o para expresar un sentimiento de inspiración muy vago. Por esta razón es necesario que aclaremos el sentido auténtico del término.
El uso que yo le doy al término, se puede contrastar tanto con lo psicológico como con lo mundano. Lo psicológico, dentro de este contexto, señala aquello que pertenece a estados mentales en general, incluyendo procesos y funciones mentales. Lo espiritual, más específicamente, habla de lo que se conoce como estados mentales diestros.
Ahora bien, esto nos lleva a preguntar ¿qué se quiere decir con el término diestro? Después de todo este término es bastante común en la literatura budista; de hecho la palabra diestro con su opuesto, torpe, conforman un área muy importante en todo el campo de la psicología y la ética budistas. El término torpe aquí está asociado con la ignorancia, el odio y la avaricia; mientras que el término diestro denota la ausencia de la ignorancia, el odio y la avaricia. Si lo expresamos de una forma más positiva, podemos decir que los estados mentales diestros son aquellos que se encuentran asociados con la tranquilidad y la satisfacción mental, la amistad, el amor y la sabiduría.
Se puede notar que en la literatura budista no se habla de "bueno" y "malo"; no se usan palabras como "pecado" o "vicio" como en el cristianismo. Cuando habla con precisión, usando sus propios conceptos filosóficos, lo hace en términos de lo que es diestro y de lo que es torpe. Este enfoque sugiere varios aspectos importantes; por ejemplo, que las buenas intenciones no bastan, que la "buena vida" debe incluir sabiduría y claridad mental. Por lo tanto, en el budismo no encontramos la figura del "Santo Tonto"; en el budismo esto sería una contradicción. El uso de la palabra perspicacia, también sugiere que si caemos en su opuesto, en la torpeza, nos enfrentamos con dificultades e incluso con sufrimiento; de la misma forma que cuando no sabemos usar un cuchillo, terminamos cortándonos.
Los tres vocablos: avaricia, odio e ignorancia, son traducciones de los términos originales en pali y sánscrito, las lenguas originales de la India, sin embargo, no nos dan una idea clara del significado real de los términos originales. Una fuente tibetana puede darnos una descripción más extensa y detallada. Según esta fuente, la avaricia es el deseo vehemente de poseer objetos sensuales agradables, tratando de incluirlos en nuestra identidad del yo, con la esperanza de obtener una sensación de seguridad al formar parte de nuestro yo. El odio se define como el rechazo basado en el temor y la cólera que nos conduce a separarnos de objetos que nos resultan desagradables, tratando de excluirlos de nuestro ego, con la esperanza de obtener una sensación de seguridad. Finalmente, la ignorancia se define como la insistencia en no entender cualquier cosa que parece amenazar nuestra identidad, ya que representa un peligro para nuestra seguridad; creemos que al permanecer ignorantes preservaremos cierta sensación de seguridad. Estas tres definiciones, aunque han sido resumidas, son bastante importantes y tienen un gran alcance.
Con la ayuda de estas tres definiciones, podemos comenzar a entender lo que es la comunidad espiritual. Una comunidad espiritual es aquella que fomenta en sus miembros el desarrollo de estados mentales positivos, diestros, considerados el mejor ideal posible para todo ser humano, en lugar de estados mentales negativos, torpes.
Asimismo, la vida espiritual es una vida dedicada al desarrollo de estados mentales diestros en el sentido más sublime; es una vida enteramente basada en el desarrollo y la expresión de estados mentales diestros, de paz y satisfacción mental, amistad y sabiduría. La práctica espiritual constituye así, cualquier método o ejercicio, cualquier observancia que conduce a erradicar estados mentales torpes y a desarrollar estados mentales diestros.
Esta distinción entre estados mentales diestros y torpes puede servirnos de base para diferenciar varios niveles de experiencia. En primer lugar, existe un nivel de conciencia en donde solo encontramos estados mentales torpes; en segundo lugar, existe un nivel de conciencia en donde solo encontramos estados mentales diestros; y tercero, existe un nivel de conciencia en donde encontramos una mezcla de ambos. Además puede verse que estos tres niveles de conciencia corresponden con los tres planos de la existencia. Así, en orden ascendente, tenemos primero lo que podemos llamar el plano mundano; este es el plano de la existencia donde los seres están motivados total o parcialmente, por pensamientos de avaricia, odio e ignorancia. Es un estado en el que los seres actúan con torpeza, es decir, causan daño a otros seres, toman lo que no les pertenece, dan expresión a deseos sexuales de explotación, hablan falsedades, con malicia y crueldad, van creando discordia entre la gente, hablando sin sentido y estableciendo diálogos frívolos e inútiles. Este es pues, el plano de la vida mundana.
El plano donde encontramos una mezcla de estados mentales diestros y torpes es el plano de conflicto, de lucha y de esfuerzo. Es el plano donde los estados diestros y torpes están más o menos en equilibrio. En este encontramos a las personas que se han embarcado en la vida espiritual, aquellos que han empezado a tratar de evolucionar. De la misma forma que un anfibio es una criatura que vive parte del tiempo en el agua y parte en la tierra, las personas que se encuentran en este plano mixto, son anfibios en un sentido espiritual. Estas personas a veces se comportan de una forma bastante mundana y a veces de una manera bastante espiritual.
En tercer lugar está el plano espiritual. En este plano los seres están motivados exclusivamente por pensamientos diestros: motivados por la fe, la energía y la compasión, por la felicidad y la lucidez de conciencia. En este plano las acciones son generosas y puras, se dice la verdad de una forma afectuosa y amable, se promueve la armonía y la concordia, y todo aquel que escucha se beneficia.
Como puede haberse notado a lo largo de este libro, el budismo habla de cuatro niveles de conciencia: la conciencia asociada con el plano de la experiencia sensual, la conciencia asociada con el plano de las formas mentales y espirituales, la conciencia asociada con el plano de la no forma y, finalmente, la conciencia asociada con el camino trascendental y con el Nirvana. Lo que aquí hemos llamado el "mundo", corresponde entonces al plano de la experiencia sensual, y lo que hemos llamado el plano espiritual corresponde al plano de la forma mental y espiritual, junto con el plano de la no-forma. A veces la palabra espiritual se usa de tal manera que incluye en su significado el plano Trascendental, pero yo prefiero mantener una distinción clara entre lo espiritual y lo Trascendental.
Si vivir en el mundo significa estar motivados por pensamientos torpes, hablar palabras torpes y actuar torpemente; y si la vida espiritual consiste en la erradicación progresiva de estados mentales torpes, el desarrollo de estados mentales diestros, y finalmente en sentirnos completamente motivados por tales estados, entonces está claro, que cuanto más nos dediquemos a la vida espiritual, menos viviremos en el mundo. Esta separación, este abandono del mundo, puede ser solo mental, sin embargo también puede estar acompañado de la separación física. La gente a veces pregona que disociarse de algo a un nivel mental, y que el disociarse física y verbalmente no es importante, sin embargo, muy a menudo no sabemos si nos hemos disociado realmente de algo hasta que nos hemos separado materialmente de ello. En el budismo esta separación material del mundo se conoce tradicionalmente como "Ir hacia Delante"; la renuncia de la vida hogareña a cambio de la vida errante. Esta consiste esencialmente en abandonar las actitudes mundanas, los estados mentales torpes. Pero esta no es una tarea fácil, sobre todo si la gente que nos rodea está inmersa y da rienda suelta a tales estados mentales, dándole expresión a través de palabras y acciones torpes, y aún más, esperando que uno lo haga también. Así que surgen tensiones y conflictos, en tanto que nosotros estamos tratando de cultivar y desarrollar pensamientos diestros, otros están dejándose llevar por pensamientos torpes, hasta que un día, o una noche, decidimos que no podemos tolerar más dicha tensión. Decidimos liberarnos de esa tensión, de ese conflicto, queremos ser libres para valernos por nuestros propios medios, libres para desarrollarnos a nuestra manera, diestramente, así que dejamos todo, nos marchamos, vamos hacia delante.
En la tradición budista tenemos un ejemplo clásico de este Ir a solas hacia Delante. Esto es lo que se conoce como el acto de Ir hacia Delante del Buda mismo. Si conocemos, por lo menos a grandes rasgos la historia del Buda, sabremos que Sidarta, como él se llamaba entonces, nació dentro de la orgullosa tribu guerrera de los Shakyas. Al provenir de una familia rica y aristocrática, se encontraba en la privilegiada posición de satisfacer cualquier deseo que pudiera tener. Tenía todo cuanto pudiera desear y que el mundo pudiera ofrecer: salud, juventud, fuerza, riquezas, posición social o educación. Contaba con muchas diversiones, amigos y un extenso círculo social; también contaba con una esposa y un hijo. Pero a pesar de que tenía todo, su familia no le podía dar lo que el más anhelaba. Y aunque él quizás no lo sabía a esas alturas, lo que realmente quería era algo espiritual, algo Trascendental; por consecuencia sentía que la vida mundana le oprimía cada vez más, y así un día, decidió dejarlo todo.
Esperó que llegara la noche, cuando todos se encontraban dormidos montó su caballo favorito y se marchó, dejando atrás su palacio, su hogar. Se dice que estaba acompañado de un sirviente fiel que iba corriendo al lado del caballo. Sidarta cabalgó hasta que amaneció y llego a la orilla de un río, que marcaba la frontera del territorio de su padre. Entonces desmontó, se corto el cabello y se afeitó con su espada, intercambiando su atuendo con un pordiosero que pasaba por allí. Finalmente mandó a su caballo y al sirviente de regreso a casa y continuó su camino a solas. Y esto es lo que se conoce como el "Ir Hacia Delante", en este caso de Sidarta, que posteriormente se convirtió en el Buda. También se le conoce como la "Gran Renunciación", y para los budistas este es el clásico ejemplo de acto de Ir hacia Delante, no solamente de una forma mental, sino también en un sentido textual, con el cuerpo, el habla y la mente. Incluso se podría decir que el acto de Ir hacia Delante del Buda es el arquetipo del Ir hacia Delante. Después de todo, Sidarta no es el único que ha Ido hacia Delante, sino que mucha gente lo hizo en los tiempos del Buda y en todos los períodos de la historia; no solo en el pasado, sino también en el presente. Quizás por el simple hecho de estar leyendo este libro también estamos Yendo hacia Delante -no en un sentido literal, sino mentalmente: Ir hacia Delante dejando atrás algunas de nuestras actitudes mundanas, algunas de nuestras formas convencionales de pensar, y dejando atrás ciertas actitudes colectivas.
¿Pero qué sucede cuando Vamos hacia Delante? Muy a menudo, por supuesto, no pasa nada. Muy a menudo simplemente continuamos Yendo hacia Delante de una forma indefinida, permaneciendo a solas. Sin embargo si somos "afortunados", algo pasa: empezamos a conocer a otros que han Ido hacia Delante, en la forma en que nosotros lo hemos hecho. Más aún, la gente que empezamos a conocer no es solo gente que ha dejado cosas atrás, sino que al Ir hacia Delante se ha comprometido a seguir un camino espiritual, e incluso comprometido con lo Trascendental. En otras palabras hemos encontrado en este momento la Comunidad Espiritual.
Podemos estar pensando ahora que nos ha llevado mucho tiempo llegar al punto de la Comunidad Espiritual; sin embargo esto es lo que generalmente sucede en la práctica. Sidarta mismo, nunca se encontró con la comunidad espiritual; por lo menos no durante su período de Ir hacia Delante. Tuvo que formar una después de alcanzar la Iluminación. Sin embargo nosotros somos mucho más afortunados, ya que contamos con la oportunidad de encontrar una Comunidad Espiritual; ¿pero qué es la Comunidad Espiritual?
¿Quiénes son los miembros de la Comunidad Espiritual?
Brevemente podemos decir que los miembros de la Comunidad Espiritual son individuos que han Ido al Refugio. Son individuos que se han comprometido a lo que se conoce como "Las Tres Joyas". Antes de decir más acerca de las Tres Joyas, me gustaría explorar el término "individuo". Los individuos en la Comunidad Espiritual son personas que han tomado una decisión de una forma individual e independiente. Han aceptado la responsabilidad de su propia vida y han decidido que quieren desarrollarse y crecer como seres humanos. Por lo tanto, la Comunidad Espiritual no es un grupo en el sentido común y corriente; no es algo colectivo con una mente o alma colectiva. No posee una identidad colectiva en la que uno pierde su identidad propia o en la que se sumerge. La comunidad Espiritual es una asociación voluntaria de individuos libres, que están vinculadas por su compromiso a un ideal, el ideal de las Tres Joyas.
Las Tres Joyas son, en primer lugar, el Ideal a la Iluminación Humana; en segundo lugar el Sendero a la Evolución Superior, que está constituido por el Sendero de niveles de conciencia sucesivamente más altos, desde la auto-conciencia hasta la Conciencia Absoluta; y la tercera de las Joyas es la Comunidad Espiritual misma. La Comunidad Espiritual está formado, por lo tanto, por todos aquellos que, con el objeto de alcanzar la Iluminación, se han dedicado al desarrollo de estados mentales diestros. En el sentido más elevado, la tercera Joya es lo que llamamos la Comunidad Trascendental: es la parte de la Comunidad Espiritual que no sólo ha Ido al Refugio, que no sólo ha desarrollado estados mentales diestros, sino que también ha alcanzado el nivel de la Visión Clara: que ha visto por lo menos por un momento la Realidad cara a cara. Los miembros de esta comunidad han roto las tres barreras primeras, como se les llama a éstas, y que atan al ser humano a la existencia condicionada. Los miembros de esta comunidad están dispuestos a morir con el objeto de renacer espiritualmente. Su práctica del Sendero es una entrega total, sin ningún tipo de reservas. En términos budistas más tradicionales, a las Tres Joyas se les conoce como la Joya del Buda, la Joya del Dharma y la Joya de la Sangha. Se les denomina Joyas debido a que, hasta tiempos recientes, las joyas han representado lo más valioso entre los objetos materiales. De esta forma las Tres Joyas representan lo más valioso en un sentido espiritual; representan los más altos valores de la existencia humana.
En términos más concretos, los miembros de la Comunidad Espiritual son todos aquellos que han recibido la ordenación, usando esta palabra de una forma provisional. Sus miembros se han comprometido a las Tres Joyas, por medio de la mente, el habla y el cuerpo, de una manera completa, con todo su ser. Incluso este compromiso ha sido reconocido por los miembros de la Comunidad Espiritual, especialmente por un miembro experimentado. Se han comprometido a la observación de ciertos preceptos morales. Los miembros de la Comunidad Espiritual, en este sentido, pueden ser de cualquier edad, jóvenes o mayores, hombres o mujeres, con estudios avanzados o sin ellos. Pueden ser personas que estén viviendo en casa con su familia, o puede que hayan Ido hacia Delante en un sentido literal. Pueden ser personas laicas o estar siguiendo un estilo de vida monástico. Y pueden encontrarse en diferentes niveles de desarrollo espiritual, sin embargo, todos ellos habrán Ido al Refugio comprometiéndose a las Tres Joyas, pasando a ser así todos, de igual manera, miembros de la Comunidad Espiritual.
¿Dónde se puede encontrar a la Comunidad Espiritual?
Podemos encontrarla dondequiera que haya individuos que estén Yendo al Refugio; en especial se encontrará dondequiera que dichos individuos estén en contacto personal y se estén reuniendo con regularidad. Obviamente, este contacto no es simplemente algo social, sino espiritual e incluso, podríamos decir, existencial. Donde haya miembros de la Comunidad Espiritual viviendo bajo el mismo techo estarán formando una Comunidad Espiritual residencial. Las comunidades espirituales residenciales pueden ser de varios tipos, por ejemplo, pueden ser monásticas o semi-monásticas (en lo personal no me gusta el término monástico, ya que no es una expresión budista, pero es difícil encontrar un término adecuado). La comunidad espiritual residencial, ya sea monástica o semi-monástica, puede ser una comunidad de hombres o mujeres; en cualquier caso, los miembros de la comunidad viven juntos bajo condiciones relativamente ideales: con frecuencia en un sitio tranquilo y algo apartado, dedicándose principalmente al estudio, la meditación y el desempeño de un trabajo, que generalmente toma la forma de una cooperativa.
En algunas partes del mundo budista se ha identificado a la Comunidad Espiritual con la comunidad monástica de una forma exclusiva, e incluso con la comunidad monástica en un sentido estricto. Sin embargo esto constituye un gran error; la Comunidad Espiritual está formada de todos aquellos que están Yendo al Refugio.
¿Qué hacen los miembros de la Comunidad Espiritual para sí mismos, para cada cual y para el mundo?
Para sí mismos, se puede decir que, ante todo, ellos llevan a cabo su práctica espiritual de forma individual. Continúan estudiando, meditando, haciendo un trabajo ético, observando los preceptos, por mencionar algunos ejemplos. Más específicamente, sin embargo, es más difícil explicar lo que los miembros de la Comunidad Espiritual hacen como miembros de dicha comunidad, debido a que no es algo que hacen sino algo que son. No obstante es posible decir una cosa: un miembro de la Comunidad Espiritual se ha puesto en una posición que le permite relacionarse con otros con bases puramente espirituales, o por lo menos predominantemente de este tipo; es decir, basándose en un ideal espiritual común o un compromiso espiritual común.
¿Qué significa esto? Nos encontramos con gente todo el tiempo, ya sea en nuestra casa, en un club, en un bar o donde sea; y nos relacionamos con estas personas de muchas formas diferentes. Generalmente, nos relacionamos con ellos basados en nuestras necesidades, a pesar de que éstas pueden ser mutuas. Algunas veces estas necesidades son sexuales, económicas o sociales, pero a fin de cuentas éstas siguen siendo necesidades; por lo que la relación con frecuencia es interesada, incluso mutuamente interesada. Claro está que muchas veces nos cuesta trabajo admitir esto, o admitir lo que realmente queremos de las otras personas. En ocasiones ni siquiera somos conscientes de lo que realmente estamos buscando. Esto significa que con demasiada frecuencia nuestras relaciones con otros son deshonestas, o por lo menos confusas. Significa que dan lugar a malentendidos mutuos y justificaciones.
Por otra parte, dentro de la Comunidad Espiritual no nos relacionamos con los demás de este modo. Dentro de la Comunidad Espiritual se propicia una situación en la que todos queremos desarrollarnos espiritualmente, ya que todos estamos Yendo al Refugio. Por lo tanto nos relacionamos basándonos en nuestro compromiso e ideal comunes; nos relacionamos basándonos en nuestro interés común más elevado. Si nos relacionamos con otros de esta manera entonces los experimentamos de una manera diferente: los percibimos como seres espirituales. Debido a que vivenciamos a otros como seres espirituales, nos experimentamos a nosotros mismos como seres espirituales también. De esta forma se acelera el paso del desarrollo espiritual y nos experimentamos a nosotros mismos de una manera más auténtica y más intensa.
En términos más coloquiales, dentro de la Comunidad Espiritual podemos manifestarnos como somos en nuestro estado más positivo y virtuoso. Con frecuencia, cuando se habla de "ser uno mismo", se está haciendo referencia a ello en el sentido de ser uno mismo en sus peores aspectos; se refiere a mostrar el lado nuestro que no queremos reconocer. Sin embargo el ser uno mismo puede significar mostrar lo mejor de sí. Dentro de la Comunidad Espiritual podemos mostrar este lado, y si es necesario nuestro peor lado también, pero podemos ser nosotros mismos por completo y de una manera perfecta.
En el contexto de la vida común y corriente esto ocurre en pocas ocasiones, como todos sabemos. E incluso ni siquiera llega a suceder con las personas más cercanas a nosotros y con los que queremos más: con nuestro padre y madre, con nuestro esposo y esposa, con nuestros amigos. En ocasiones no podemos realmente ser nosotros mismos con relación a ciertos temas. Mucha gente pasa su vida sin poder ser ella misma con nadie, de una manera continua y completa, por lo que halla difícil experimentarse tal y como es.
Dentro de la Comunidad Espiritual podemos ser nosotros mismos con muchas personas. Podemos estar con cinco, seis, diez o doce personas, siendo nosotros mismos -y quizás con hasta cuarenta, cincuenta o sesenta personas presentes-. Para la mayoría de la gente esto es inaudito, sin embargo sucede dentro de la comunidad espiritual, ya que en ella nos relacionamos con los demás partiendo de lo mejor de nosotros mismos.
Por lo tanto, dentro de la comunidad espiritual experimentamos un gran alivio y un gran gozo; sin tener que ocultarnos. Podemos ser nosotros mismos con otros que están siendo ellos mismos también; hay una claridad completa entre la gente sin tener que preocuparnos de malentendidos. En una situación como ésta, es natural que nos desarrollamos más rápidamente de lo que sería posible de otra manera. Entonces, por el simple hecho de ser miembros de la Comunidad Espiritual logramos hacer bastante por nosotros mismos; podemos hacer esto al ser miembros activos de ella, ya que no hay miembros de ningún otro tipo.
¿Qué hacen los miembros para cada cual? Se ayudan unos a otros en todas las formas posibles; se ayudan unos a otros en un nivel espiritual, en un sentido psicológico, económico e incluso en asuntos relacionados con la vida diaria. Voy a mencionar dos formas en las que se ayudan entre sí los miembros de la comunidad espiritual que son de particular relevancia.
He dicho que dentro de la comunidad espiritual nos relacionamos sobre la base de nuestro compromiso e ideal comunes; pero esto no siempre es fácil. Mucha gente se une a la comunidad espiritual; gente que cuenta con antecedentes históricos muy diferentes, con distintas personalidades y formas de ver la vida. Hallamos que es fácil llevarnos bien con algunos de ellos mientras que con otros no es tan fácil. Incluso llegamos a descubrir, con horror, que hay ciertas personas en la comunidad espiritual que nos disgustan. ¿Qué hacemos en tales circunstancias? No queremos irnos de la comunidad espiritual ni tampoco podemos pedirles a estas personas que se vayan; lo único que podemos hacer es trabajar unidos en nuestras dificultades. Tenemos que reconocer que lo que tenemos en común es mucho más importante que lo que tenemos en contra; y tenemos que aprender, algunas veces en forma dolorosa a relacionarnos con ellos basándose en lo que tenemos en común. De esta manera, los miembros de la comunidad espiritual se ayudan entre sí para resolver las antipatías puramente subjetivas, así como sus limitaciones ayudándose unos a otros a relacionarse basándose en lo que tienen en común y que se encuentra en un plano más elevado.
La vida espiritual no es algo fácil; no es muy sencillo erradicar pensamientos torpes y desarrollar pensamientos diestros. Algunas veces nos apetece darnos por vencidos y dejar todo. Incluso llegamos a sentir que es demasiado para nosotros, que es ir demasiado cuesta arriba, que hay demasiadas dificultades. Puede que sintamos ganas de irnos de la comunidad espiritual, y en ocasiones como éstas, los miembros de la comunidad se ayudan entre sí, se dan ánimos y se inspiran mutuamente. Quizás esto es lo más importante: animarse unos a otros cuando se atraviesa por dificultades y tropiezos, incluso cuando alguien se siente deprimido, como a veces sucede. Cuando pasamos por una crisis de este tipo es agradable tener cerca a miembros de la comunidad espiritual, los que de una manera sincera desean nuestro bienestar espiritual.
Finalmente ¿qué es lo que hacen los miembros de la Comunidad Espiritual por el mundo?
En primer lugar me gustaría aclarar una cuestión: los miembros de la Comunidad Espiritual no están obligados a hacer nada por el mundo. Aquí la palabra operativa es "obligados". Cualquier cosa que hagan, la harán de manera libre y voluntaria; la harán incluso como parte del proceso de su desarrollo espiritual. Dicho de otro modo, la comunidad espiritual no tiene que justificar su existencia en el mundo; no tiene que demostrar que produce mejoras sociales, económicas, que es de ayuda al gobierno de un país, o que produce beneficios en un sentido material.
En general los miembros de la Comunidad Espiritual hacen dos cosas por el mundo. Podríamos decir que es algo positivo para el mundo que la Comunidad Espiritual esté simplemente allí, que haya gente dedicada a la vida espiritual y que esté tratando de desarrollar estados mentales diestros. Es bueno porque ayuda a desarrollar una atmósfera más sana.
En segundo lugar, los miembros de la Comunidad Espiritual ayudan al mundo construyendo un puente entre el mundo y la Comunidad Espiritual o por lo menos edificando los escalones. Un equipo de cinco o más miembros de la Comunidad Espiritual se unen para conducir diversas actividades que favorecen el desarrollo de estados mentales diestros y que ayudan a la gente a evolucionar y trasladarse de un plano terrenal al plano mixto y quizás hasta del plano mixto al plano espiritual. Conducen clases de meditación, retiros, conferencias, clases de yoga, cursos de comunicación humana. Todas éstas están abiertas para todo aquel que quiere aprovecharlas.
De esta manera los miembros de la Comunidad Espiritual, aquellos individuos que se han comprometido al ideal de la Iluminación Humana, a alcanzar de niveles de conciencia más elevados y a la penetración de la verdad; ayudan al mundo a desarrollar pensamientos cada vez más diestros, emociones de amor, alegría y comprensión, conociendo por sí mismos el significado de la Comunidad Espiritual.